A tu lado

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Casi nunca me arreglo como la gente suele llamar por estereotipo: “femeninamente", pero hoy amanecí con esa sensación de ser hermosa y querer arreglarme para que todo el mundo lo notara; me hice unas ondas en el cabello y un vestido con un escote amplio pero a su vez discreto color morado, pues creo era un color que no llamaba mucho la atención y por tanto me hacía ver interesante.
Me pinté los labios rojos cuidadosamente mirándome al espejo, y con mi manos delineaba mi silueta, me puse perfume y fui por mi hijita a su casa, Diana la había arreglado bellísimo con dos coletitas y sus moños, no cruzamos palabra alguna, pero Dianita si que hablaba últimamente se le había soltado la lengua y hablaba con fluidez.
Aparque el coche en el estacionamiento cerca de la entrada del teatro pues iba a recoger a Vero, ella estaba en ensayos para su obra que se estrenaría: “La mujer del año"
Así que tomé la mano de mi hijita y al entrar al teatro la Vi marcando los pasos de una coreografía tipo can-can se veía tan bien en mallas ajustadas y con una bufanda como suelen llevar los actores.
Le pedí a Dianita que me esperara sentada en la primera fila, y me acerqué al borde del escenario estaba cautivada con la figura de ella, con su coleta alta y el sudor de la frente que sin duda alguna corría sutilmente más que el mío.

-Exacto Vero ahora solo debes sonreír más.- dijo el director de escena complacido una vez que acabaron la coreografía.
-Ay Ana querida, ¿Ya es hora?.- preguntó Vero acercándose a mi con tono enérgico.
-Si mi...mija.- Diablos tenía la mala costumbre de decirle mi vida cuando estábamos solas que tuve que recapacitar y decirle mija.
-Vale deja me cambio y nos vamos.- dijo secándose el sudor con una toalla.- Ay hola cariño.- dijo saludando con la mano a Dianita quien también la saludó.
-No Vero no te puedes ir estamos ensayando.- intervino molesto el director.
-Hey no yo te dije que hoy solo podía un ratito y ya hasta me quedé de más, y además la coreo ya quedó así que nos vemos el lunes ¿Si?, Bueno adiós.

Vero se bajó del escenario antes de que le pudiése debatir el director, y yo ya la esperaba abajo.

-Ven acompáñame.- dijo tomando mi mano.
-Diana hija no te vayas a mover.- le grité antes de que Vero me llevara a los camerinos.

Rápidamente se lavó la cara estilo vaquero, y comenzó a maquillarse, en lo que se le secaba la base se quitó las mallas, se quitó la bufanda y se después la playera, quedando en paños menores, y yo la miraba desde una esquina, la verdad me sentía avergonzada de verla, pero no podía evitarlo siempre supe que ella era un orgasmo visual.
Intenté apartar la mirada, ví al suelo pero aún podía distinguir sus chamorros desnudos que me invitaban a subir la mirada para encontrarme con sus glúteos, así que mire hacia mi izquierda solo para encontrar un espejo en el que igualmente se reflejaba ella, aunque me hacía parecer que no la miraba.
De una mochila sacó nuevas medias y se agachó al ponerlas cuidadosamente para no sudar más, sacó un traje perfectamente planchado de atrás de un biombo y lentamente abrochaba los botones del saco, no traía nada de bajo y si escote era aún más pronunciado que el mío, que ganas de irnos lejos en aquel instante en lugar de ir a dónde íbamos.

-¿Tienes labial?.- preguntó
-¿Qué?.- No había distinguido bien la pregunta debido a que estaba en mi mundo.
-¿Que si tienes labial que me regales?.
-Amm.- busqué rápidamente en mi bolso.
-Si no tienes me lo puedes retocar tu misma.

Vero se acercó a mi, tomando mi cintura y poniéndose de puntitas para llegar a mis labios.

-¿Quieres probar?.- pregunté levantando la ceja.
-Pues tal vez.- me dió un beso en pico lento pero tierno, para que nadie nos viera si es que entraban a los vestidores.

Volvió a ir hacia su espejo para ponerse rimel y yo encontré mi labial el cual le di.
Los otros actores comenzaron a llegar ya que dijeron que al parecer sin Vero el director había dicho que no tenía caso seguir ensayando.
Por fin subimos al auto Vero mi hija y yo, había mucho tráfico, el periférico a esas horas siempre era insoportable, claxons sonando a diestra y siniestra como si uno no quisiera avanzar también pero de nada servía sonarlo a lo pendejo, a menos que no avanzarán cuando a uno le tocaba ahí si desquitaba mi furia contenida.

Cómo yo te amé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora