Capítulo 5: mr. perfectly fine

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Señor perfectamente bueno.

Un mes después**

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Un mes después**

¿Quién iba a creer que era novia del chico que fingí que me gustaba para que el chico que realmente me gustaba no se diera cuenta de ese hecho? Uy, qué lío.

Y es que mi vida había cambiado tanto en las últimas semanas; Richard me pidió que fuese su novia y por supuesto yo no pude negarme, tampoco quería; sus bonitos ojos me capturaron y en sus brazos me sentía tan feliz, no quería que me soltara nunca.

Mi felicidad sería completa si no fuese por él; William y yo no habíamos vuelto a cruzar palabra, pese a la cantidad de veces que él intentó buscarme. Yo sentía que simplemente no podía perdonarlo.

Así que la mayor parte de mi tiempo lo pasaba con Richard, sólo su compañía evitaba que Will me hablara.

Pero, a pesar de ya no tener relación con él, no podía evitar preocuparme por ese idiota. No lo veía bien, siempre parecía cansado y sus sonrisas parecían falsas. Ni siquiera le sonreía a Leah como antes y desde hacía dos semanas ni siquiera me miraba si nos cruzábamos en el pasillo o en el salón.

Así que imaginarán mi sorpresa cuando me tomó del brazo y se encerró conmigo en el cuarto de limpieza de la escuela.

–¿Qué se supone que estás haciendo, William?– pregunté perpleja.

Oh, esto se ha puesto interesante.

Era la primera vez que lo tenía tan cerca desde nuestra discusión y definitivamente había subestimado el poder que tenían sus ojos sobre mí.

La dignidad ha salido del chat.

Pero de todas las situaciones que podía llegar a esperarme de él, esta fue la que más me sorprendió: lloró. William estaba llorando y abrazándome. Yo por mi lado estaba tiesa.

–En serio lo siento, Val– dijo en el hueco de mi cuello, provocándome cosquillas–, siento todo lo que te dije ese día. Dime que puedes perdonarme, por favor.

Mi orgullo se doblegó, sabía que estaba realmente arrepentido, y mi dignidad se disipó al momento que lo abracé con todas mis fuerzas.

Inspiré su aroma y lo supe: esta era mi casa. Podían pasar muchísimas cosas entre él y yo, pero él siempre sería mi hogar.

–Me lastimaste– declaré con mi rostro aún enterrado en su pecho, pude sentir cómo sus músculos se tensaban–. Siempre pensé en ti como la persona que nunca me lastimaría. Darme cuenta de que eso no es así, me lastimó muchísimo.

Sabía que estaba haciendo que se sintiera peor pero realmente necesitaba sacar ese dolor de mi pecho. Y, de alguna forma egoísta, quería que pagara por lo mal que me había hecho sentir.

–Lo sé– dice en un sollozo–, me di cuenta en el momento que vi tu rostro, en el momento que te alejaste de mí.

–Entonces, ¿por qué, Will? ¿Por qué me dijiste esas cosas horribles?– le pregunté levantando la cabeza, mirando a sus ojos.

PerdidaWhere stories live. Discover now