Capítulo final

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Grecia:

El cabello de mi hija está con flores y su mejilla tiene lodo, me apresuro en limpiar sus labios antes de que pueda tragar esa suciedad. Ella emana sonidos de frustración por quitarle el tiempo cuando está entretenida jugando.

—Persie —cruzo los brazos y ella baja la mirada. Las mejillas de mi hija se tornan más rojas que ni siquiera el lodo puede taparlos.

—Mami —su voz suena tan bajo —, perdóname.

Ella me ve a los ojos y saca un poco su labio inferior. Muestra una fachada de ternura para derretir mi carácter de enfado. Muevo su cabello para botar las flores y estas van cayendo.

Volteo para ver al acompañante e igual culpable de la travesura cometida: «Su padre»

—Dylan —suelto un largo suspiro al notar como su camiseta blanca está manchado con lodo —. Se supone que cuidarías de Astrid.

Menciono el segundo nombre de mi hija y esta me mira con los ojos nublados. Me acerco a ella y paso mis manos por su rostro.

—Persie no puedes hacerlo, hija. Vas a enfermarte por estar bañándote cada tres veces al día —menciono y veo a Dylan. —Y sospecho que tú has sido el cómplice directo de esto.

Él se encoge de hombros, pero como de tal palo tal astilla este saca su labio inferior y me mira a los ojos.

—No apliques eso conmigo —digo y miro hacia el rostro de Perséfone. —Ve a bañarte, llevaré a Persie a lavarse la cara, porque no puedo estar bañando a la niña cada rato ya que podría coger un resfriado.

Dylan se acerca a mí y junta sus manos como si fuese a rezar.

—Prometo no hacerlo de nuevo —esta vez alza su mano derecha y le guiña a Persie obteniendo de ella una carcajada.

Suelto un largo suspiro.

—¡Oh vamos!, ¿Es enserio? —pronuncio —. Me hacen ver como una mamá cero divertida.

Dylan alza mi barbilla y sonríe. Persie abraza mis piernas mientras él envuelve los brazos por la espalda y me apega a su pecho. «Rayos, ahora mi cara está igual de manchada que Persie», aunque no puedo negar el abrazo de ellos.

—Somos la familia lodo de flores —dice envuelto en ironía.

Este deja de abrazarme y entrecierro los ojos, alzo la mano para apuntarlo.

—Debemos ir a comprar el pastel de Persie... —susurro al ver que mi hija se separa un poco de nosotros y está a solo unos pasos —. ¿Ya sabes donde venden una vela con número nueve con decoraciones de flores?

Dylan asiente.

—Mandé a que hicieran uno, hice que nuestra hija lo dibujará para mandar a estructurar el diseño. Traerán la vela en la tarde y el pastel también. 

Sonrío ante ello y abro los brazos, sin pensar en las consecuencias de mancharme más la ropa. Abrazo a Dylan mientras doy palmaditas en su espalda, este cierra su brazo alrededor de mi cintura. Me separo y vuelvo a señalarlo con el dedo índice. Él logra captar la indirecta. «Ve a bañarte»

—Hija ven vamos —la llamo para ir a remover esa suciedad restante en su rostro.

Llegamos al baño y cojo una toalla el cual mojo con agua. Paso la tela por su mejilla mientras ella juega con uno de sus peluches que cogió de su cama.

—¿Ya tienes regalo para papi? —pregunta de manera entusiasta. —¿Puedo saber que es mami o se trata de una sorpresa que nadie debe saber?

Termino de limpiar su cara.

Meine Rettung  [H.R.M.A. |+21]Onde histórias criam vida. Descubra agora