Capítulo 16

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Grecia.

Dylan volvió a casa esa noche, pero no me dijo nada, su indiferencia hacia mí se notaba demasiado, en el trabajo solo hablábamos para coordinar los horarios e ir a comer, los días pasaban y el seguía distante conmigo, había momentos que solo me miraba como si me estuviera estudiando por completo, sin embargo, su actitud al volver a casa era distinta a lo del trabajo, se acercaba a mí y dejaba un beso en mi frente, luego subía su dormitorio.

Las pláticas en el celular eran largas e incesantes para él, escuchaba sus reclamos y podía sentir su enojo traspasar la puerta, le escuchaba hablar en idiomas que posiblemente era italiano y francés, escuchaba cuando este soltaba una mala palabra en esos idiomas ya que eso era lo único que había entendido a la perfección, ella solía leer esos libros para insultar a sus compañeros de trabajo sin que estos se dieran cuenta, la daban por loca e irritante.

Había transcurrido alrededor de cuatro meses y ya se sentía un estorbo en la casa de Dylan, aunque él no dijera nada ella se sentía de ese modo, la actitud apagada de su novio se dio un vuelco total en las últimas semanas, ahora sostenía su mano al ingresar a la empresa, se notaba más romántico, nunca había recibido ese tipo de afecto, rosas, peluches y chocolates adornaban su escritorio, sus mejillas se calentaron cuando las personas de su alrededor comenzar a susurrar y murmurar cosas.

Antes pensaba que era ridículo todos esos tipos de afecto ya que no recibía ni siquiera un "Te quiero "de su madre, ahora lo vivía y sentía, le gustaba, pero no era tan desesperada por recibirlos, él simplemente empezaba a consentirla y mimarla en estos días, sin que ella supiese los verdaderos motivos del gran mentiroso.

La demanda hacia su madre y su esposo ya había sido aceptada, solo que esas personas se encontraban desaparecidas, Dylan la había apoyado en todo, poniendo a sus pies los mejores abogados de Alemania, ella se lo comento porque sentía que no podía seguir aprovechándose de él.

El sentimiento de querer a alguien empezaba a surgir en ella, no quería aferrarse tan rápido a un romance que recién empezaba, el miedo de querer la invadía, su corazón al parecer ya lo había aceptado porque este empezaba a palpitar cuando este me dejaba un beso en mi frente, más no su mente ya que se aferraba a la idea de que esto no duraría tanto y tendría una fecha de caducidad como todas las cosas, no quería salir lastimada...

Llevábamos alrededor de seis meses juntos, todavía no se había entregado por completo en cuerpo y alma completamente y a él parecía no importarle, salía por las noches dejándome con la duda de los lugares que visitaba, cuando lo seguí vi que solo iba en búsqueda de Sofia su abuela, frunció su ceño en confusión que es lo que venía hacer todos los días, cuando hablo con ella solo le dijo que iba a pedir consejos.

-Dylan me pide concejos sobre como ser un novio perfecto para ti. -dijo Sofia con la mirada en su bordado.

Ella se removió en su asiento y trato de no sonrojarse.

-¿Qué tal te pareció sus padres?

Me miro y espero a que pudiese contestar.

-Fueron muy cordiales conmigo, me sentí muy nerviosa por dar una mal impresión, pero no fue así la madre de Dylan me abrazo muy fuerte, me dijo que al fin su hijo mostraba una actitud más madura, su padre fue un poco más callado, pero dijo que le agradaba por mi inteligencia.

-Era de esperarse, eres muy buena chica. -contesto Sofia acercándole el pañuelo que había bordado.

-Es muy bonito. -dijo pasando los dedos por las iniciales de su nombre y apellido.

***

Salió de la casa de Sofia y fue rápidamente a la empresa, cuando vio su escritorio ya no había la pila de documentos sobre las ganancias de los últimos meses de los casinos, se acercó al escritorio de la muchacha del área de planificación.

-El señor Roquer entregó los documentos ya firmados, trabajo en ellos toda la noche, ahora se ha marchado a una reunión importante. -dijo la pelinegra, la cual fijo su mirada en su reloj.

-¿Además no crees que ya es tarde? -dice mostrándome la hora.

El mismo Dylan le había dado el día libre, pero ella se sentía en la obligación de terminar su trabajo, sin embargo, se dio con la sorpresa de que él se había encargado de ello, anoche.

Ella tiene documentos en su escritorio el cual los tomo.

-¿Qué haces? -dice con asombro, alza las cejas y lleva las manos al pecho.

-Te ayudaré. -le digo, ella se encoge de hombros y dibuja una sonrisa ladina.

Su cabeza debe estar pensando en muchas cosas, una de ellas debe ser que soy la jodida novia del jefe y como lo soy puedo darme el lujo de no hacer nada.

-Escucha y calla, no por ser la novia de Dylan significa que voy a estar simplemente calentando ese asiente. -ella intenta decir algo, pero pongo mi dedo entre el medio de sus labios.

-Como se nota que quisiera ser la novia para no hacer nada ¿verdad?

Alisson se sienta y dirige la mirada en las hojas.

-Bueno, espero que acabes antes de las seis, tengo que entregarlos. -dice con una falsa sonrisa.

Las horas pasan y mi cuello duele, mueve en ambos lados y escucho un sonido, dejo el último documento sobre los demás, estiro las piernas antes de levantarme ya que están entumecidas, me levanto y coloco sobre su mesa el trabajo.

-Ya acabé, asegúrate de entregarlos todo hoy al área, ya que necesitamos la confirmación de los nuevos posibles accionistas.

Ella se levanta de su silla ruidosa.

-El jefe será el primero en enterarse sobre los accionistas. -su voz sale tan baja que cree ser silenciosa.

-Soy la secretaría personal de Dylan y cumplo ese rol en la empresa, debo acomodar los horarios y avisar sobre cualesquiera de las circunstancias que pueda pasar en el camino.

Ella nuevamente vuelve a sonreír y se acomoda el cabello hacia atrás.

Un hombre se acerca a mí con un ramo de girasoles y una caja pequeña, el me las entrega, sé que Dylan lo ha mandado suele hacerlo desde estas últimas semanas.

-Gracias.

Al abrir la caja hay una nota "Feliz seis meses, pequediana", sonrió ante esa pequeña oración, el apodo que me ha puesto está al lado.

¿Por qué pequediana? Pues según sus palabras, porque no soy tan pequeña ni tan alta, para el soy su pequeña mediana, algo totalmente ridículo y super cursi.

En la pequeña caja también hay una cadenita con mi nombre es tan lindo el detalle, por un momento pensé que se había olvida de la fecha, pero no lo iba a culpar ya que estaba ocupado últimamente.

Agarro mi cartera y camino hacia el elevador, al llegar a casa, los pétalos de rosas están esparcidos por el camino, sonrió e intento no verme tan jodidamente enamorada de ese hombre, como es que su corazón había cedido tan rápido, pero su cabeza seguía analizando la situación detalladamente antes de entregarse por completo.

Él está parado en la entrada de la puerta, con su impecable traje azul ceñido al cuerpo, se ve tan irresistible con ese atuendo, su cabello esta ligeramente peinado hacia atrás, pero eso no impide que algunos mechones se posen en su frente.

-Feliz medio año. -dice y abre sus brazos esperando que lo abrace, trato de ir lento, pero mis piernas corren hacia él.

-Pensé que te olvidaste, ya sabes por el trabajo. -muerdo mis labios con fuerza y lo miro a los ojos que suelen hechizarme.

-No, quería que fuese una gran sorpresa. -sonríe, me estrecha en sus brazos.

Al verlo vestido tan bien, me fije en mi vestimenta el cual consistía en una camiseta y unos jeans, tampoco es que hubiese ido a su trabajo con una ropa que no esté acorde, solo que se sentía más cómoda con un pantalón.

***

Meine Rettung  [H.R.M.A. |+21]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ