Con un mismo corazón

875 85 93
                                    

Frío, decepción y dolor una mezcla de sentimientos encontrados que no puedo explicar lo que sentí al escuchar aquella nota:
“Verónica Castro y Omar Fierro son pareja, y vaya que se ven muy bien juntos”.

¿Cómo podía competir con él?, No había manera que en algún momento los matutinos pudiesen decir lo mismo de esa relación, una relación que hasta ahora creí que existía, que creía que a pesar de todo podía sobrevivir.
No podía llorar, no ahora tenía que ir con Verónica ella tenía que explicarme que era esto, pues aunque no podía ignorar lo que estaba pasando ella merecía el beneficio de la duda, y yo una explicación por más que esta fuera dolorosa.

-¿Lupita, Ana sigues ahí?.- gritaba Alberto preocupado del otro lado de la línea.
-Si aquí estoy.- tragué saliva y contesté con una fuerza que no sé de dónde saqué en aquel momento.
-¿Qué hago por ti, qué hacemos?.
-Tú nada yo soy quien va a ir a hablar con ella.- sequé una lágrima que brotaba en mi.
-Te acompaño, vamos que hija de...
-¡No!, Te agradezco todo el apoyo pero iré yo.

No dejé que contestará pues colgué el teléfono y corrí al baño para terminar de quitarme el maquillaje de la noche anterior, y al verme en el espejo y tener destellos de lo ocurrido una noche antes, en mi ya no había dolor, en mi había coraje pues fuera lo que fuera creí que ella era genuina, que el compromiso que decía tener era cierto y vaya sorpresa que me había llevado al ver que no era así, ahora entendía porque tantas atenciones de él para con ella, porque ella no podía mirarnos a los ojos aquel día que fui a buscarla.
Juro que jamás conduje tan rápido y con tanta rabia como aquel día a su casa, me olvidé de toda formalidad cuando la señora del servicio me abrió la puerta, ignoré totalmente lo que decía mientras me seguía, yo iba con mi idea en la cabeza confrontaría a Verónica.

-¡Verónica!.- grité al llegar al jardín trasero dónde estaba ella desayunado.

Claro que mi empoderamiento no tardó demasiado en desvanecerse hasta que me percaté que no estaba desayunando sola, también estaba él, claro ahora ya lo invitaba a su casa, cuando a mi también me invitó cuando recién comenzaba está atracción.

-Ana, ¿Está todo en orden?.- dijo Omar quien se levantó de su asiento.
-Vengo a hablar con...- no me salía de la boca pronunciar su nombre.- Verónica.
-Bueno porque no...
-Déjala Omar.- Interrumpió Verónica quien se levantaba de su asiento.- Ella y yo debemos hablar.
-Claro, entiendo.- se dirigía hacia mí.- Paso a buscarte luego amor.

Me ardía la sangre de sólo oír como le decía amor, y terminó por colmar mi paciencia cuando se acercó a darle un beso en los labios de ella, y no hizo nada por evitarlo, aún sabiendo que yo estaba allí, que si bien ella ya sabía en sus adentros porque estaba allí, no hacía nada por rendirme un respeto.

-Solo promete que estarás tranquila Ana, te veo alterada.- dijo Omar antes de irse mientras tomaba mi hombro izquierdo.
-Usted a mi no me conoce, y le ruego no me hable de tú.- dije con mirada desafiante.
-Adiós Omar.- dijo Verónica con ademán indicando que se fuera.

Era evidente que yo estaba que no me calentaba ni el sol, pero no fue hasta que escuché la puerta de la casa cerrarse que me acerqué a ella, no podía sostenerme la mirada, veía sus zapatos y mi primer impulso era darle un beso para así corroborar si su amor todo este tiempo fue actuado o si realmente sentía algo por mi, pero creo que sí yo era quien necesitaba una explicación no era yo quien debía hablar primero.

-Lupita yo...- alzó la mirada y tenía lágrimas en los ojos.- quería decírtelo
-No me digas así, ¿Por qué no me lo dijiste?
-Yo no encontré el momento estábamos tan felices anoche que...
-No Verónica no te engañes.- se me cortó la voz y mis cejas se juntaron.- Claro que pudiste decirlo, todavía ayer me celaste con Daniela, estuve casi una semana sin saber de ti porque según tu hermana sospechaba pero no, no era así estabas con él.
-De verdad perdóname no sé que decir.- Verónica ya estaba la llorando pero sus lágrimas no me convencían pues ahora no estaba segura de conocerla realmente.
-¿No sabes que decir?.- puse mis manos en mi cara de la desesperación.- ¡Yo hice todo por ti, porque de mi parte si había un compromiso, yo hablé con mis padres, enfrenté a Alberto para que no dijera nada,acepté ver a toda tu familia junta...es más acepté tu condición para mantener esto en secreto.... Tú me dijiste que tenías un maldito compromiso conmigo!.-Ya no hablaba estaba gritando y mi semblante era rojo de cólera que sentía y era desesperante ver cómo solo ella lloraba aunque no se si hubiése preferido que así se quedará.- Pues déjame te digo que eso no se llama compromiso es estar con la persona respetarla, no andar buscando a nadie más y eso aplica para cualquier relación aunque sea totalmente desconocida para el mundo.- sentía como el peso que oprimía mi corazón se liberaba al decir lo que sentía y vi a Vero tomar fuerzas para decirme.
-Yo no te pedí que hablaras con tus padres, ni con Alberto, tampoco te obligue a qué aceptarás una relación clandestina, tu decidiste estar conmigo así.

Era increíble el cinismo que tenía Verónica realmente no conocía ese lado de ella, hasta ahora conocía uno de cordialidad ante cualquier situación, y ahora me decía que si yo había hecho ciertas cosas era porque yo quería, me dejó absolutamente sin palabras pues la indignada aquí era yo, yo era quien se había enterado de su relación con ese galante de quinta en las noticias y no por ella que era a quien le correspondía, yo era quien verdaderamente había hecho notar lo mucho que le importaba, si ella tuvo la iniciativa de confesarme su amor, cosa que quizá yo nunca hubiese reunido el valor suficiente pero no justificaba todo.

-No tu no me obligaste a nada, todo lo decidí yo, ¿Pero sabes que no decidí yo?.- me reí sarcásticamente.- Que tú estuvieras con otro hombre ni siquiera sé si lo amas y solo conmigo jugaste, no se si es para cubrir apariencias y tú solo te escudas diciendo que todo el compromiso que yo si te mostré lo hice porque quise.
-Tienes razón, creo que te mereces una explicación.- tomó aire y se secó las lágrimas.- Yo te juro que no lo amo, nunca le he dado un beso como lo que he tenido contigo, yo entré en pánico Ana, yo no supe que hacer cuando mi hermana nos vió aquel día yo...

Eran sus lágrimas sinceras lo podía ver pues se le quebraba la voz.

-Vamos Vero olvídate de las apariencias, un paso a la vez.- Me acerqué a entrelazar sus manos con las mías.- tu estuviste para mí cuando hablé con mi madre, yo hablo con tu madre es más con tus hijos y les digo que de verdad nos queremos.- un nudo en mi garganta y las lágrimas de dolor comenzaron a fluir.- Un paso a la vez, primero la familia y luego el mundo.

Era totalmente cierto, yo estaba dispuesta a hablar con quién fuera si ella así me lo hubiese pedido, bastaba un sí y yo me encargaría de todo pues teniendola a ella no necesitaba nada más.

-No Ana no puedo aceptar lo que me propones.- soltó mis manos.- Yo tengo una carrera, tengo dos hijos, mi madre siempre ha estado para mí y es súper religiosa, tengo una reputación y no pienso dejarla por ti ahora.

Una patada en el estómago me hubiése dolido menos, que escuchar que a pesar de querer darlo todo por ella, no fuera correspondido este sentimiento, no entendía porque no lo quería así después de todo si este amor verdaderamente era puro que importaba las demás personas, pues a eso venimos a este mundo a amar...y ser amados.

-Omar si es mi fachada para ocultar ante mi familia y amigos que me gustas tú.- volvió a decir.- Pero no puedo tener la misma valentía que tú para tirar todo por la borda, por eso te pido que aceptes seguir nuestra relación y ante los demás fingir que estoy con él.- volvió a llorar.
-Mira Vero, si tú ves este amor como algo que tira a la borda tu vida, entonces yo no merezco esto, porque ni tú vales tanto ni yo valgo tan poco como para aceptar algo así.
-Ana por favor.- buscó tomar mis manos.
-No Judith, ahora soy yo quien te pide me des mi espacio para analizar que hacer, por lo mientras no me busques.
-Ana no, yo no quise decir eso yo..
-Por lo mientras te ofrezco nuevamente mi amistad, y te juro que si así lo deseas entre nosotras nada ha pasado, necesito pensar si de verdad estoy dispuesta a ver cómo él te besa enfrente de todos sin cohibirse, ver cómo se miran, ver cómo tu madre se alegra de verte con él, soportar que te acaricie, y que ante todos ustedes se amen.
-Esto es algo que se da una sola vez Ana, cuando se ha querido como tú y yo.
-Adiós Vero.
-Ana no me digas adiós por favor...dime hasta luego

Cómo yo te amé Where stories live. Discover now