Capitulo 5

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Estoy caminando por una plaza,  el día está nublado y hace mucho frio. Es un poco difícil caminar contra el viento, pero el verla a ella al final de la vereda me renovó las fuerzas, y la alcance en segundos.

Al llegar a su lado, ella se voltea y me sonríe. Sus claros ojos celestes tienen un brillo hermoso cuando sonríe, son como hielo iluminado por rayos de sol. Y lleva su rubio, casi blanco, cabello atado en una trenza que reposa en su hombro izquierdo. Le beso la frente y comenzamos a caminar juntos, abrazados, hasta llegar a una casa en la cual entramos. Al entrar, ella se coloca frente a mí y con sus brazos rodea mi cuello. Empieza a hablar, y esta vez sí escucho una voz que me resulta conocida, pero no pareciera ser la voz de ella.

Jack… Jack… ¡Jack, despierta!

 

Abrí los ojos y lo primero, y único, que pude ver fue a mi hermana que estaba prácticamente encima mío, agitándome los hombros. Al verme despertar suspiro aliviada.

–Te estuve llamando por 10 minutos aproximadamente, no vuelvas a asustarme así. Creí que habías vuelto a… – volvió a suspirar – no importa, ¿Te sientes bien hoy?

Ahora que lo pensaba, nada me dolía, y solo habían pasado algunas horas, nada más. La mire y asentí con la cabeza, sorprendido.

–Dormiste un día entero, es normal en ti que te recuperes tan pronto. No entiendo cómo, ya que tus poderes van de otra cosa, pero así es.

–Genial – le conteste sonriendo.

Ella sonrió – Tu voz se escucha un poco más grave que antes –rio– Supongo que son los antecedentes de ser un adulto joven. Bueno, te vine a buscar para desayunar. Aunque no lo creas, Serena mejoro mucho en esto de la cocina. Así que cámbiate, o quédate en pijama si quieres, y baja a comer.

Meg se levanto para salir de mi habitación – Espera, ¿Por qué le dices Serena a nuestra madre?

                –Pues porque ese es su nombre – contesto entre divertida y confundida.

                –Si, ya sé que es su nombre, pero por qué no le dices “Mamá”, o ya sabes, algo más familiar y cariñoso.

                –Oh, eso, bueno supongo que desde que por su culpa te fuiste, yo me enoje con ella y pues me distancie un poco. Las cosas que ella te dijo, me molestaron mucho, y bueno tenía solo 16 años entonces, no podía irme. Supongo que ya le tome costumbre a decirle Serena, aunque sigo algo molesta.

La deje cerrar la puerta y marcharse, no quería retenerla más. Las preguntas sobre todo aquello que dicen de una pelea que no recuerdo, las hare cuando baje a comer. Ahora tenía que ocuparme de levantarme y cambiarme, decidí tomármelo con calma.

Apoye los pies descalzos en el suelo, y despacio, me levante. Me tambalee un poco, hasta que pude equilibrarme y paso a paso llegue hasta el ropero. Agarre una sudadera azul y unos pantalones, los arroje a la cama y me cambie. Tenía algunos pares de zapatillas, pero preferí quedarme descalzo, me gustaba sentir el frio en mis pies.

Lo siguiente por hacer, era salir de mi habitación y bajar las escaleras, en lo cual tarde al menos unos cinco minutos. Sentía todos los músculos raros, como duros y me molestaban un poco, aunque nada se comparaba a lo que había sentido ayer. Veía la casa, y la reconocía fácilmente, pero había cosas, recuerdos, algo que faltaba. Habían sucedido cosas aquí, hechos que no podía recordar.  

Y esperaba que mi madre y/o mi hermana pudieran darme respuestas sobre esto, ellas sabían más que yo, por más mínimo que fuera lo que me dijeran, estaba seguro que me ayudaría en algo, en lo que sea que tuviera que recordar.

Llegue al final de las escaleras, sabía de memoria el camino hacia la cocina/comedor. Me asome hacia la puerta, y allí estaban ambas. Suspire y entre, tenía la sensación de que me costaría recibir respuestas por parte de mi madre, pero que Meg sería más abierta en cuanto a darme información.

Let Her GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora