Capítulo 60

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Grecia:

El llanto de Perséfone se incrementa al punto de entrar en un estado de caos por no lograr su calma. Hace tres semanas nació, pero ya posee tal fuerza para llorar con efusividad que a veces suele preocuparme hasta el punto de llamar al pediatra.

Es tan pequeña y conlleva tanta responsabilidad de la cual Dylan y yo apenas podemos manejar, pero lo logramos al final de cuentas, sin embargo, acabamos tan cansados.

Le toco su pequeña nariz y un escalofrío se expande por todo mi cuerpo: «Es tan tierna» Pero, toda mi contemplación acaba cuando vuelve a soltar un llanto más elevado.

—¿Quieres ver a tu padre? —pregunto con un tono de voz tenue, mirándola como si ella de alguna manera fuera a decirme: sí mamá.

Empiezo a buscar a Dylan, pero no encuentro a este por la sala ni la cocina y lo vengo hallar en su habitación acostado con una almohada en la cabeza. Empujo la puerta e ingreso, deposito a nuestra hija sobre la cama y ella estira los brazos quitándose la manta.

—Sh... Papá duerme. —hablo en voz baja a mi hija la cual detiene su llanto, pero de una manera lenta, aún así Dylan duerme.

Las ventanas están cerradas y la calefacción es la adecuada para mantener calientita a Perséfone.

—Debes dormir tú también —digo mirándola, pero ella se entretiene observando el techo.

Me ignora para seguir curioseando la superficie llana.

Voy retrocediendo hasta que mi espalda toca la cama, el sueño me invade, pero me aferro a quedarme despierta. Pongo mi mano sobre su abdomen y doy leves palmaditas.

—Dejaste a tu padre cansado ayer y a mamá también —. Suelto un bostezo provocando así que mis ojos se llenen de lágrimas.

Ella encierra su mano en mi dedo pulgar.

—¿Puedes dormirte, por favor? —pregunto con delicadeza. Los párpados de Perséfone comienzan a cerrarse y su boca se abre para bostezar.

Miro a Dylan el cual está quieto y me preocupa el hecho de no verlo removerse, muevo su brazo ocasionando que la almohada tambaleé contra su rostro y luego caiga hacia el otro extremo de la cama. Pero aun así no se levanta, está muy agotado.

» Despertarte cada cierta hora, darle de comer y sacar sus gases. ¡Es muy cansado! De tan solo mirar al padre de mi hija sin poder moverse, me confirma todo. Yo pude descansar ayer después de haber amamantado, pero él que no pudo completar la hora de dormir fue él.

—Duerme bebé... —susurro y veo como el sonido que brotaba de su boca empieza a calmar.

Mi corazón bombea con más intensidad al ver como ella por fin se queda sumida en sueño. Ver a ellos dos dormir hace que yo también caiga rendida no sin antes colocar una almohada en el borde de la cama.

Aprieto las manos en la sábana al escuchar como vuelve a hacer sonidos. Abro los ojos y vuelvo a cerrarlos al darme cuenta de que la bebé está sobre el pecho de Dylan. Voy acercándome a él hasta que nuestros brazos rozan, alzo mi mano para poder tocar la espalda de Persie.

—Grecia... —Dylan me llama, pero no soy capaz de abrir los ojos porque aun quiero seguir durmiendo.

—Dime.

El olor llega a mi nariz y hago una mueca. Mi cuerpo va elevándose hasta sentarme en la cama.

—No encuentro los pañales — dice Dylan y el recuerdo de donde deje la pañalera me llega al instante.

Meine Rettung  [H.R.M.A. |+21]Where stories live. Discover now