Capitulo 35

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Me levante, otra vez con un fuerte dolor de cabeza pero esta vez casi insoportable. Me cambie lentamente ya que cada pequeño movimiento me hacía sentir una fuerte presión en mi cabeza, y luego fui hasta la cocina caminando muy lentamente. Para mi sorpresa me encontré con ésta vacía, y entonces noté que en toda la cabeza había un mínimo ruido, se me ocurrió que las chicas seguirían durmiendo hasta que encontré una nota sobre la mesa. Ésta era de parte de ambas, era para avisarme que habían salido a comprar ropa y que decidieron no despertarme solo para decirme eso.

Bueno, al parecer en toda la mañana estaría solo, en cierto modo lo agradecía ya que cada pequeño ruido me molestaba un infierno. Eso seguramente sería por culpa de todos los recuerdos que había tenido en tan poco tiempo, sabía que podrían causarme un dolor molesto pero nunca se me ocurrió que podría ser tan fuerte. Ya que estaba en la cocina me preparé un desayuno leve y luego de comer me fui a sentar al sillón, no tenía muchas ganas de hacer algo. Pero aparentemente no podía hacer nada con tranquilidad, ya que mi cerebro aprovechó el silencio para tratar de resolver algunas de las preguntas que tenia. Con dolor no tuve más remedio que tomarme la cabeza con las manos y aguantar a que ese repentino golpe de dolor pasara ¿así sería cada vez que recordara muchas cosas?

Una vez que el fuerte dolor pasó, dejándome con solo el molesto pequeño dolor que era por lo menos soportable, una voz pareció colarse en mi mente. Cerré los ojos pensando que un nuevo intenso dolor aparecería, pero al contrario de lo que pensaba ésta pareció calmar mi dolor, hablaba con lentitud y con una voz muy cálida. Al principio solo repitió lo único que no entendía del diario de anotaciones que había hecho Meg, “Zachary… empezó con él, termina con él… todo, normal, otra vez... almas en su lugar…”, ya me estaba cansando de escuchar eso. Entonces ella se detuvo, y cuando creí que no volvería a aparecer comenzó a repetir una frase nueva “Todas las respuestas están conmigo, en donde todo esto empezó. Vuelve al castillo”.

Abrí los ojos y casi caigo del sillón al encontrarme con esa mujer que volvía a vestir el mismo vestido de la ultima vez, ella solamente tenía sus dedos apoyados sobre mi frente. Segundos después de que la vi, retiro su mano y se alejo unos pasos. Me acomodé en el sillón, quería levantarme para estar frente a ella y no mirarla desde abajo, pero como la última vez algo me impidió levantarme. Así que decidí comenzar a hacerle mis preguntas, desde ahí, sentado en el sillón.

                – ¿Cómo te llamas? –Ella me miro sin decir nada– ¿Quién eres? –entonces sonrió y escuche lo que me pareció su voz en mi mente.

“Tu, Jack, conoces mi nombre”

–Probablemente sea así, pero no recuerdo muchas cosas porque…

“Si, ya losé, Elsa congeló tus recuerdos. Estaba frente a mí cuando lo hizo.”

– ¿Conoces a Elsa? ¿Cómo es eso de que tú estabas presente? ¿Dónde sucedió eso? –las preguntas salían una detrás de la otra con rapidez, entonces sentí como si algo se moviera en mi cerebro y en seguida volví a estar tranquilo.

“Jack, no te alteres, me sorprende como es que cada vez controlas menos los poderes de mi hija. Te espero en el catillo”

– ¿Los poderes de tu hija?

Para cuando quise darme cuenta ella ya había vuelto a desaparecer, de la misma manera que la última vez. Apenas unos segundos más tarde la puerta de entrada se abrió, y apareció Meg seguida de Anna, ambas reían y llevaban varias bolsas en las que suponía tendrían ropa y esas cosas que las chicas tanto adoran comprar. Una vez cerraron la puerta se voltearon para ir a la cocina, Meg me vio sentado en el sillón. Soltó las bolsas y corrió para ponerse frente a mí, arrodillándose puso una mano sobre mi frente.

                – ¡Jack! Estas muy pálido ¡y tu frente arde! ¿Cómo te sientes? –ahora que lo mencionaba, desde que la mujer desapareció el dolor de cabeza regreso, y aun más fuerte que antes. Me recosté en el sillón.

                –Siento que la cabeza me va a explotar en cualquier momento.

                –Iré a traerte un vaso con agua y un trapo húmedo –ella se alejo corriendo hacia la cocina, desapareciendo tras la puerta.

                –Me parece que ese dolor no es uno normal ¿no es así? –Anna se acerco a mí y se coloco en el mismo lugar que mi hermana había ocupado hace unos segundos solamente. Asentí con la cabeza.

                –Creo que es por todos estos recuerdos de mis vidas pasadas, han sido muchos en lo que creo que es poco tiempo.

                –Te avise sobre eso…

                –Si – la interrumpí– lo sé, solo que no esperé que fuera tan intenso.

Meg llego con las cosas que dijo que iba a traer, colocó el trapo húmedo sobre mi frente y dejo el vaso a mi lado.

                –Hermano, te ves terrible…

                –Gracias por el halago, yo también te quiero –agregue una corta risa, ambas rieron también.

                –Jack, ahora que lo recuerdo, estos últimos recuerdos de los que hablas no nos los has contado –agrego Anna mientras se dirigía a la cocina– así que cuando te sientas mejor quiero que cuentes todo, con lujo de detalles ¿entendido? –asentí, sonriendo, ellas hacían que me sintiera un poco mejor– Bien, ahora ¿qué te parece Meg si lo dejamos descansar? De paso podemos guardar todo lo que compramos, y luego preparar algo para el almuerzo –ella asintió con la cabeza, se levanto y volvió a desaparecer tras la puerta, ahora detrás de Anna. En seguida comencé a escuchar sus risas…

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 No tenía nada de inspiración DDDD: en fin, pronto viene “lo bueno” jajaja gracias por leer :) 

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