Capitulo 8

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Anna… Anna… si, definitivamente ese nombre me sonaba. La voz de Meg, a pesar de estar enfrente, se sentía lejana. Nuevas voces las reemplazaban, primero como palabras sueltas y luego como frases completas…

“…reencarnar…”

“…siglos…”

“…padres…”

“…resolverlo…”

El dolor de cabeza se hizo más fuerte, casi insoportable, sentía como si se me estrujara el cerebro en busca de algo. Y de golpe, escenas e imágenes pasaron frente a mis ojos a gran velocidad, una tras otra sin sentido, sin llegar a ver nada de ellas; hasta que una de ellas se detuvo frente a mí, y transcurrió como un video.

Me encontraba en una habitación algo pequeña pero cálida, con un hogar con leña encendida y todo. La habitación era un poco anticuada, pero era relajante. Las paredes y el piso parecían ser de madera, aunque no lo eran. Frente al fuego había un sillón individual, en donde yo estaba sentado, con Elsa sobre mis piernas. Ella apoyaba su cabeza sobre mi pecho, parecía estar agotada, casi al punto de quedarse dormida en segundos. Se veía hermosa, la luz del fuego le daba un tono casi dorado a su pálida piel. Mis brazos descansaban alrededor de su cintura, en forma de abrazo. M estaba quedando dormido, pero Elsa me despabilo con su voz.

                –Anna, esta por bajar las escaleras, y se dirige hacia aquí.

                –Entonces, ¿ella es tu hermana? –ella asintió con la cabeza, algo adormilada– ¿Tengo que preocuparme por eso? ¿Es de esas mujeres locas que odian a todos los novios de sus hermanas? –dije mirando su rostro lo más que podía, mientras sonreía por la broma. Ella rio y me miro.

            –Tranquilo Jack, te prometo que no será como Eyleen.

Me la quede observando embobado, su risa siempre me relajaba y amaba la forma en que se formaban “arruguitas” alrededor de sus ojos y en su nariz.

            –Jack, deja de mirarme así –dijo ella sonriendo.

                – ¿Así, cómo?

            –Así, como estas ahora. Mirándome como si yo fuera un pedazo de pastel –me reí con fuerza ante el comentario, y la di un corto beso.

De fondo se escucho un carraspeo, cuando miramos nos encontramos con una chica pelirroja mirando en nuestra dirección. Ella está apoyada de costado contra el marco de la puerta.

            – ¿Interrumpo algo? –añadió ella con una sonrisa de costado. Elsa sonrió al verla y se acomodo para quedar de frente a su hermana, aun sentada sobre mí.

            –Nada hermanita, nada –le contesto Elsa riendo– este es mi novio Jack, y Jack ella es mi hermana Anna. Al igual que sucede contigo y Meg, ella puede hablarme telepáticamente.

            –Y no olvides mencionar mi poder sobre las mentes.

            –A eso iba Anna, no me apresures.

            –Lo siento –dijo con una risita de niña.

            –Bien, te decía. Ella puede ver cosas los recuerdos olvidados de las personas, claro, solo si uno quiere. Pero para entenderlos bien, debe descansar un rato, una mente relajada trabaja mejor.

            –Bueno –dije mirando a Anna, que parecía inspeccionarme para descubrir qué clase de persona era– un gusto conocerte, “cuñada”.

            –Igualmente, Jack –ella suspiro y su sonrisa desapareció– ahora vayamos al tema serio –ella nos miro y ambos, Elsa y yo, asentimos con la cabeza para que siguiera– Bien, Elsa, en ti vi infinitos recuerdos guardados, estaría una vida para descubrirlos todos. Pero trate de ir a los más antiguos, y parece que esto es porque de alguna manera es como si nunca hubieras muerto. Ni tú ni Jack.

            –Pero eso es imposible –interrumpí confundido y con el ceño fruncido.

            –No del todo, cuando ocurre la reencarnación. Los nuevos cuerpos guardan los recuerdos de la vida pasada, pero lo más raro es que ustedes no reencarnan en distintos cuerpos. Si no que siempre tienen el mismo cuerpo, es decir, así como se ven ahora se veían hace décadas, siglos, son siempre iguales. Y eso no es todo, aparentemente no tienen padres. En realidad tienen, pero ellos fallecieron antes de que ustedes tuvieran su primera reencarnación.

            – ¿Y tú y Meg? ¿Por qué no tienen estos recuerdos?

            –No lo sé, intuyo que será porque es como si nuestra alma reencarnara, pero no nuestra memoria.

            –Anna, ¿estás segura de esto? Es decir, esto de reencarnar… ¿Y se supone que hace siglos que no tenemos padres? –Elsa parecía no creer lo que su hermana le decía, de hecho yo tampoco podía creerlo.

            –Se que todo esto es raro, no entiendo cómo puede pasar, pero tienes muchas vidas en tu memoria, no puedo encontrar las respuestas tan fácilmente. Sabes que normalmente me cuesta con alguien normal, esto es casi imposible.

            –Pues tendremos que hacer lo posible por encontrar respuestas, quizás si sigues investigando un poco más podremos dar con algo con lo cual investigar ahora. Tenemos que resolver esto, estoy segura que estamos muy cerca de resolverlo –la voz de Elsa parecía ir apagándose poco a poco– se que tenemos lo que necesitamos saber muy cerca. Así podremos terminar con…

El dolor se fue, me frote un poco más la cabeza, pero esta vez por la confusión que sentía. Tanta información por asimilar en tan poco tiempo.

                – ¿Recordaste algo? –Meg seguía en la habitación frente a mí.

                –Si, pero parece que con las respuestas vienen más preguntas. Siento que cada vez entiendo menos.

            –Capaz Anna pueda ayudarte, ella debe de saber algo.

¡Eso! Solo tenía que saber donde estaba Anna, ir con ella y me podría explicar que era lo que buscaba Elsa, que pasaba, quizás ella sepa dónde está su hermana. El problema era saber donde podía estar…

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