Así fue

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*Narra Verónica*

26 de Junio 2048 Acapulco, México.

Me encontraba fumando un cigarro, mientras miraba desde mi habitación las olas del mar golpear la costera, hacía un calor insoportable, y miraba el horizonte recordando toda mi vida, quien diría que ya que uno siente que morirá es que empieza a reflexionar de ciertas cosas que uno hace y te vas dando cuenta de que nunca tuvieron sentido, todo empieza a ganar valor o perderlo. Y varios recuerdos venían a mi mientras sacaba el humo del cigarro por la nariz, era divertido sacarlo de diferentes maneras.

-Abuela que te pasa ya habíamos dicho que nada de cigarros.- dijo entrando de imprevisto Rafaela a mi habitación quien me quitaba de mis dedos frágiles el cigarrillo.
-De por si ya me voy a morir hija, no se de que te preocupas podría ser el último que me fumo.- dije con mi voz ronca.
-Que no te vas a morir entiende, solo debes seguir las indicaciones del doctor.- se sentó a un lado mío, y me dió un vaso con agua.

El cuál acepte sin rechistar a causa del inclemente calor, mientras ella no podía quitarme de encima la mirada, se veía agobiada, y por fin se atrevió a decir cuando vio que dejé vacío el vaso.

-Abue..
-¿Mmm?.- dije mientras le pasaba de nuevo el vaso.
-Es que afuera está mi papá y quiere hablar contigo pero no sé si tú quieras, quise preguntar primero.- habló rápidamente ante el nerviosismo que posiblemente tenía por saber cuál sería mi reacción.
-Vale pues dile que puede pasar.- dije asintiendo con la cabeza y acomodando mi cabello.

Habían pasado tantas cosas entre mi hijo y yo, que siendo sincera la relación si se desgastó bastante, no podía dejar de verlo, y menos si mi presentimiento era cierto, por eso no me negué, y lo recibí, estaba bastante cambiado, con canas en su cabello, las líneas de expresión marcadas en su rostro, y el bastón con el que se tenía que apoyar a causa de una mala caída hacia unos años que lo condenaba a no volver a caminar bien.

-¿Cómo te sientes?.- dijo él al entrar a mi cuarto.
-¿Acaso no me ves? Estoy radiante.- mentí para que no me viera derrotada.
-Ya veo.- asintió.

Hubo un silencio, me quedé viendo la panorámica, y él veía el suelo, no quería seguir hablando, pero siempre me mataron los silencios incómodos y se me daba bien romperlos.

-No creo que solo hayas venido a ver el suelo.- dije sarcástica.
-Tienes razón, he venido porque.- hizo una pausa.- Michelle me ha dicho que no te sientes del todo bien.
-Entiendo querías llegar antes de que muriera y no te pasará como con tu abuela.- lo miré a los ojos.- Pues te felicito aquí estoy.
-En realidad es porque.- se sentó a un lado mío.- Eres mi madre, sé que he dicho y he hecho cosas horribles como hijo, si es que si quiera puedo llamarme así.- rió nerviosamente.- y te he pedido perdón por alguna que otra bajeza que he hecho y tú amablemente me has perdonado.- bajó la mirada un instante y al subirla sus ojos estaban cubiertos de lágrimas.- Pero es que nunca te he pedido perdón ni te he confesado algo que hasta a mí me causa repudio.
-Guárdate tus lágrimas Cristian, que después de tantas oportunidades que te he dado se que son completamente falsas.- dije con ironía.
-No, esta vez te puedo decir que no tengo cara ni para decírtelo.- hablaba enserio, pues es verdad todas las madres conocemos a la perfección a nuestros hijos aunque a veces nos hagamos de la vista gorda.
-Dilo ya que no tengo tiempo para misterios.
-¿Alguna vez te has preguntado quién fue quien esparció la duda de si Ana y tú eran algo más?.
-¿Qué?.- pregunté con extrañeza, pues claramente no esperaba que la mencionara.- Pues ya sabemos que fue la mendiga piruja de Lucia.- respondí con enojo.
-La noche que te Vi en el auto con Ana y salí, yo me encontré con Lucía.

Abrí como platos los ojos, y sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, no tenía palabras pues deducía hacia donde se dirigía.

-Habla claro Cristian.- interrumpí notablemente exaltada.
-Fui yo quien le contó tu gusto por las mujeres, fui yo quien le contó a mi abuela y por eso fue a tu casa y vió a Ana salir de tu recámara.- prosiguió con su confesión.
-¿Qué?, No no es cierto me estás mintiendo eso....- no podía ni hablar sentía un nudo en la garganta y los recuerdos venir a mi memoria pues en su momento eran precisamente esos algunos de los motivos por los que decidí...hacer lo que hice.- No es verdad lo dices solo para molestarme porque sabes que así me lastimas.- volví a decir pero notaba que me faltaba el aire.
-Te juro que no me siento orgulloso de decirte que si que es verdad.- volvió a hacer una pausa.- pero también debo decir que fui yo quien las primeras veces que Ana llamaba a la casa después de que la dejaras.- lo miré atónita y completamente perturbada.- yo descolgaba el teléfono y después fuiste tú quien ya no contestó.
-¿Pero por qué Cristian?.- tenía la voz entrecortada.- ¡¿Qué fue el mal que yo te hice como para que me hicieras tantas bajezas?!, Yo la amaba, amé a muchas personas y nunca me dejaste ser feliz.
-Perdóname.
-Es que esto no lo puedo perdonar ¿Eres conciente de lo que me estás diciendo?, ¿Tu sabes la ansiedad que nos causaste a las dos simplemente porque no te quisiste callar? No era asunto tuyo a quien amaba o no, no era tu pinche problema Cristian por Dios.- yo estaba gritando de la frustración y le pegaba a la cama pues enrealidad solo era un reflejo de lo mucho que me hubiera gustado cruzarle la cara una vez más, pues esta vez si se lo tenía más que merecido.
-Basta papá, es mejor que te vayas ya, dijiste que venía en buen plan y no has hecho más que exaltar a mi abuela.- intervino Rafaela entrando inmediatamente a la habitación al escuchar tal discusión.
-No insistiré más, yo solo quería tu perdón mamá, pero es mejor que me vaya.- se puso de pie apoyándose sobre su bastón.
-No sé si esto lo pueda perdonar, ¿Que clase de hijo hunde a su mamá así porque no piensa más que en él?, Porque nunca pensaste en mi todo fue por como tú te sentías, y yo por ti daba mi vida, yo por ti le hice responsable me hice madre, y traté de hacerlo lo mejor que pude.- dije exaltada aún pero ni siquiera mirarlo podía.

Cómo yo te amé Donde viven las historias. Descúbrelo ahora