Capítulo 44: nostalgia

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Narra Jackson ** 

— ¡Mierda! Es tardísimo, me quedé dormida- se levantó rápidamente y empezó a buscar su ropa.

— ¿Tienes que ir a algún lugar?- pregunté desperezándome en la cama.

— Sí, tengo que buscar a Penny, está en casa de mi madre y tu padre.

Sí, eso seguía sonando raro. Especialmente considerando que estábamos los dos desnudos.

— ¿Están viviendo juntos de nuevo?- quise saber, haciendo que ella suspirara con cansancio- ¿Qué sucede?

— Ellos nunca dejaron de estar juntos, sé que se veían cada vez que podían, es sólo que... yo realmente necesitaba a Michelle, lo sigo haciendo y...

— ¿Qué hay de tu esposo? ¿Por qué siempre Michelle cuida a Penny?- quise saber, no podía tolerar haber estado con ella mientras estaba casada, no toleraba volver a ser su amante.

— ¿Qué esposo?- preguntó confundida.

— Asumo que te habrás casado con alguien y por eso cambiaste tu apellido.

— Oh- exclamó entendiendo a dónde me dirigía-. En realidad no era mi esposo; fue mi maestro todos estos años y quiso que nos casáramos porque veía en mí un gran potencial y de esa forma cuando él no estuviera los demás me respetarían. El apellido Mills significaba algo por allí.

— ¿Te casaste con tu jefe por prestigio?- pregunté como si fuera lo más tonto del mundo.

— Me casé con él porque había dedicado su vida al trabajo, no tenía familia y me heredó todo a mí. En fin... no es algo que sea muy significante en mi vida, sólo es un apellido. Muy linda la historia pero me tengo que ir, pediré un taxi.

— Te llevo- le dije entonces sin poder creer que esas palabras habían salido de mi boca.

— ¿Qué?- preguntó ella aparentemente sin poder creérselo tampoco.

Suspiré — Yo también voy allí; mi padre me había invitado a almorzar, sólo que no tenía idea del pequeño detalle de que tú estarías incluida, o Michelle, o Penny.

— De acuerdo- dijo ella no muy segura y los dos nos apresuramos a vestirnos para salir de ahí.

Me gustaba esa habitación de descanso porque estaba en un área del hospital por la que nadie solía pasar, por lo tanto casi no había ruido y a nadie generalmente le importaba que la habitación estuviera siempre cerrada, ya que casi nadie se quedaba allí.

Valerie y yo salimos sin problema, léase sin ser vistos saliendo juntos de una habitación de descanso, y nos dirigimos hacia el estacionamiento donde estaba aparcado mi auto.

— Oh, ¿qué le ha pasado a la vieja camioneta toda mugrosa?- preguntó ella riéndose.

— Ja, ja, muy graciosa, yo al menos no tengo que estar pidiendo taxi- dije mientras nos subimos a nuestros respectivos asientos.

— Yo- dijo ella y su cara se había transformado-, yo no pude volver a manejar después del accidente.

— Lo siento, Val, no...

— Está bien- dijo ella mirándome con media sonrisa-, no lo sabías y no tenías por qué saberlo. Es sólo que no lo tolero, ¿sabes? Me encuentro frente al volante y me quedo paralizada. Ni hablar si Penny está en el auto conmigo, no puedo siquiera entrar en el auto. Así que vivo en taxis o mi mamá me lleva. Es... es horrible depender todo el tiempo de ello, pero simplemente no me animo a manejar.

— Lo entiendo, yo... manejaré despacio así vas tranquila.

— No, está bien, maneja normalmente. Confío en ti, sé que no me pasará nada a tu lado- dijo y al parecer se arrepintió de ese pensamiento tan profundo, pero antes de dejarla salirse con la suya y decir cualquier cosa la interrumpí:

PerdidaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt