Yo no te hago falta

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Julio 2010

Hasta este punto de mi vida me sentía realizada en todos los sentidos, había logrado todo aquello que alguna vez soñé, llenar la Plaza de Toros más grande del mundo, haber ganado en el festival OTI y haber estado en Viña del Mar, en lo personal si bien la vida no me había concedido tener un hijo propio me había mandado a la luz de mis ojos... Mi pequeña Diana Alejandra.
No tenía preocupaciones pero me sentía como cuando estás en el mar y por más que intentas te cuesta trabajo moverte debido a la densidad o fuerza de la corriente, aunque me negaba a decirle a mi psicóloga que era sabía que tenía un asunto pendiente, algo que se encontraba fuera de mis manos, que me dolía aferrarme, dolía soltar...pues si, pero a veces duele más aferrarse a algo que simplemente no nos deja avanzar, y eso pensaba mientras contemplaba el amanecer de Italia.
Diana Alejandra quería ir de vacaciones, y quise sorprenderla llevándola como premio por el arduo trabajo en la universidad.
El día estaba nublado, y las gaviotas rondaban en el paisaje con su ya acostumbrado canto, el viento volaba mi cabello hacia atrás y tapaba mis oídos.

-¿Cómo amaneciste?.

Dijo Diana Verónica a espaldas mías, que logró sobresaltarme.

-Bien gracias y tú.- me giré a verla
-Bueno te estaba buscando por si querías desayunar con nosotras.
-Adelante yo las acompaño porque he desayunado desde temprano.
-¿Tienes algo?, Te he notado muy pensativa desde que llegamos.

No me gustaba contarle a Diana cuando pensaba en Verónica pues sentía que la hartaba saber tanto de ella sabiendo que hacia años que me había dejado de hablar, y por eso le cambiaba el tema, pero era mujer a final de cuentas y sabía leerme la mirada.

-¿Estás pensando en...
-Vamos que Dianita nos espera.- interrumpí mientras le tomaba del brazo para dirigirnos al hotel a desayunar.

Yo solo bebí un café negro, y Dianita no paraba de hablar sobre un tour que había por la ciudad y que le gustaría tomar, mientras su madre la escuchaba y planeaba todo, yo solo asentía pues me causaba una dicha enorme verla así de sonriente pero no quería más que acostarme y taparme en mi camita mientras me dedicaba a deprimirme para después componer una canción como era costumbre en mi.

Partimos a eso de la 1 de la tarde, el tour se tomaba en el centro de la ciudad, y en el camino el guía explicaba en español cosas como la arquitectura.

-Anda anímate mujer, piensa que estás con tu hija que ella está feliz y estás sana estás viva, no tienes preocupaciones.- me dijo Diana Verónica mientras ponía su mano en mi pierna en señal de apoyo.

Nunca antes había reparado en tan bellas manos que tenía, eran blancas, y aunque no eran delgadas y largas, se sentía una fuerza reconfortante, la miré a los ojos y ella inmediatamente apartó la mirada apenada, era evidente que no esperaba que nuestras miradas se encontraran.

-Se te olvidó decir que también estoy con mi mejor amiga.- dije tomando la mano que tenía sobre mi pierna.
-Si verdad.- rió nerviosamente mientras ponía su cabello detrás de su oreja y veía hacía el frente.- también estás con tu mejor amiga.- volvió a repetir dejando escapar un suspiro.

Durante el viaje en el pequeño camión, decidí hablar más con ella, hacíamos bromas sobre la gente y tenía una risa bastante melódica, bastante simpática, pero siempre se la cubría poniendo una mano en su boca.

-¿Por qué lo haces?.- pregunté riendo aún en voz baja.
-¿Hacer qué?.- lamió su labio y me miró
-Cubrir tu boca cuando sonríes.
-Bueno yo...- miró el suelo.- me da pena como me rió.- dijo apenada.
-Pues no lo hagas, tienes una risa bastante bella.- dije sonriendo.

Vi sonrojarse a Diana, y yo también me sonroje al decírselo, no entendía el porqué pero vaya que sentí el sudor en la frente y las cosquillas en el estómago.
Después de eso seguimos hablando y riéndonos, Diana sacó de su bolsillo unas tiras de regaliz, el cual fuimos comiendo mientras yo le enseñaba la vista que tenía desde la ventana, y ella se acercaba a mi para poder mirar mejor, prácticamente se recargó en mi hombro, y contemplabamos el exterior, la gente caminando, el mar, los autos, en fin todo.

Cómo yo te amé Where stories live. Discover now