Amor

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Me subí al auto con la adrenalina corriendo por mi cuerpo por lo clandestino y mágico que era ese amor, parecía todo sacado de una película de Hollywood y lo más impresionante es que era una realidad no era un sueño, mi presente era ahí con ella.

-¿Te hice esperar mucho?.- pregunté con una sonrisa en mi rostro mientras con una mano me acariciaba el cabello y con otra prendía el auto.
-Por ti esperaría lo que fuera necesario.- dijo Vero sonriendo y viéndome a los ojos con la misma chispa de antes.

Las dos teníamos unas inmensas ganas de darnos un beso, primero ví sus labios y me acerqué, no me importaba que me estuviera encajando en las costillas la palanca de velocidades, solo quería estar cerca de ella.

-Espera.- dijo ella separándose antes de que pudiésemos sellar nuestros labios.- Alguien podría vernos.- dijo nostálgica y bajó la mirada.

Era evidente lo mal que nos sentíamos ambas, ya era un riesgo el hecho estar las dos juntas dentro del auto, pero no podíamos darnos ese beso, al menos no en ese momento. No quería que la magia de ese momento se viera empañada por la realidad que vivía nuestra relación, así que tiernamente acaricié su mejilla

-Bueno, entonces ahora sí vámonos.- dije entusiasta.
-¿Pero a dónde?
-Bueno en realidad no lo sé, pero estando contigo todo es perfecto.

Vero se acomodó en su asiento y se puso el cinturón de seguridad, tenía una ligera idea de que era lo que quería hacer, porque prácticamente era nuestra primera cita. El paseo de la reforma siempre había evocado en mi un sentimiento de felicidad, nunca había pasado de noche por allí pero quería hacerlo ahora aunque ese era el camino largo hacia mí casa.
Vero bajó la ventana del auto y cuidadosamente sacó su cabeza, cerró sus ojos y el viento de la ciudad gélido acarició su rostro; aquella imagen me dió una satisfacción enorme, solas en el camino, yo manejaba y ella disfrutaba de los pequeños placeres de la vida que muchas veces no valoramos en la cotidianidad.

-Siempre quise hacer eso.- dijo complacida al pararnos en un semáforo.
-¿De verdad?
-Si.- rió.- antes pasaba con mi madre en los camiones, ahora que soy grande paso manejando y bueno ahora aquí contigo...he podido hacerlo.

Puso su mano sobre mi mano que se encontraba en la palanca de velocidades, y por ningún motivo aunque debía hacerlo moví mi mano, sentía el calor de ella, y la fuerza que tenía era impresionante, cualquiera hubiése pensado que por ser tan pequeña sus manos serían livianas pero no, tenía la misma fuerza que como mujer tenía, sin dejar la coquetería porque eran suaves, así que giré mi mano y con mi pulgar acariciaba su mano.
No teníamos mucho sitio a dónde ir, y lo menos que quería era dejarla en su casa, así que fuimos a la mía, al bajarnos estábamos nerviosas, no sabíamos cómo actuar o que decir, y siendo sincera era un poco pronto para nuestro primer encuentro, a parte que había ciertas condiciones que me lo impedían.

-¿Tienes hambre?.- preguntó queriendo romper el hielo.
-¿Qué tipo de hambre?.- pregunté atónita
-Pues de comida.- se comenzó a reír a carcajadas.
-Ah eso sí.- que idiota que era, la primera vez que no pensaba en el albur y así salía.- Amm creo que tengo un poco de Chop-Suey en el refrigerador.
-Me creerías si te digo que no se lo que es.
-¿Cómo así? No no ahora mismo lo debes de probar.

Me dirigí a la cocina y saqué de un Topper en Chop-Suey, era uno de mis platillos predilectos para cocinar; Vero se sentó en el desayunador apoyando una mano sobre su mentón y viéndome con una sonrisa en el rostro.

-¿Te han dicho que eres una chinita muy guapa?.- preguntó coqueta
-Bueno... Lo de chinita no
-Pues es bonito que ahora seas mi chinita.

Mordí mi labio inferior ante la cosa que había dicho “mi chinita”, quería explotar de amor, así que me disponía a abrir una de las únicas botellas de vino que tenía.

-No, vamos chinita que el vino es muy formal lo que tengas de refresco estará bien.
-Va a sonar tonto esto que te quiero preguntar pero... ¿Puedo darte un beso?.
-No es tonto, y no lo pidas.

Giró su silla dejando abiertas sus piernas, miró mis labios y luego mis ojos como pidiendo permiso también, a lo que contesté acercando mi cuerpo al de ella, poniendo mis manos sobre su pecho y ella rodeaba mi cintura con sus manos, sentir el calor de sus besos, y sus labios suaves como siempre me daban mil años más de vida, era un beso totalmente tierno lleno de amor que sentíamos, y también lleno de la pasión del anhelo que sentíamos ante nunca poder besarnos cuando o donde queríamos.

Emplaté el Chop y ella llamó a su hijo Cristian para decirle que cuidara de su hermano ya que no llegaría a dormir, porque ya era tarde y peligroso para que tomara un taxi, que se quedaría a dormir en la casa de Alberto.
Llevé los platos a la sala, ambas nos quitamos los zapatos que ya nos mataban.
Le enseñé a agarrar correctamente los palillos chinos, y cada que queríamos nos robabámos un beso de la otra.

-Por cierto chinita, ya no te pregunté ayer ¿Que pasó?.
-Bueno...no estoy.
- Quizá la prueba está mal, si quieres mañana vamos a hacerte unos análisis.
-No hubo necesidad de hacer la prueba.

Vero se había dado cuenta que había abierto una herida que me había costado ignorar todo este tiempo.

-Bueno una amiga me contó que ya hay varios métodos, la inseminación o la donación de esperma, creo que podría ayudarte si quieres.

Me gustaba que para ella siempre había una solución por más serio que fuera el problema, pero después de todo no era tan mala su idea así que quizá lo probaría pronto, muy pronto.
Estuvimos hablando un poco más acerca de su casting y sus hijos, sobre mi familia y en el ambiente había aires de romanticismo y risas por las cosas que contábamos, nunca había tenido tanta química como alguien, era una mujer encantadora por lo que decía y hacia.

Nos retiramos a dormir en la madrugada, le presté una pijama, y en ese momento no pude desviar la mirada a otra parte, ver cómo se despojaba de sus prendas una a una era un orgasmo visual, que me hacía dudar si realmente alguna vez me gustó un hombre por qué comparados con ella ninguno me provocaba lo que con solo verla ella sí.
Cada una de una lado destendió la cama.

-¿Te imaginas que hermoso sería algún día poder hacer esto mismo pero sin escondernos de nadie?.- pregunté melancólica
-Yo confío que algún día podremos hacerlo.

Dormimos la noche entera abrazadas, y ella colocaba sus manos en mi estómago para calentarlo para que no me doliera, hubiése querido que nunca amaneciera.
Por la mañana desperté antes para prepararle un desayuno y subirlo a la cama, así que cautelosamente salí del cuarto y cuando bajaba las escaleras sonó el timbre, me apresure a abrir para que no la despertaran.

-Mujer vengo por dos cosas.- dijo Alberto indignado y sin pedir permiso se dirigió a la sala.
-¿Pero qué te pasa por qué gritas?
-Mira si estás molesta conmigo dilo pero no me ignores pensé que éramos Amiguis.
-Si si lo somos pero ya te dije que estaba ocupada.
-Bueno realmente eso no es tan importante como lo que te voy a contar.
-Haber dime
-Hoy muy temprano me llamó Cristian el hijo mayor de Vero.
- ¿Y?
-Y que me dice que si le pasaba a su mamá porque le había dicho que se iba a quedar a dormir en mi casa.

Mi semblante cambió, y abrí aún más mis ojos, sentía el pánico apoderarse de mí.

-¿Y que me dijiste?.
-No pues que seguía dormida, pero conmigo no estuvo, ¿Con quién se habrá ido la Vero? Ya ves que se fue muy temprano ayer.
-La verdad ni idea.- se me salió una risa nerviosa.
-Y yo que las shipeaba.

En eso se escuchó el azotón de una puerta, y los pasos de Vero quien se dirigía a la sala.

-Mendiga Lupita ¿Con quién estás?.- dijo queriendo saber el chisme.
-¿Yo? Con nadie.
-No te hagas yo siempre te cuento.
-Con... Hugo si ahora vete.
-Si no soy idiota me llamó ayer para preguntarme tus flores favoritas que para disculparse.

Alberto tomó mi brazo y en un movimiento rápido pero con cariño me volteo hacia la escalera, en dónde se asomaba el cabello largo y castaño de Vero, no se distinguía su cara pero si eso.

-Alberto yo...
-¿Es?
-Si Alberto soy yo.- interrumpió Vero bajando la escalera

Cómo yo te amé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora