Capítulo 28: illicit affairs

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Terminado mi interminable turno de 48 horas, decidí que era tiempo de volver a mi casa; había tenido bastante tiempo para asimilar todo y comprendí que Sophie tenía un poquito de razón. Era cierto que me había estado enfocando en mi trabajo y que había descuidado a Will, y creo que se debía a que estaba enojada con él, la mayor parte del tiempo estaba enojada con él y el hospital me daba la excusa perfecta para mantenerme alejada.

Y también porque el doctor Monroe te obligó a irte del hospital porque ya tenías muchas horas acumuladas.

Bueno, sí también, pero amo a Will, por mucho que me haga enojar, así que intentaré que tengamos una conversación relativamente sincera en la que ambos podamos exponer lo que nos sucede y tratar de encontrar un punto en el que los dos nos sintamos más o menos cómodos. Así que aquí estaba: cocinando lasaña. No por algo en particular, sino porque a Will le gustaba mucho mi lasaña y a mí no me costaba nada hacerla para complacerlo.

Puse la lasaña en el horno para que se derritiera el queso cuando escuché la puerta del departamento, me puse nerviosa como si siguiera teniendo 15 años, él seguía teniendo ese efecto en mí.

- Hola- dije cuando se quedó sorprendido al verme.

Avanzó hacia mí y estampó sus labios con los míos, besándome apasionadamente. Sí que podía adaptarme a eso, quizás la charla podía quedar para más tarde. Cada vez me empujaba más cerca del horno que estaba encendido

- Will, espera- dije riendo entre besos, pero él seguía concentrado en su trabajo, ya podía sentir las manijas de las hornallas en mi trasero-, Will en serio.

Hasta que entonces pasó lo que temía; me empujó tanto contra el horno que me quemé la parte baja de la espalda ya que se me había levantado la remera. Lo empujé instintivamente porque ya que no estaba escuchándome, me volvería a quemar.

- ¿Qué te sucede, Will? Me quemaste- grité enojada, apagando el horno, no quería volver a quemarme.

Pero él no me respondió y se volvió a acercar a mí para volver a besarme, pero yo corrí el rostro.

- Will, en serio, ¿qué te pasa?- pregunté empezando a sentir que los nervios ante la expectativa de verlo, se estaban convirtiendo en miedo. Hasta que entonces lo vi: sus pupilas completamente dilatadas- ¿Volviste a consumir?

- No me jodas, Valerie- dijo él queriendo volver a besarme, pero esta vez me alejé más de él.

- ¿En serio lo hiciste, Will?- grité tan fuerte que sentí que me lastimaba la garganta- ¡Eres increíble!

- ¿Por qué te sorprende tanto? Después de todo dijiste que era todo culpa de mi adicción- me gritó él, pero lo que más miedo me dio fue su mirada, era como si no me conociera.

- ¡No puedo creer que volví a confiar en ti y que lo hayas vuelto a hacer! Debería alejarme de ti porque lo único que harás es arrastrarme a tu maldito pozo.

- No te vas a alejar de mí, Valerie- gritó tirándome del cabello con ambas manos.

- Suéltame, suéltame- grité desesperada, no podía estar pasándome esto de nuevo.

- ¿Me escuchaste? No te alejarás de mí, siempre estarás conmigo.

- Hey, déjala- gritó uno de nuestros vecinos, no tenía idea de cómo habían hecho para entrar al departamento, pero nunca me alegré tanto de ver a él y a su marido.

Will me soltó cuando lo sujetaron entre los dos y yo salí disparada del departamento. Podía escuchar los gritos de Will, intentando soltarse de los vecinos. Entendí que no podía huir como todo mi cuerpo me pedía que hiciera, no sé si tomé la mejor decisión, pero necesitaba que eso parara.

PerdidaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang