Capítulo 16: Heart attack.

34 9 49
                                    

Entré en mi habitación, cerrando la puerta a mis espaldas. Sophie estaba sentada en la cama pintándose las uñas con un desordenado moño en su cabeza de sus rojizos cabellos. Estaba tan concentrada que ni siquiera me prestó atención cuando entré, o eso creí.

—¿Por qué la sonrisa falsa?

La miré sorprendida; no había apartado la mirada de su labor en ningún momento. Además, creí que era lo suficientemente convincente mi sonrisa.

—No tengo ninguna sonrisa falsa— dije haciéndome la tonta.

—¿Ya te cansaste del rollo del mejor amigo?— preguntó Evan, provocándome un susto.

—¿En qué momento entraste en mi habitación?

Hacía semanas que no lo veía y no recordaba haberlo invitado, así que verlo tan campante en mi habitación era extraño.

—Ah, estaba cansado de ser ignorado por tu persona— dijo acostándose en mi cama—, así que decidí aparecerme solito.

—¿Qué sucede con Will?— pregunta Sophie, dejando el esmalte rosa en la mesita de luz.

—No sucede nada con Will— dije forzando una sonrisa.

Te he dicho que eres pésima mintiendo

Odiaba que me conociera tanto.

—Anda, ya dinos qué está sucediendo— me animó Evan.

—Es que justamente es eso— dije suspirando al sentarme en la cama—; no sucede nada.

—¿A qué te refieres?— me pregunta Sophie con el ceño fruncido.

—No me digas que aún no lo han hecho— me dijo Evan sin poder creer sus propias palabras.

¿Acaso era tan transparente?

—¡Llevan saliendo dos semanas!— exclamó Sophie igual de sorprendida— ¿Cómo es que aún no se han acostado?

—Además— agregó Evan—, ambos se han acostado con otras personas ya. No lo entiendo, monstruo, explícate.

—¡Frustra todos mis intentos! No tienen una idea de lo que han sido estos días; no para de rechazarme. Estoy empezando a creer que no le gusto de esa forma. No lo sé...

—Créeme— dice Evan—: le gustas de esa forma. Tendría que estar ciego para que no le gustes de esa forma.

—De acuerdo— dije soltando un suspiro y dejándome caer de espaldas a la cama—. Todo empezó al otro día de la ridícula declaración de amor.


—Tengo que confesarte algo— me dice Will después de unos minutos de silencio.

Estábamos sentados en el capó del auto, cubiertos por una manta.

—Dime— dije un poco preocupada por lo que sea que tenga que decirme.

—Hace unos días escuché una conversación que tenían tú y Evan. Sé que estuve mal, no necesito que me lo digas o que te enojes— me aclaró al ver la mala expresión de mi rostro—. La razón por la que lo hice fue por lo que me habías dicho la noche anterior, ¿recuerdas? Que estabas celosa...

—Lo recuerdo muy bien— dije algo enojada; no me agradaba que me haya seguido y que hubiera escuchado una conversación privada—. ¿Y qué fue lo que escuchaste?

—Cuando le contabas a Evan acerca de Richard; lo que te había hecho y cómo te sentías. Ahí fue cuando me di cuenta de que quizás sentías algo como yo y que alejándome de ti no lograría dejar de sentirlo. Pero también con esto quiero decirte que yo no te lastimaré, Val. Que, aunque me haya acostado con la mitad del campus, así como dijiste— dijo con una pequeña sonrisa que logró sacarme todo el enojo—, tú eres especial. Yo no sería capaz de lastimarte.

PerdidaWhere stories live. Discover now