Mi Talismán

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Sé que usualmente se dice que nunca bebas hasta perder el conocimiento y menos por un amor, lo cual se suele pasar por alto, pero ahora lo diré yo y es totalmente cierto, pues al día siguiente traía un dolor de cabeza insoportable, no recordaba muchas de las cosas que habían pasado, y mi ropa destilaba a alcohol y vómito, el cual muy seguramente tendría que limpiar.
Me levanté cómo pude aún con los ojos entrecerrados pues me lastimaba la luz proveniente de mi ventana, me quité el saco que traía y me metí a bañar, después me puse una pijama y me tomé unas aspirinas, para bajar a desayunar, me percaté que mi contestadora tenía un mensaje así que lo puse.

-Hola Ana.- Era Alberto.- Seguro no te acuerdas de nada pero mira aquí el resumen, ayer te cuide todo el tiempo, fui yo quien te subió a tu cuarto y quién se encargó de que nadie se llevará nada.- rió.- Amm te vomitaste en el jardín y te desmayaste Vero me dijo y fui por ti, no te preocupes ella está bien, y le pedí a mi señora del servicio que te preparara algo de desayunar y que limpiará todo así que ya solo debes calentarte lo que dejó en la estufa, bueno te quiero Amiguis.

Y ahí terminó el mensaje, conforme iba diciendo lo de la fiesta tenía más flojera pero ahora que notaba que mi casa si estaba totalmente limpia me sentía un poco mejor.
Mientras estaba desayunando sonó el timbre de la casa y me dirigí haber quien era.

-Mi vida ¿No te has vestido?.-dijo Vero al verme aún en pijama.
-Yo...- la jale hacia el interior pues me lastimaba la luz.- pasa, ¿Tenía que vestirme?.
-Bueno si quieres no pero es que hoy tengo cita con el doctor y me habías dicho que me querías acompañar.- bajó la mirada Vero.
-Maldición.- se me había olvidado por completo.
-No te preocupes si quieres voy y ya te aviso cuando salga.
-De ninguna manera dame cinco minutos y ahora bajo.

Salí corriendo a mi habitación en dónde mientras me peinaba con los dedos buscaba algo decente para ponerme, agarre unos lentes de sol, me puse un poco de labial, y maquillaje en polvo y bajé.

-¿Tan rápido?.- cuestionó soprendida Vero al verme.
-Se hace tarde ¿No?.- dije tratando de encontrar sin ver el cierre de mis jeans.
-Aun hay tiempo, pero por eso te amo.- Vero se acercó a darme un beso mientras con su mano subía mi cremallera.

Me quedé tiesa ahí, pues me sorprendía la versatilidad que tenía con sus manos, y cuando digo tiesa es porque ella ya estaba abriendo la puerta de la casa y yo seguía parada en la sala con ganas de bajarme el pantalón.

-¿No vienes?.- se giró a decirme.
-Si me vuelves a subir mi cremallera si.- dije con la boca abierta y ella rió.

Subímos al auto y ella manejó, sin duda era una salvaje pues daba acelerones y luego frenaba bruscamente pero así amaba a mi chaparrita, era simplemente ella.
Al llegar al hospital el doctor ya la esperaba, y me dejaron pasar con ella, tomamos asiento.

-Señora Verónica bueno ya tengo los resultados de sus análisis.- dijo el doctor mientras abría un sobre.- Veo que hoy viene acompañada.
-Así es, vengo con Ana.- sonrió Vero mientras ponía su mano sobre la mía.
- Sé que esto sonará quizá un poco profesional de mi parte pero ¿Le puedo pedir su autógrafo señorita Ana?.- volvió a decir sorpresivo el doctor.
-Ah si claro, ¿Dónde le firmó?.- dije distraída mientras me acomodaba mis lentes.
-Aquí por favor.- y me dió una hoja de su libreta de recetas.- bueno procedamos a leer sus resultados si les parece.- volvió a decir.

Vero lucía nerviosa, así que tomé su mano para tratar de calmarla.

-Bien señora, me temo que no son nada favorables los resultados.- dijo suspirando el doctor.
-¿Que tiene?.- pregunté con preocupación.
-Bueno, ¿Ha estado sometida a mucho estrés, corajes, o algo que la preocupe mucho señora?.- la miré con angustia.
-Bueno si alguna que otra preocupación.- respondió ella sin mirarme.
-Verá, tenemos que operarla de la vesícula, me temo que yo no podré hacerlo pues me han ofrecido un trabajo en España y me temo que hoy es mi último día en el hospital, pero le recomendaré a un colega que es de mi absoluta confianza.
-Doctor, si no hay inconveniente me gustaría que usted me operará, conoce muy bien mi situación y no me importaría que fuera antes de que usted se fuera.- interrumpió Vero.
-Pues hoy es miércoles.- miró su calendario el doctor.- Y yo me voy mañana entonces podría ser hoy por la madrugada si así usted lo desea.
-¿Madrugada?.- preguntó agobiada mientras nos mirábamos fijamente las dos.- Bueno es que mañana tengo un evento muy importante aquí con la señorita.- me miró.- Y quisiera estar allí para ella.
-Comprendo.- dijo el doctor.
-¿Y en España podría operarme?, Yo iría el día que usted me indique.- volvió a decir Vero.
-Sin problema alguno señora, entonces solo le voy a recomendar que no tome nada de alcohol, nada de tabaco.- comenzó a escribir una receta el doctor.- ninguna situación de estrés, si se siente mal no dude en llamarme y venir inmediatamente al hospital, nada de esfuerzo ya sabe cargar cosas pesadas incluso relaciones quedan prohibidas aunque yo sé que usted lo sabe.- rió.- y creo que eso sería todo.
-¿Y que día la operaria doctor?.- intervine
-Pues considerando que esto si es muy serio, la verdad es que la vesícula de la señora podría explotar en cualquier momento.- suspiró.- El mismo Viernes podría operarla allá.
-El viernes.- repetí.
-Me parece perfecto doctor, así quedamos y entonces yo me cuidaré.- dijo Vero tomando la receta.
-Bien entonces las veré allá.- asintió el doctor.
-Bueno yo no podré ir.- dije triste.- pero se la encargo mucho.
-Pierda cuidado señorita.

Cómo yo te amé Where stories live. Discover now