Cómo yo te amé

Soy como quise ser

*Narra Verónica*
-¿Que pasó?.- preguntó impaciente y curiosa Rafaela mientras le entregaba de nuevo el celular.
-Colgó.- dije con lágrimas en los ojos.
-¿Pero te contestó, era ella?
-No sé me apresuré a contestar y ella no hizo ruido alguno.
-¿Que hacemos? , Llevarte a Miami es arriesgado.- dijo pensativa Rafaela.
-Déjalo así, creo que quizá sea mejor así.- dije totalmente resignada y con la voz quebrada.
-¿Y si le haces una carta?.
-No seria el mismo sentimiento a querer decirle lo que siento.
-Ya sé, yo te filmo y tú dices todo lo que sientes y después lo ponemos en una USB ¿Que te parece?.- dijo ella emocionada.
-¿Crees?.
-Si mira, deja te maquillo porque sé lo vanidosa que eres.

Y así fue, me preparó y se encargó de que el vídeo se viera bien y cargará en la USB, durante todo el proceso ella estaba completamente feliz y en ocasiones lloraba, y yo no paraba de pensar que de haber Sido ella mi hija quizá hubiera hecho más cosas que no me atrevía pues ella me daba la fuerza.

-Listo ya cargó y...creo que es todo.- dijo satisfecha mi nieta.
-Espera mi vida hay algo más.
-Claro dime ¿Se me ha olvidado algo?
-Ve a mi tocador, en el primer cajón al fondo hay una cajita roja, tráemela por favor.

Se levantó y al encontrar la cajita, se tapó la boca de la emoción.

-¿Es...es el anillo que te dió?.- preguntó con emoción.
-Si.- sonreí nostálgica.-Es muy bello ¿Verdad?.
-Vaya que si, se ve que obvio pensó en ti al comprarlo.- me lo dió y yo lo puse en mi dedo, había bajado tanto de peso a causa de la enfermedad que me quedaba a la medida.
-Rafaela.- dije sintiendo una agitación inexplicable.- Quiero que...- trataba de respirar pero no podía hacerlo bien.- Quiero que te asegures de que me entierren con mi anillo.
-¿Abuela te sientes bien? Voy por...- se disponía a levantarse seriamente preocupada pero la detuve con mis últimas fuerzas.
-Escúchame quiero que le des la cajita que está en mi buró, pones la USB, y se la das, hay una pulsera allí se la dejas.- hablaba rápido pues el aire no estaba entrando bien a mis pulmones.- Le dices que se fije que traigo el anillo, y tu mi vida por favor sé feliz que no te importe nunca nada de lo que te digan más que lo que tu sientes, no permitas que nadie te haga menos, si quieres algo lucha por eso hasta que te canses, y no olvides que te adoro y que siempre lo haré aún en la otra vida.
-No abuela no me digas eso por favor.- comenzó a llorar.
-¿Segura que el correo de voz también le llegó a Ana?.- pregunté recargando mi cabeza sobre mi almohada.
-Si, si segura abuela
-¿Prometes que cumplirás mi última voluntad?.
-Te lo prometo.- dijo con voz entrecortada.
-Te amo niña.
-No abuela no te despidas suéltame déjame y por el doctor.
-Si te dijera que ya he sufrido mucho con la enfermedad que ya es hasta inhumano seguir viviendo así ¿Me dejarías ir?.- pregunté con lágrimas en los ojos implorando que me dejara así.

Ni siquiera pudo responder, yo solo le ofrecí mi mano y ella me abrazó, no quería irme sola, aquel momento me indicaba por si solo que era tiempo de partir, y así me resigné al viaje...

“Tarde o temprano estaré contigo...para seguir... amándonos"

Junio 29 Miami FL.

*Narra Ana*

Llegar a casa otra vez, un sentimiento de paz sentir que ahí puedes desahogarte mejor, mi casa, lugar que fue mi escondite mucho tiempo, anécdotas por contar, tristezas por olvidar, pero ahí me sentía segura.
Diana me dejó pasar, y yo sostenía la caja con fotos que me había dado Beatriz, quería conservarla, yo aún tenía cosas de nosotras pero estaban enterradas en el jardín, eso era algo que solo yo sabía pero que quería dejar ahí mismo las de Vero, una forma de juntarnos una vez más...

-Debes estar cansada.- interrumpió Diana mis pensamientos, mientras me acariciaba el hombro.- te prepararé un té y si quieres ve a la habitación a darte un baño yo me encargo de todo.