Solo Fantasía

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Es una verdad mundialmente conocida que cuando todos los aspectos de tu vida va bien, una parte se cae espectacularmente a pedazos y es que después de todo no se puede tener todo en la vida, la felicidad no es un estado permanente y por eso cuando llega hay que mimarlo lo más posible pues no sabemos cuándo volveremos a estar en plenitud.
Hacía algunas semanas que no veía en persona a Vero, pues aseguraba que Beatriz ya sospechaba de nuestra relación y para evitar más dudas no la busque en su casa ni en el trabajo, me disponía todo el día a esperar que el teléfono de mi casa sonara para saber cómo estaba ella quien me llamaba a escondidas y solo unos instantes teniendo que ahogar risas y sollozos que lo provocaba, era triste vivir así, teniendo que vivir de apariencias y cuidando el que dirán, en otra ocasión no me hubiése prestado pues nadie merece vivir así, pero sabía lo mucho que me quería ella y yo también le hacía saber lo que sentía por ella.

La vida te va dando pequeños indicios de que los momentos de felicidad han acabado, pero no somos capaces de identificarlos sino hasta que ya se han juntado varios, el mío empezó una mañana estando yo en la oficina, tenía una gira por el país y nuevamente mi equipo ya se preparaba.

-¿Bueno?.- contesté distraída el teléfono.
-Ana soy yo.- dijo Vero murmurando.
-Mi amor.- me enderecé en mi asiento.- ¿Cómo estás?
-Bien todo bien te llamo rápido porque.- hizo una pausa.- Ya logré un pretexto para poder ir hoy contigo al antro con Alberto.
-¿De verás?.- dije emocionada mientras me mordía los labios.
-Si ¿Nos vemos a las 9?
-A la hora que tú me digas, ¿Paso por ti?
-No ahora menos que nunca, yo pasaré por ti.
-Dale.- dije triste al recordar que era cierto no podía ir a su casa.
-Pero ánimo mi vida que nos vamos a ver al fin.- dijo emocionada.- Bueno me tengo que ir pero te...

Había colgado seguro alguien venía y le había impedido terminar la llamada, me había quedado un poco más tranquila al saber que estaba bien y que podríamos vernos esta noche, pues Alberto nos había invitado a ir de antro con todos nuestros amigos, y pensé que no podría ir pero al saber que nos veríamos una alegría invadía mi ser y veía iluminarse mi mundo que desde la última vez la vi se había oscurecido.
Seguí trabajando cuando llamaron a la puerta era Mario, traía semblante serio y un folder en las manos, nunca me había pedido permiso para entrar con tanto formalismo.

-Señora Araujo ¿Me permite pasar? Disculpe mi intromisión pero debo hablar con usted.
-Pásale mijo.- contesté extrañada.- pero ¿De cuando acá tan formal?
-Disculpe es que lo que vengo a decirle es un tema serio.
-Pues toma asiento.
-Gracias preferiría no, seré breve lo prometo.- dejé lo que hacía y le preste atención.- Señora Araujo vengo a presentarle mi renuncia.- me pasó el folder que traía.
-¿Qué pero por qué?.- abrí el folder.- ¿Acaso te he tratado mal, o alguien te ha ofrecido más dinero?.
-Nada de eso, todo lo contrario le agradezco la oportunidad de trabajar con usted, y que haya contratado a Diana,que le permita traer a la niña de vez en cuando, pero me temo que ya no puedo trabajar para usted.
-Bueno pero debe haber una explicación¿Quieres un aumento?.
-No de verdad, para serle sincero Diana y yo nos vamos a separar, ya hemos iniciado trámites.
-Mario disculpa que me entrometa pero tienen una hija está a nada de cumplir dos años, podría ir a terapia de pareja.- acaricié mi cabello.- Es más les aumento a los dos el sueldo si ese es el problema.
-Le repito no es ese el problema simplemente yo no podría ver....- se quedó callado.- es más fácil que yo encuentre trabajo a Diana que no tiene carrera, por eso le suplico acepte mi renuncia.
-¿Es por eso o por qué no le quieres dar pensión?.- dije molesta pues no encontraba otro motivo por el cual antes de iniciar el trámite estuviera renunciando.
-Con todo el respeto que se merece por los años que llevo con usted, considero que no es de su incumbencia el porqué estoy renunciando, aprecio todo lo que ha hecho por mi familia es más por haberme dado mi primer empleo, pero le pido que lo tome por el lado profesional.
-Bien.- me puse de pie y tomé aire.- Si así lo deseas puedes irte, se te indemnizará según lo justo.
-Se lo agradezco.- estrechó mi mano.
-Solo te pido que lo pienses bien, porque no son solo tu y Diana, tienen a una bebita a la que le haces falta.
-Gracias por todo.

No dijo más, salió serio de mi oficina y a mí aunque Diana si se había convertido en amistad mía, realmente me preocupaba la niña Diana Alejandra, pues sabía bien que por más que Mario se mantuviera cerca de ella en otras ocasiones le haría falta y él no podría estar, no me quedaba más que desearle lo mejor y mandarle las mejores bendiciones a la niña.

Llegó la noche ya estaba lista esperando a Vero en la entrada de mi casa pues no quería hacerla bajar de auto,ella llegó puntual a nuestro encuentro, juraba que de había puesto aún más guapa desde la última vez pero también notaba cierta tristeza en su mirada quizá la misma que se notaba en mí, al subir el auto lo primero que hice fue robarle un beso en el que salió todo el amor y pasión que sentía, al principio no lo correspondió pero después lo hizo como ya era costumbre con la ternura que la caracterizaba.

-¿Cómo estás amor?.- pregunté
-Bien es solo cansancio.- sonrió distraídamente
-Ah pues si quieres nos podemos quedar y cenamos.
-No, no vamos seguro nos hace bien ver a más personas.

Arrancó el auto y nos dirigimos hacia la Zona Rosa, en dónde Alberto había reservado el antro solo para sus amigos para poder estar lejos de cámaras y divertirnos todos juntos, al llegar Vero saludó a quienes conocía.

-Anita que sorpresa.- dijo Daniela al verme.
-Dani ¿Que tal?.- la saludé de beso.
-¿Al rato bailas conmigo o qué?.
-Eso si te la dejo.- Interrumpió Vero.
-¿Vienen juntas?.- preguntó Dani
-Ay ya deja a mis Amiguis favoritas.- Interrumpió Alberto quien venía con dos coñac en la mano.
-Amiguis ¿Cómo andas?.- saludé al verlo.
-Ay mija déjame mi frase.- me dió el coñac y me saludó de beso.- mejor díganme ¿Cómo están mis jotitas favoritas?.- se rió.
-Ay claro exhibenos.- dijo Vero
-Anden vayan emborrachense hagan cositas...- hizo una cara como si fuera albur.
-Alberto cochino.- reí.
-Cositas buenas mija.

Esa noche éramos todes unos verdaderos adolescentes, Vero y yo bebíamos shots de tequila, habíamos dicho que quien aguantará menos le daría un beso a la otra dónde quisiera, bailamos y no parábamos de reír con los chistes de Alberto, no negaré que hasta esa noche ir y besarme con alguien al baño me parecía de lo más bajo, pero estando ahí con ella era toda una aventura que sabía mejor con el toque a peligro que alguien nos viera, la adrenalina de abrir la puerta de lo más casual y que ella me jalara adentro, sonreír mientras las dos veíamos los labios de la otra, mis manos alrededor de su cintura y las de ella en mi rostro, nuestros cuerpos juntos ante el poco espacio, para después retocar nuestro labial y salir una tras la otra a seguir bailando y fingir que no pasaba nada, que ante los demás solo bailabamos pegadas por lo ebrias.
Eso era una resaca segura pero no me importaba, era la primera cita con amigos que tenía con Vero.

Juro que no sé cómo llegué a mi casa, yo estaba con la misma ropa pero con la cama destendida, la cabeza me estallaba y me molestaba enormemente la luz que entraba por mi ventana, destilaba un olor a alcohol, a humano y a cigarro, en la funda de mi almohada estaba todo el maquillaje esparcido, no traía zapatos, y si no hubiese Sido por el teléfono de mi casa que sonó no hubiese despertado, aunque para ser sincera hubiese preferido no escucharlo y no contestar.

-Mmmm.- contesté con los ojos aún cerrados sin decir palabra alguna y con el cuerpo atravesado en la cama.
-Mujer párate en chinga.
-No mames Alberto ¿Qué quieres?.- toque mi cabeza y dije arrastrando las palabras.
-No es que no puedo decírtelo
-Ahg
-No, no me cuelgues Lupita.- dijo desesperado y vaya que me conocía bien.
-¿Ton's qué quieres?.- dije chocada.
-Párate y prende la tele.

Hice un sonido de fastidio y me levanté a prender la televisión de mi cuarto.

-Ya
-Pon el canal 2.- dijo Alberto.

“Y si así como lo sospechamos Verónica Castro y Omar Fierro acaban de hacer público su romance, tras terminar la grabación de su telenovela ya lo confirmaron y nos dijeron llevan un poco de tiempo juntos ya”

-¿Lupita sigues ahí? Ana contesta

Solté el teléfono, seguí viendo las imágenes del matutino, el dolor de cabeza desapareció y el dolor vino a mi.



                                       Fin
                         (De la primera parte)

Gracias a todes por apoyar mi historia desde el principio y a quienes la siguen, esperen la segunda parte pronto no sin antes saber que les quiero mucho y espero seguir contando con su apoyo, déjenme saber hasta ahora que les ha parecido y espero verlos pronto...muy pronto.

                                    Atte: Vero de Araújo.

Cómo yo te amé Where stories live. Discover now