No me platiques más

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Eran contados los momentos en que había estado completamente sola con ella, y aún así ninguno logró ponerme tan nerviosa como ahora, no decía palabra alguna por miedo a romper la paz que albergaba la habitación en dónde estábamos, la lluvia nos había dejado sin luz, Vero había prendido unas velas que encontramos en la habitación principal con su encendedor, la iluminación era demasiado tenue, yo estaba de pie contemplando la vista hacia la carretera que tenía la habitación, la ventana estaba empañada, y yo me sentía poco a poco en un estado de quietud.

-Esta canción la escuchaba cuando niña.-dijo Vero mientras colocaba la aguja de un tocadiscos sobre el vinil.

Comenzó a sonar “No me platiques más”,me giré a mirarla y ahí estaba ella de pie con los brazos cruzados y media sonrisa con la ceja levantada, no lo pensé mucho y me acerqué a ella.

-¿Me permite esta pieza?.- pregunté a la vez que le ofrecía mi mano.

No dijo más nada en un movimiento suave deslizó su mano derecha recorriendo la mía, y colocando su otra mano sobre mi pecho, yo delicadamente tomé su cadera y la acerqué a mi no había más espacio entre nosotras, Vero no desviaba su mirada, y yo como una especie de hechizo tampoco podía quitarle la mirada de encima, mordí mi labio inferior gesto el cual fue totalmente espontáneo, y ella miró mi boca unos segundos para después volverme a mirar a los ojos, cerrarlos y besarme mientras acariciaba mi mejilla.
Sentía que no podía ni moverme y correspondía a su beso más era imposible no sentirme exitada ante tal situación, traté de pensar en algo más pues no sabía si ella deseaba hacer realidad tanto como yo aquel momento tan esperado que alguna vez llegué a soñar estando a su lado.
Las manos de Vero poco a poco bajaron dibujando mi silueta, era un roce tan lento y sensual. Me despegué y ella se quedó mirándome mientras lamía sus labios, juro que no pude contenerme aunque tampoco tuve intención de hacerlo, me volví a acercar a ella y la tomé de la cintura en un movimiento rápido, le di un beso apasionado, dejándola sin respirar, en su mirada había deseo y para mí era una clara muestra de aprobación para dar el siguiente paso, la puse contra la pared y ella abrió sus piernas rodeando mi cintura, comencé a moverme de arriba a abajo mientras la besaba, poco a poco nuestras respiraciones se agitaron y se sincronizaron ante tal momento,yo sentía que no podía más definitivamente quería quitarle las prendas de encima y hacerla mía, pero debía hacerlo lento pues para ambas era la primera vez.
Teniendo sus piernas alrededor mío la recosté suavemente sobre la cama, le di un beso en los labios y procedí a besarle el cuello y bajar lentamente hacia sus pechos, primero los acaricié , y quedé fascinada ante lo grandes, suaves y firmes que eran, tal como los imaginaba, Vero se sentó y mientras me besaba y ahora ella acariciaba mis pechos yo le quitaba su saco y lo aventaba al suelo, recuerdo que por poco me mojó cuando cuando con una mano le desabroché el sostén dejando al desnudo sus atributos.
La ayudé a desnudarme, tenía muchas inseguridades en ese momento sobre mi cuerpo, pues ella tenía perfectamente delineadas sus bellas curvas, su abdomen plano, su pechos perfectos y sus glúteos firmes, pronto dicha inseguridad desapareció pues de un movimiento con una mano rodeo mi cuello y volvió a cruzar sus piernas alrededor de mi, beso mi cuello y antes de bajar me puso de bajo de ella, había quedado totalmente a sus pies y ella lo sabía, soltó una sonrisa sensual y ahora era ella quien besaba mis pechos y movía si cadera de arriba hacia abajo, frotando así nuestros clítoris, no pude más y empecé a gritar, no había nada que me lo impidiera pues estábamos solas, ambas los consentimos, y nadie podría escucharme. No podía quedarme atrás, así que también de un movimiento puse debajo a Vero y con total delicadeza introduje dos dedos mientras mis pechos rozaban los suyos, poco a poco por más que quiso reprimirlo ella también comenzó a gritar, extendió su mano izquierda para agarrarse de las sábanas de la cama, pues no había más espacio entre las dos, mi cuerpo estaba completamente presionando el suyo sobre la cama, dejé mi intimidad sobre su muslo, con mi mano derecha seguía estimulandola y con la otra mano tomé la suya y la presioné, Vero movía su cadera de arriba hacia abajo, no podíamos dejar de gritar, nuestras respiraciones ya estaban más que agitadas.
Siempre me pregunté cómo es que ambas sabíamos cómo movernos, pero era puro instinto y el éxtasis del momento.
Me senté abriendo las piernas y Vero se subió en mi, nos abrazamos y comenzamos a brincar, mientras yo besaba su cuello y ella besaba mis pechos y podía sentir como las dos hacía rato ya habíamos quedado mojadas, pero a pesar de eso no podíamos parar, el rechinido del colchón, la lluvia disimulando nuestro placer, y ver cómo Vero hacia su cabeza hacia atrás con los ojos cerrados mientras se mordía el labio inferior hacian que siguieramos adelante, ver en si a Vero era un orgasmo visual, pero estar así con ella era otro nivel.
Ahora yo era quien brincaba y hacia que nuestros pechos se juntaran, ambos ya estaban duros, y era ella ahora quien introducía los dedos en mi intimidad.
No había duda las dos teníamos orgasmos, y no era algo que hubiése sentido con algún hombre jamás, ella era única y yo no podía ya ser de nadie más, era tan suya como ella era mía.
No sé cuándo duramos así, solo sé que el tocadiscos se quedó girando, y que de pronto Vero se quedó durmiendo en mi pecho y a mi también me venció el sueño, por si solo eso confirmaba una cosa.
Me quedé mirando al techo con una sonrisa enorme en el rostro, me temblaban las piernas y las manos como vil adolescente, no paraba de recordar una y otra vez cada momento, mi corazón latía como si hubiése corrido un maratón, el sudor de mi frente comenzaba a parar, mi respiración comenzaba a retomar su ritmo natural al igual que mi corazón, y fue así como feliz y extasiada mis párpados se cerraron no sin antes verla dormir con una sonrisa en el rostro.

¿Qué pasaría, alguien se preocuparía por nosotras?, No me interesaba una vez entregada en cuerpo y alma que el mundo ruede, no me importaba su pasado pues sabía que había tenido momentos felices sin mi, pero el aquí y el ahora eran míos, al igual que quería que nuestro futuro.

Cómo yo te amé Where stories live. Discover now