Meine Rettung [H.R.M.A. |+21]

Capítulo 41

Dylan Roquer:

Arrugo la nariz al ver a Roxane, esa mujer ya no tiene límites.

Eso de hostigarme al punto de ya comenzar a ahogarme está sobrepasando los límites.

Por el hecho de que sea una mujer es que la respeto y no trato de hacer nada contra ella. Ya es hora de realizar una denuncia, ella no entiende. Su obsesión es incontrolable.

Ella sonríe y se acerca a mí, comienzo a retroceder y me meto en el ascensor, prohibiré su entrada absoluta a la empresa.

—Largo de aquí. —digo y le hago una seña para que se vaya.

Dirijo la mirada al piso y formo una sonrisa, esa que te transmite la ironía al cien por ciento.

—Me tienes harto, mujer. Estoy tratando de mantener la cordura contigo. —digo con la voz elevada y cargada de enojo.

Ella se apoya en la puerta y no deja que se cierre. Eleva las cejas y me ordena que salga. Mis manos pican.

"No, Dylan"

Pienso en lo que haría Grecia. Ella actuaría con serenidad hasta un punto y si le cansarán usaría la fuerza.

Pero sus quejidos son estresantes y la manera en la que me llama es irritante.

Sostengo su brazo y la jalo dentro del ascensor, las puertas se cierran y aprieto el botón para que detenga en ese piso. Roxane se muestra contenta y eleva los brazos alrededor de mi cuello.

Aparto su brazo con rapidez. Dejo de hacer tanta presión en su muñeca sostenida y lo suelto. Si aumento la fuerza en ella podría llegar a fracturar su brazo, pero todo eso sucedería si realizo un movimiento de palanca.

Retrocedo dos pasos y trato de encontrar mi paz interior.

—¿Por qué te gusta causar líos? —pregunto.

Roxane se encoge de hombros y se muestra dubitativa, ha pasado de una cara de satisfacción a una de total neutralidad. Se soba su muñeca y hace un gesto de rabia, puedo escuchar su respiración acelerada.

—¿No quieres ser mi amigo? —pregunta con cinismo mientras su mano derecha sigue en su muñeca izquierda.

Aprieto los puños y niego. Muerdo mis mejillas internas.

—Roxane, no sigas. —me acerco de nuevo a ella, pero esta se muestra tranquila, ahora. Puedo imaginar que esta pensando en mil cosas en este momento, fija la mirada en mi cuello.

Esta perra es capaz de incrustar sus uñas en mi cuello.

No cabe duda de que sus gestos son tan incongruentes, en un momento puede estar riendo de manera divertida como lo hace ahora mientras se muerde los labios y mueve la cabeza.

Se queda en silencio y yo tomo la decisión de querer volver a tocar el botón del ascensor para abrir la puerta y marcharme. Pero Roxane coloca su mano en mi antebrazo.

Eleva la ceja y suelta un silbido estresante.

"Esta perra, está muy loca"

Su mirada se conecta con la mía y puedo sentir esa tensión. Pero, aquella que es rodeada de negatividad y ganas de matar al otro.

—Lavado de dinero. —contesta con simpleza y fija su mirada en sus uñas, se mueve el cabello a un lado de manera divertida.

Lo que ha dicho me ha dejado totalmente asombrado. Nadie debería saber lo que pasa dentro. El hecho de que Roxane sea conocedora de algo es totalmente inaudito, nadie más que yo y Grecia lo saben dentro de esta empresa.