Capítulo 38: don't speak

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— Lo siento, me tengo que ir- dijo Jackson unos minutos después de la propuesta-. Hubo un choque en cadena y hay varios heridos.

— Oh, yo estoy de guardia, también tengo que ir, lo siento- le dije a Will pero creo que estaba tan feliz que ni siquiera se enojó porque estuviera huyendo minutos después de aceptar casarme con él.

¿Dije huyendo?

— No tienes que venir- me susurró Jackson cuando nos apartamos para salir.

— Quiero hacerlo.

En un momento levanté la vista y vi a mis dos madres mirándose con cara de circunstancia, claro, ellas eran las únicas que sabían por lo que estaba pasando. Las dos me miraron, pero fue Margaret quien habló:

— Hazme saber si necesitan ayuda.

Traducción: llámame si no tienes idea qué hacer con tu vida.

— Lo haré.

Bajamos los dos y nos subimos a su camioneta en el silencio más incómodo del mundo. Jackson se aferraba al volante como si le fuera la vida en ello, los nudillos se le habían puesto blancos de tanta fuerza que hacía.

— Lo siento- dije entonces.

— ¿Qué sientes? ¿Haberle dicho que sí a un hombre que ya no amas? ¿Haberme roto el corazón frente a mí familia?

— ¿Qué se suponía que tenía que hacer, Jackson? ¿Decirle que no? Estaban todos ahí esperando mi respuesta.

— ¿Qué le hubieras dicho si te lo pedía en privado?

No pude responderle porque sabía la respuesta: le hubiera dicho que sí.

— Nunca seré suficiente para ti- dijo con la voz quebrada.

— No es eso- dije yo en un vago intento por hacerlo sentir mejor, pero no podía porque era eso lo que me pasaba; por mucho que lo amara a Jackson, no era Will. Y en eso se resumía todo.

— Claro que es eso.

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<<Tú y yo solíamos estar juntos, siempre juntos, cada día>>

— Hey, Val, ¿estás bien?- preguntó Will preocupado cuando entró en nuestro departamento y me encontró llorando.

Habían pasado dos días desde que me propuso matrimonio y esta era la primera vez que nos veíamos ya que había estado asistiendo a múltiples cirugías por el choque en cadena de esa noche.

— Soy una persona horrible- lloré desconsoladamente.

Sí, ahí estaba yo; llorando desesperada porque no tenía idea de qué hacer con mi vida. Había intentado mantener la compostura estos dos días pero, al momento de entrar a casa, toda la realidad se me cayó encima y ahora no podía parar de llorar.

— Val, me asustas, ¿qué ha pasado?

<<Realmente siento que estoy perdiendo a mi mejor amigo. No puedo creer que este pueda ser el final>>

Will siempre había estado a mi lado, había sido la primera persona que me pudo hacer reír, que me hizo creer que quizás no todos eran tan malos como mi padre lo había sido conmigo. Él me había ayudado a creer en las personas, a creer que una mejor vida podía ser posible.

— Will yo no he sido sincera contigo- dije entre sollozos, no estaba segura de lo que estaba haciendo, lo único que sabía era que necesitaba mitigar el dolor que tenía en el pecho porque ya no me dejaba respirar.

— ¿De qué hablas, Valerie?- preguntó él mientras su semblante se ponía serio.

<<Parece tan duro que lo estés dejando ir. Y si es real, bueno, no quiero saber. No hables>>

— Will te he engañado con otro hombre- dije sintiendo como las palabras me lastimaban los oídos.

— No, no, no- empezó a gritar él y se alejó de mí como si lo quemara.

Se agarra la cabeza y empieza a maldecir. Odio haberle hecho esto a él, esto no tenía que ver con Will, sí había hecho cosas malas, pero no se merecía nada de lo que le había hecho. Esto tenía que ver conmigo, yo no estaba bien; era una persona tóxica y estaba demasiado jodida. Y lo había lastimado.

<<Sé lo que estás diciendo, así que por favor deja de explicarlo. No me digas porque duele>>

— Lo siento mucho, Will, nunca quise lastimarte, no...

— Cállate, no quiero saber nada de ti- me gritó él con lágrimas en sus ojos-. ¿Por qué me hiciste esto? Sé que he cometido errores pero te di todo, Valerie, tú eras mi vida. ¿Fue algo de una sola vez?

Él tenía razón; siempre había hecho todo lo posible porque yo sintiera su amor, porque me sintiera amada y cuidada, incluso mucho antes de que seamos novios. Will siempre había sido mi ancla, mi brújula, pero yo había perdido el camino.

— No- me limite a decir, no podía simplemente aceptar frente a él que me había enamorado de otro hombre.

<<No necesito tus razones>>

— ¿Quién es?- preguntó él secándose las lágrimas del rostro con furia.

— Eso no importa- dije yo.

— ¡Claro que importa!- gritó él pateando una silla, me hice un bollito en el sillón.

<<Mientras morimos, ambos tú y yo con mi cabeza en mis manos, me siento y lloro>>

— Vete de aquí- dijo él entonces-. No quiero saber nada más contigo.

Quería tirarme a sus pies y suplicarle que no me dejara, suplicarle para que me perdonara y podamos volver a ser felices. Pero sabía que eso no era justo para él, no sólo porque lo había lastimado deliberadamente, sino también porque yo seguía amando a Jackson y no podía estar con Will mientras ese sentimiento brotara de mi pecho.

— ¿Este es el final?

— No puedo ni siquiera verte- dijo él dolido-. Junta tus cosas y vete, no quiero verte aquí cuando vuelva.

<<Todo está terminando. Vamos a terminar de fingir quienes somos. Tú y yo, puedo vernos morir, ¿lo estamos?>>

— Will- dije antes de que cruzara la puerta, me miró y no pude ver el amor que antes me tenía en su rostro-, no dudes de que te amé y que lo sigo haciendo, siempre lo haré. En serio lamento haberte lastimado.

Will se había ido, me había dejado. Jackson me odiaba, los últimos días ni siquiera me había dirigido la palabra. Ya no tenía un hogar, había perdido todo por mi propia indecisión, había lastimado a dos personas muy buenas por no poder poner en orden mi vida. Necesitaba terminar con todo esto.

Agarré mi bolso y me dirigí al baño. Necesitaba terminar con esa duda, necesitaba poner las cosas en perspectiva. Tomé el palito que había robado del hospital y esperé los cinco minutos que indicaba.

Estaba nerviosa, era el peor momento posible para que aparecieran las dos rayitas pero lo hecho, hecho estaba y yo necesitaba empezar a hacerme cargo de las decisiones que había tomado.

Cinco minutos después las dos rayas habían aparecido en el palito.

Era oficial.

Estaba embarazada.

Y ese no era todo el problema.

El problema era que no sabía de quién era. 

PerdidaWhere stories live. Discover now