Capítulo 43: chasing pavements

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— ¿Puedes ir a avisarle a su pareja que tardará más la operación?- le pedí a una de las internas cuando me llamaron de urgencia de un quirófano. 

Sí, por supuesto que estaba él. Nunca en la historia de la cirugía habían estado un especialista en plástica y otro en general tanto tiempo juntos. Jamás. Pero Jackson estaba trabajando en su mandíbula mientras yo intentaba detener una hemorragia bastante complicada.

— ¿A cuál?- preguntó la interna riendo.

— ¿De qué hablas?- pregunté confundida. La realidad es que otro médico la había examinado así que no estaba al tanto de su caso.

— Parece que iba en el auto con su amante y tuvo un accidente. Sólo ella salió herida pero ahora están el marido y el amante esperando por ella.

Jackson y yo nos miramos brevemente y entendí a la perfección por qué éramos los únicos que no se estaban riendo: eso nos podría haber pasado a nosotros.

— Pues puedes avisarle a los dos por separado para no generar más problemas de los que ya hay, ¿no te parece?- le dije con voz dura, aparentemente fui tan dura que todos se quedaron impresionados.

— Esa es mi voz de jefe de residentes- dijo Jackson después de un rato.

— Puede que me hayas inspirado- le dije y sentí cómo un dolor cruzó por mi pierna.

Mierda, no podía pasarme esto ahora; estaba en plena cirugía y esto seguro que para dos horas más tenía seguro. ¿Por qué me dolía tanto? Bueno, convengamos que había alzado a Penny más de lo normal después de su pequeño accidente, y que la había malcriado bastante. También había estado corriendo de una punta del hospital a la otra. Y otra vez la punzada de dolor.

Para cuando estaba por terminar las últimas suturas, tenía el cuerpo cubierto de sudor; el dolor era insoportable, tenía todos los músculos entumecidos.

— Doctora Mills, ¿se encuentra bien?- me preguntó uno de los internos.

— Hazme un favor- le pedí y se acercó a mí rápidamente-. Agarra un par de tijeras y corta la pierna izquierda del pantalón por atrás. Hazlo- le volví a decir cuando me miró como si le hubiera pedido la cosa más rara del mundo.

Bueno, convengamos que muy normal no es.

— ¿Hasta dónde, doctora?

— Hasta que ya no veas la cicatriz.

El interno empezó a cortarme el pantalón mientras yo rezaba para que no me clavara las tijeras en el trasero. Siguió cortando hasta bastante más arriba de la rodilla.

— Wow, nunca había visto una cicatriz tan grande- dijo sorprendido. Miré de reojo a Jackson que estaba más concentrado en lo que me hacía el interno que en la paciente.

— Dime si las incisiones están bien.

— Creo que sí.

— ¿Cómo crees? ¿No sabes si una incisión está bien curada?- pregunté en modo maestra.

— No sabría decirle, estoy impresionado, nunca he visto algo así...

— Déjame a mí- dijo Jackson impaciente y lo alejó. Se agachó detrás mío y empezó a tocar las tres incisiones nuevas que tenía en la pierna. A pesar de que estábamos en un quirófano lleno de gente, no pude evitar ponerme nerviosa ante su contacto.

— Está bien- dijo con tono bajo-, tienes el músculo agarrotado, por eso te duele. ¿Lo puede terminar alguien más?

— No, ya termino- dije e hice todo lo posible para apresurarme e ignorar el dolor.

PerdidaWhere stories live. Discover now