Capítulo 2

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A veces mientras estoy rodeado de oscuridad escucho voces que me susurran, tengo que esforzarme para entender lo que dicen. Reconozco por sus voces que son dos mujeres, a veces parece que hablan entre ellas, pero también hablan conmigo. Suelo escuchar palabras sueltas, pero a veces escucho conversaciones completas. Algunas veces he escuchado la voz de un hombre, pero eso era al principio ahora ya no la escucho pero la recuerdo.

El hombre dijo una vez que podía suceder que yo nunca despertara, pero que había pequeñas posibilidades de que lo hiciera, y solo si yo luchaba por eso. Desde que llegué que quiero hacerlo pero aquí todo parece querer robarme las energías, siento el cuerpo pesado como si estuviera atado con cadenas al suelo, pero al mismo tiempo me siento liviano como si flotara en el espacio. No sé como describirlo, es la nada ¿Y cómo lucho contra la nada?

Y la verdad es que las únicas veces que me siento más cercano a despertar es cuando escucho sus voces, y cuando no están trato de recordar las veces que me han hablado. La voz de Meg, la de mi madre, siento que son mi única salvación…

–Jack, quiero que sepas que nunca dejaremos de cuidarte, pero tengo que serte sincera, hay veces en las que es un poco cansador tener que venir todos los días a cada hora para nunca verte reaccionar. Te necesito hermanito, nada es lo mismo si no estás.

–Mi niño, ya han pasado cuatro meses ¿Piensas volver alguna vez? Tu hermana te extraña mucho, y yo también. Me extraña, y a la vez me enfurece, que Elsa no se haya aparecido por aquí nunca, y ella que aseguraba amarte. Supongo que es cierto eso que dicen, son solo en estas situaciones en las que uno descubre quienes aman y están siempre de verdad.

–Sabes, he notado algo muy raro. Desde el día en el que te encontraron desmayado Elsa no fue vista por nadie, es como si se hubiera desvanecido en la nada. Y ni siquiera tenía amigas a las que les pueda preguntar si saben de su paradero, ahora es el momento en el que el que ustedes fueran tan solitarios resulta molesto. Supongo que tú debes saber algo, estoy ansiosa porque despiertes.

Al principio ellas venían a hablarme todos los días, Meg lo hacía cada vez que volvía del colegio y mi madre en sus ratos libres, ahora las escucho con menos frecuencia. Ellas ya no creen que yo vaya a despertar, quisiera saber cuánto tiempo ha pasado desde que caí en éste sueño. Yo sé que voy a despertar, aunque entendí que no puedo hacerlo cuando yo quiera, tendré que esperar a que sea el momento indicado. Y cuando lo sea me daré cuenta porque habrá algo diferente, o al menos creo que así será, pero tengo seguro que despertaré.

En algún momento, ya no recuerdo cuándo o cuánto tiempo ha pasado, mi madre me dijo que estoy en mi habitación y no en un hospital o algún lugar parecido. Me explicó que esto es porque prefirió cuidarme ella para así evitar correr el riesgo de que los médicos o enfermeras notaran las anomalías de mi cuerpo. La verdad es que a simple vista lo único que resalta de mí entre las otras personas es mi cabello, que es naturalmente blanco “como la nieve”, como solía decir mi madre. Creo que si no tuviera estos poderes, probablemente me parecería mucho más a mi hermana, aunque nuestros rasgos son muy diferentes. Es decir, seguramente compartiría con ella el cabello de color castaño y los ojos marrones, incluso puede que mi piel fuera menos pálida. Otra de mis “dudas existenciales” es la gran pregunta que siempre vuelve a mi mente,  de dónde salieron mis poderes. Mi teoría solía ser que quizás algún pariente ya muerto tuviera los mismos poderes y que entonces los heredé de ésta persona, pero si los tuvo nunca se lo contó a nadie. Se lo pregunté a mi madre, pero ella no supo responderme por eso llegué a la deducción del “gran secreto que fue guardado por ese misterioso y lejano pariente”.

Y llegando al tema de los parientes, la única familia que tengo son unos tíos y abuelos paternos. Pero al igual que mi padre, ellos prefieren no acercárseme. Del lado materno no hay nadie, mi madre nunca tuvo hermanos y sus padres fallecieron antes de que yo naciera, así que ni siquiera de niño tuve la oportunidad de conocerlos. Y si gran parte de mi propia familia me rechazaba, por obviedad la relación con las demás personas una vez que sabían de mí poder no era exactamente buena, la verdad es que solamente podía tener amigos si no sabían lo más importante de mí.

Así que nunca espero nada de nadie, sé que cualquier persona se alejará en cuanto sepa quién soy yo. Y si algún extraño alguna vez no se va corriendo sabiendo todo de mí, me sorprendería gratamente. Pero, para no vivir una vida llena de decepciones, creí mejor pensar en que nunca recibiré nada bueno de nadie y en cuanto haya una excepción podré tener un día más feliz…

Let Her GoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt