Capitulo 13

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            –Elsa amaba venir a patinar aquí, no sé que tenia de diferente este lugar para que le pareciera tan especial, a mí siempre me pareció igual a cualquier otra pista de patinaje –Meg me miro– Yo nunca faltaba a sus competencias de patinaje, menos aun cuando patinaba en pareja contigo. Era divertido verlos a ambos con trajes de patinaje.

            –Espera, ¿te refieres a esos trajes con brillos, lentejuelas y súper ajustados? –agregué aterrorizado, ella se rio.

            –Si, al principio lo hiciste de mala gana y solo porque Elsa te lo había pedido un millón de veces –Mi hermana volvió su mirada a la pista de hielo– Recuerdo su última competencia, para ese entonces tú ya disfrutabas del patinaje, y esos “horribles” trajes eran solo un pequeño precio a pagar por aquella satisfacción. Nunca te gusto usarlos, pero te veías tan relajado y feliz en esa pista junto a Elsa. Eran increíbles juntos…

Ahí comencé a recordar, nos vi a Elsa y a mí con los típicos trajes de patinaje. Ella estaba tan nerviosa que comenzó a congelar, sin darse cuenta, la botella de agua que llevaba en sus manos.

            –Eh Elsa –tome sus manos entre las mías– si los jueces saben que controlamos el agua y el hielo, nos descalificaran porque creerán que hacemos trampa –ella me miro y su rostro nervioso se transformo en uno risueño.

            – ¿Por qué tus chistes tontos me dan risa?

            –Porque tu amor es lo suficientemente fuerte como para que quieras hacerme sentir bien con mis idioteces, entonces te ríes de manera inconsciente.

            –Eso tiene bastante sentido –rió.

            –Ouch, no tienes que ser tan directa –otra tonta broma mas, con ella me volvió un idiota enamorado. Nunca me imagine a mi mismo así, y ahora… En serio la amo.

Vimos como la pareja que iba antes que nosotros salían de la pista de patinaje, y enseguida escuchamos a través de los parlantes como anunciaban nuestros nombres.

            – ¿Lista para perdernos en el hielo?

            –Si estas a mi lado, estoy lista para todo Jack –note mis mejillas apenas un poco acaloradas.

            –Y luego yo soy el romántico empedernido –dije girando mis ojos en broma.

Llegamos al borde de la pista de hielo, a un paso de entrar y nos miramos. Nosotros, al igual que todos, teníamos un “ritual” a seguir para darnos suerte. Nos miramos, la luz que se reflejaba sobre el hielo le daba un aspecto de ángel a mi hermosa novia. Juntamos nuestras manos y nos besamos, el mundo parecía detenerse entonces y aprovechamos eso para entrar a la pista.

No podíamos ver a la gente entre el público gracias a las luces que nos enfocaban, o al menos yo no prestaba la suficiente atención como para tratar de encontrar algún rostro. Escuche una música de fondo y todo empezó. Este era uno de mis momentos preferidos que compartía con Elsa, ese en el que solo estábamos nosotros dos. Ambos nos conectábamos a través de nuestro elemento, el hielo. Nos deslizábamos y dábamos saltos por toda la pista. Y para cuando quise darme cuenta, ambos ya estábamos en medio de la pista con la música ya detenida y con la gente parada aplaudiéndonos.

Saludamos y salimos patinando de la pista. Ahora solo nos esperaba escuchar los resultados de los jueces, aunque la verdad no me interesaba eso. Solo lo hacía para sentir ese inexpresable sentimiento de cuando ambos patinábamos. En cambio a Elsa si le importaba, ella quería dedicarse a esto y tendría que hacerlo porque ella es de las mejores, y no lo digo solo por ser su novio. Ella es extraordinaria en muchos sentidos.

 

No se hacia donde me dirigía, pero mis pies me guiaban por un pasillo hasta que llegue a una habitación. Meg esta vez no me siguió, busque algo aunque no sabía que con exactitud. Hasta que lo vi, colgado de la pared junto con otros cuadros, una foto de Elsa y mía mientras patinábamos en nuestra última competencia. Nuestro cuadro estaba rodeado por otros, arriba de todo había un cartel dorado con letras grabadas borroneadas por los años que llevaba allí.

            –Todos estos son los patinadores estrella que este instituto ha tenido, desde que fue fundado hace más de 100 años.

Me volteé, y una chica morocha con pecas se encontraba detrás de mí con una escoba en las manos. Sus ojos se abrieron como platos, mientras me miraba de arriba abajo.

            –No puedo creerlo, tu eres Jack ¿no es así? –Asentí extrañado– Yo fui admiradora tuya y de Elsa. Probablemente no me recuerdes, pero tenía 10 años cuando empecé a patinar aquí y ustedes dos eran mis modelos a seguir como patinadores. Hace tres años que no se aparecía ninguno de los dos por aquí, ¿puedo preguntar por qué han dejado de patinar?

            –La verdad es que no lo sé… solo, lo dejamos.

            – ¿Y Elsa, como esta ella?

            – ¿Se han separado? –ella volvió a abrir sus ojos a lo más que podían sus parpados.

            –No, solo… es difícil de explicar –volví a mirar nuestra foto, quería volver a verla.

            –Puedes llevártelo si quieres.

            – ¿Disculpa?

            –Me refiero al cuadro, si quieres llevártelo, hazlo. De todos modos pronto iban a guardar todos estos para comenzar a poner fotos de los nuevos patinadores estrella.

            –Oh, bueno, gracias –Le sonreí, y ella me devolvió la sonrisa antes de desaparecer por la puerta. Tome el cuadro y volví por el corto pasillo hasta llegar donde Meg, decidimos reanudar nuestro viaje.

Let Her GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora