Capítulo 50.

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Grecia:

Solo duro una semana estar lejos de Dylan. Me negué al hecho de tumbarme a una cama a llorar por lo que había sucedido. Tenía que estar bien. 

Aunque Jassel me haya comentado sobre lo que realmente sucedió, aún seguía doliendo.

Disfrute mucho ver salir por la puerta a Giselle.

Ni el hecho de haber estudiado en la mejor universidad de New York le fueron de ayuda para poder pensar con quien estrechaba la mano.

Y si vendía su dignidad para tratar de acostarse con un hombre como Dylan, era obvio que tarde o temprano podría haber traicionado a la empresa.

Diez millones de euros era lo que había sido parte de su despido, pero lo más decepcionante para ella es que ni siquiera logró cobrar y Octavio Roquer volvió a hacer su jugada maestra, dejándola como una payasa que solo se llevo un beso de Dylan.

¡Joder! Los chismes sí que se esparcieron con rapidez, pero los medios no se enfocaron en ello. La noticia de Dylan y Giselle nunca salió a la luz. Lo único que se destacó en los medios y estuvieron hablando es sobre el sexo del bebé.

Pero él o ella se niega aun a mostrarse completamente.

Cuatro meses de embarazo y mi vientre ya se nota aun más, ya no puedo dormir de lado sin que ponga una almohada especial para poder conciliar el sueño.

La soledad si que me esta golpeando fuerte, me acostumbre a él y no pensé que tendría una fecha de vencimiento o eso es lo que trato de convencerme.

Lunes por la noche y Dylan ya está dentro del avión privado. Aunque me negará al hecho de que no quería que viniera, él no me tomo en cuenta.

En definitiva, sí que estaba siendo egoísta.

Se que el hecho de viajar era muy complejo para mí y estando embarazada aun peor. Pero me reusó a no faltar a la organización del nuevo hotel y si me pongo a renegar con él perderé tiempo.

Al ingresar me siento en mi asiento, no sin antes haber acomodado todo, me pongo los audífonos con un volumen alto y finjo quedarme dormida en cuestión de segundos.

Dylan mantiene la mirada fija en la ventana y opta por quedarse en silencio.

Al instante ya no puedo fingir y abro el paquete de mis papas.

Muerdo las papas y puedo notar como voltea levemente. Dylan me observa y parece mostrarse en contra de que siga comiendo en el vuelo.

—¿Qué? —pregunto al sentirme fastidiada por su mirada.

—Deberías tratar de comer menos papas, puede hacerte daño. Aún falta mucho para llegar. —dice mirándome a los ojos, pero vuelve a desviar su mirada a la ventana.

Dejo el empaque de papas orgánicas en el asiento y entrelazos mis brazos. Dylan se percata de que llevo un rato mirándolo.

No puedo creer que haya venido, pero tampoco es que yo me mostrará tan indiferente. Mis límites de orgullo llegaban hasta un punto y permito que él me acompañe, pero eso no cambia nada.

—Dime. —pronuncia.

—El hecho de que estés aquí, no significa nada.

—Grecia, entiendo tu molestia y no trataré de decirte de que no fue mi culpa, porque si lo fue. Debí suponer que todo pasaría, con Octavio Roquer nunca hay que dejar de desconfiar y cometí el error de creer que no pasaría nada. —responde.

Me quedo en silencio y vuelvo a abrir el paquete de papas, le doy un mordisco y niego.

—Debió venir Jassel en tu lugar. —digo y Dylan se encoge de hombros, luce despreocupado.

Meine Rettung  [H.R.M.A. |+21]Where stories live. Discover now