Capitulo 34 (España)

636 38 2
                                    

Estábamos en Italia en la madrugada del 27 de Enero de 1731, apenas si había dormido unas horas y ahora estaba corriendo junto a Franco. No sabía con exactitud qué era lo que había sucedido, pero Cristofori lucia realmente serio y preocupado cuando nos dijo que corriéramos. Franco no parecía saber mucho más que lo que yo ya sabía, así que nos dirigimos al taller donde Cristofori guardaba sus preciados pianos. Éste estaba en medio de Padua, muy alejado de su hogar que quedaba unos metros fuera de la población. Él nos había dicho que fuéramos ahí y luego nos quedamos esperándolo por horas, estábamos agotados de estar sentados ahí. Fue Franco quien termino revelando en voz alta las sospechas que ambos teníamos.

                –Jack, no creo que él venga...

 

España. Edad Moderna. Año 1744:

 

Hacia unos meses que había conocido a Jack, él tocaba uno de los pocos pianos que existían en un reconocido restaurante. La música que fluía de aquel instrumento me había cautivado y sin dudarlo fui a preguntarle si le interesaría tocar para mí, prometiendo darle el doble de la paga que recibía. Él lució asombrado en aquel momento pero luego aceptó y desde entonces, cada mañana, me despierto escuchando las dulces notas de aquel maravilloso instrumento. Y esta mañana no había sido diferente, e incluso ahora por la tarde antes de salir él volvió a tocar para mí.

                – ¿Le gustaría tocar? –dijo Jack interrumpiendo mi momento de concentración, mas sin dejar de tocar con delicadeza las teclas.

                –Oh no, por favor, es mejor dejarle eso a quienes saben cómo tocar. No es realmente de mi agrado quedar en ridículo –sonreí tímidamente– pero gracias por el ofrecimiento, prefiero escucharle a usted.

                – ¿Nunca has querido aprender?

                –Mi pasión por la música de piano comenzó cuando lo escuche tocando a usted, y eso no fue hace demasiado tiempo. Pero desde entonces me ha intrigado mucho el cómo sería saber utilizar esta pieza de arte.

                –Bueno, entonces no veo un motivo por el cual no debería tocar. Le enseñare si así lo desea, yo no he nacido sabiendo tocar el piano, ha sido necesaria otra persona para que pudiera aprender.

                –Me encantaría, si estás de acuerdo –conteste emocionada, y luego una pregunta apareció por mi mente– Jack, ¿quién te ha enseñado a tocar el piano? Muy pocos saben dominar este hermoso arte.

                –Bueno –dijo por fin terminando de tocar esa pieza musical que él mismo había inventado– puedo presumir con gran aprecio que he sido aprendiz del mismísimo Cristofori, él es el inventor del piano. Y de hecho, antes de fallecer,  me regalo éste, uno de sus pianos preferidos.

                –No puedo creerlo –dije pasando mi mano por la madera pintada de negro– uno de los pianos de Bartolomé Cristofori en mi hogar –luego otra pregunta surgió– Pero, entonces ¿tú no eres español?

                –No, he nacido en una parte pobre de Italia y él me encontró cuando joven, me llevó consigo para ayudarle. Y cuando cumplí los 19 años me hizo su aprendiz, ha sido casi como un padre para mí y para Franco.

Let Her GoWhere stories live. Discover now