Pobre Diabla

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Viajes...siempre es placentero viajar, cuando se hace solo, cuando se viaja acompañado de la familia, pero cuando se hace con los amigos se suele pensar que todo será maravilloso porque implica una diversión garantizada, pero hay veces en las que no resulta así.

-¿Ya traes los trajes de baño?
-Si, si ¿Tú ya traes el bloqueador y eso?
-Ajá, Hijo apúrate ya casi llega Diana.- grité
-Voy mamá.- respondió él desde su habitación.
-Mmm ¿Que más?.- dije mientras me mordía el labio.
-Tranquila ya está todo, solo falta que llegue Diana con la niña.- me dijo Vero para calmarme mientras acariciaba mi brazo.
-Tienes razón es que, bueno me siento responsable de que todo sea perfecto.- dije respirando profundo.
-Me encanta cuando algo te inquieta.- me dijo Vero con tono seductor mientras ponía sus manos en mi pecho y alzaba la cara para alcanzar mis labios.
-¿Ah sí?.- respondí igual.
-Mjmm.

Nos besamos lento y sensual, mientras ella acomodaba mi cabello detrás de mi oreja, y yo con una mano la tomaba por la cintura, y con la otra sobre el mango de la maleta.
Michelle bajó deprisa las escaleras, y al mismo tiempo sonó el timbre de la casa.

-Debe ser Diana.- dije mientras abría la puerta.
-Hola.- saludó Diana al verme.
-Hola, pasa pasa para ponernos de acuerdo.
-¡Mamá!.- gritó de alegría al verme Alejandra.
-Hola mi amor.- me acerqué a abrazarla.
-Hola Vero.- saludó Diana.- gracias por dejarnos ir de vacaciones, te prometo que la voy a cuidar.
-¿Cómo?.- preguntó con extrañeza Vero.-¿Acaso no te ha dicho Ana?.
-Ah si Diana, verás el plan era ir los niños y nosotras.- señalé a Vero.- pero que está chaparrita me ha insistido tanto que bueno te hemos querido invitar.
-Ah, perdón yo...no era mi intención.- dijo apenada Diana.
-Nada que perdonar no te preocupes.- respondió Vero.
-Bueno vamos a ir subiendo las maletas a la camioneta ¿No?.- dije para romper la tensión del ambiente ante tal confusión.

Y así hicimos, mis hijos me fueron pasando las maletas de la más grande a la más pequeña, y por suerte no eran muchas así que supongo podríamos comprar algunas cosas de Acapulco para traer.

-Bueno ahora sí, si quieren suban.-Los niños se subieron en la parte de atrás, y yo le abrí la puerta a Vero para que se sentará del lado del copiloto pues yo manejaría
Iríamos a Acapulco, y nos quedaríamos en la casa de Vero, serían unas mini vacaciones para todos después de unas emociones fuertes y sobretodo por el cambio de siglo que nos había traído a todos sugestionados por el supuesto fin del mundo.

Era maravillosa aquella escena, escuchar a los niños reír y jugar, mientras sentíamos el inclemente sol de la playa, los vidrios totalmente abajo, y la mano de Vero sobre la mía cuando yo cambiaba de velocidades con la palanca; ver las gotas de sudor correr por su cuello suavemente, y ella mirándome mientras con la mano que le quedaba acariciaba mi cabello, no había más que le pudiera pedir a la vida en esos instantes.

-Acelera mamá.- dijo con emoción Dianita.
-Si mamá acelera.- hizo coro Michelle.

No había autos en el malecón así que pude acelerar, y los niños rieron, mientras yo me conocentraba en no chocar.
Por fin llegamos a la casa de Vero, parecía que a penas había Sido ayer la primera vez que había ido a su casa y una noche en la playa ella me había confesado que estaba enamorada, y ahora llevábamos años de relación y sus hijos eran los míos.

-Bueno, ¿Pido algo de comer o vamos a algún lugar?.- me preguntó Vero mientras me abrazaba por la espalda.
-Como quieras mi vida.- dije soltando un suspiro llenando de la humedad del mar mis pulmones.
-Déjame llamo para que nos traigan unos mariscos y tengamos más privacidad.- me dió un beso y se fue a buscar el teléfono.
-La vista es hermosa ¿Verdad?.- dije a Diana quien estaba anonadada viendo la vista del mar que teníamos en cuanto entrabamos a la casa.
-Si, es demasiado bonita, gracias por invitarme.- por fin dijo Diana, pues en todo el camino no había pronunciado palabra alguna.
-Bueno si quieres puedes ir a instalarte a tu habitación, el chiste es que te relajes.- sentencié.

Cómo yo te amé Where stories live. Discover now