Capítulo 49: the river

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— Tengo algo que decirte- me dijo él.

— ¿Qué sucede?- pregunté levantando la cabeza de la almohada para poder verlo bien ya que su tono me asustó.

— Me voy a Alemania.

— ¿Qué?- pregunté con la voz temblorosa.

— Me ofrecieron una beca para seguir con mi investigación y expandirla.

— Y la has aceptado- dije incrédula.

— Sí, lo he hecho.

— ¿Y Penny?

— Si Penny es mi hija, vendré a verla o ustedes pueden ir a visitarme allá también, por supuesto y obviamente te enviaré dinero para...

"Soy un eco en tus sombras, estoy metida muy profundo en el río. Tu reflejo es una promesa que no pudiste cumplir. Sé que te perdí ahí, lo sé, es justo"

— No me importa tu estúpido dinero- espeté-. Te pedí una sola cosa; te pedí que no te metieras en la vida de mi hija si después ibas a irte. ¿Qué mierda ha sido lo de las últimas semanas, Jackson? Los regalos, las cenas, las horas de juego con ella, ¿querías vengarte de mi? ¿Querías mostrarme lo buen padre que hubieras sido? ¿Y ahora me dices que te vas? Cuando volviste a meterte en mi vida, ¡cuando te metiste en la vida de mi hija!

— ¡No la voy a abandonar!- me gritó él.

— Sí que lo estás haciendo, no es lo mismo. Mi padre ha viajado toda su vida y sí, ha sido un buen padre, pero ¿sabes cuántas veces me hubiera gustado que esté en casa cuando tenía un problema? Todas las cenas familiares que se perdía, los actos escolares y esas chorradas que son importantes para un niño. Dios, Jackson, no puedo creer lo que me estás diciendo.

— Lo siento, Valerie, yo... necesito hacer esto, necesito poder ir allí y trabajar en algo que sea mío porque desde que te apareciste frente a mí en el hospital hace unos meses siento que he perdido todo lo que soy.

"Tienes tus demonios, pero cariño, todos se ven como yo" nunca la frase de una canción había tenido tanto sentido como ahora.

— Vete, Jackson, sí tan mal te hago no tiene sentido que sigas en mi casa y menos en mi cama.

—-------------

— ¿Se va?- preguntó Leah que, sorpresivamente, otra vez estaba aquí en Washington.

— Sí.

— ¿Sin ustedes?

— Sí.

— ¿Y estás embarazada de él? ¿De nuevo?

— Sí, o bueno esta vez estoy segura que es de él porque no estuve con nadie más.

— ¿Y él no lo sabe?

— Leah me acabo de hacer el test porque me obligaste a hacérmelo después de haber estado vomitando toda la mañana- dije aún sin poder creerlo-. Obviamente que no lo sabe.

— ¿Y se lo dirás?

— Su vuelo sale mañana temprano, intenté llamarlo pero me da ocupado.

— ¡Tienes que decírselo!- gritó haciendo que me doliera más la cabeza.

Hacía una semana que Jackson me había dicho que se iba a Alemania para hacer su maldita investigación que claramente era más importante que su familia. Sí, como verán sigo muy enojada al respecto.

Pero la cuestión es que apenas habíamos hablado esta semana; él había querido venir a ver a Penny así que aproveché y me fui a hacer compras para no tener que cruzar palabra alguna con él. Mis "compras" consistieron en sentarme en una heladería a comerme un montón de helado de frutilla mientras lloraba desconsolada; es posible que ahí tendría que haber considerado el hecho de que estaba embarazada.

Dios, encima eso. ¿Por qué tenía la maldita costumbre de quedar embarazada en el peor momento posible? La vez anterior me enteré el día que Jackson quiso dejarme y ahora me enteraba horas antes de que él se tomara un vuelo a la otra punta del mundo. ¿Por qué?

Oh, y no quiero ni siquiera empezar a hablar de que ahora estaba desempleada porque la doctora Nicholson había decidido que no pasé mi período de prueba así que ahora no tenía trabajo. No sabía qué rayos hacer: me contactaron de Toronto dispuestos a contratarme nuevamente, pero no me parecía correcto volver a irme del país. Primero, porque ya había hecho que Penny pasara una mudanza y un cambio tan grande. Segundo, no podía pretender que Michelle se mudara de nuevo conmigo porque sabía cuántos sacrificios había hecho todos estos años para acompañarme. Tercero, si antes apenas podía con Penny ahora con otro bebé sería el doble de difícil.

Y encima justo ahora que había encontrado un buen tratamiento para mi dolor de pierna.

— Yo creo que puedo prescindir de la mayoría de mis viajes durante los próximos meses y...

— Oh, no, corazón- dije llorando, de acuerdo estaba sensible por las hormonas-, no es necesario. No, tú no eres el padre; él es quien debería ayudarme a hacerme cargo de sus hijas. Dios, te odio, Jackson Monroe, maldigo el día que entré a trabajar a ese maldito hospital y te conocí con esa sonrisa tan encantadora que tienes y esos ojos. ¡Te odio!

— Sí sabes que él no está aquí, ¿verdad?

— Soy una persona inestable, Leah, no puedo tener un hijo más, ¿sabes lo difícil que es criar a Penny? Lo que es escuchar "mami, mami, mami" todo el día, no un rato, no a veces, todo el tiempo que la tienes a tu alrededor. Imagínate con dos.

— Cariño- dijo ella poniéndose seria-, ¿has pensado quizás en no tenerlo?

Otro acceso de llanto se apoderó de mi cuerpo. No, a pesar de todo quería a este bebé desde el mismísimo momento que aparecieron las dos rayitas en el palito.

— De acuerdo, tomaré eso como un no- dijo ella intentando consolarme.

De pronto sonó el timbre de casa y todo mi cuerpo se puso en alerta, ¿sería Jackson?

— Yo iré- dijo Leah y se levantó de la cama.

Me incorporé esperando verlo, pero sólo entró Leah con un sobre en las manos.

— ¿Qué es eso?- pregunté.

— Creo que es el resultado del test de paternidad de Penny.

— Oh, Dios, ¿ya está aquí?

— Sí, ¿quieres abrirlo?

Tenía que.

— Dámelo- le dije y me lo tendió. Abrí el sobre y fui directo al resultado.

Compatible.

Jackson era el padre de Penny. 

PerdidaWhere stories live. Discover now