Capítulo 8

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Grecia

Dylan estaba yendo muy rápido, mi sentido de la duda estaba ahí, un hombre como lo era Dylan no me daba tanta confianza, pero yo estaba sola y necesitaba en alguien quien confiar, así que por ahora el sería la mejor opción para ayudarme con la demanda hacia mi madre.

Cinco semanas se me escapo de las manos, lo suficiente para que ella aprovechase para escapar o esconderse en algún lugar.

La cuenta de su tarjeta estaba a mi nombre y solo esperaba a que hiciese una compra y así sería más fácil encontrarla.

Despejé la mirada de la computadora y me puse de pie, camino con dirección a su oficina y toco la puerta levemente para no sonar irritante, hace diez minutos que Andrea no sale de su oficina y eso me corroe la tranquilidad, aunque solo seamos salientes debo asegurarme de que por ahora Dylan este a mi lado.

La única solución de hallar justicia es ir de la mano con el dinero.

Cuando ingreso a la oficina, visualizo a Andrea sentada en el mueble y Dylan está sentado frente a ella, sus sollozos se escuchan, empiezo a caminar hacia ellos, pero el me detiene y me dice que pare, frunzo el ceño con confusión.

—¿Qué pasa acá Dylan? —le pregunto, pero este insiste en que me vaya.

Veo a Andrea pararse y al hacerlo de sus manos cae un papel, desciendo la mirada hacia el papel y lo levanto del piso mi mirada no puede desviarse ante el positivo que marca la hoja.

—Está embarazada. —pronuncio.

Ella estaba embarazada, comencé a dar pasos hacia atrás, pero ella no me dejo irme y me tomo de los brazos, me empuja levemente en el sofá y camina a la puerta asegurándose de que haya asegurado bien.

—Dylan es solo un amigo, el papá de mi bebe es James. —dice apenas susurrando.

Arrugo mi entrecejo, ¿cómo puede ser cierto eso?, ellos parecían odiarse no se soportan o eso creía, en las reuniones parecen perros y gatos.

Hace poco él se marchó, eso es muy extraño ya que este era el guardaespaldas de Dylan o es que acá se oculta algo.

—Él ha vuelto a Suecia y parece que no piensa retornar. —dice Andrea, su mirada está perdida.

—No es fácil ir con él. —la escucho decir.

—Debes decírselo es el padre de tu bebe. —le digo y Dylan niega.

—Tu todavía no sabes nada ¿verdad? —me dice mirando fijamente a Dylan.

Ella toma su bolso y se va de la oficina sin mirar atrás.

—No debiste entrar así a la oficina sin mi permiso Grecia.

Los recuerdos comienzan a inundarme, tal vez solo haya sido un absurdo sueño, pero lo sentía real, Dylan tenía un arma en sus manos ese día.

—¿Tú me ocultas algo verdad? —pregunto y lo miro directamente a los ojos en donde parezco hallar la respuesta.

Él me miente.

—Al parecer creo que no solo yo Grecia. —me dice y quito la mirada rápidamente antes de que se acerque a mí.

—No pienses en eso, no soy capaz de mentir. —las palabras que salen de mi boca son tan falsas que temo caer en ellas.

—Yo tampoco suelo hacerlo pequeña. —dice con un toque de ironía.

Volteo a verlo a los ojos y acomodo su corbata de forma recta.

—Tenemos mucho trabajo que hacer por ahora.

—Es verdad, el trabajo nos espera.

Un mes después.

El rumor de que surgía un noviazgo entre yo y Dylan se expandió demasiado rápido que él no pudo detener, la prensa comenzó hablar sobre mí en sus programas televisivos, solían decir que era un más del pajar, admiraba su creatividad de inventar las cosas y por si fuera poco me encantaba ver como sacaban a mis supuestos novios de la escuela, era divertido.

—No sé cómo se siente estar con uno de ellos ha de ser pésimo el servicio de novios que estos ofrecen. —susurro viendo la televisión, Dylan me quita el control de las manos y apaga el televisor.

—Estaba muy divertido, hasta que pusieron a mis supuestos novios de la escuela.

—Mi abuela me llamo hace apenas cinco minutos, quiere vernos la semana que viene ya que se encuentra en su casa de campo.

Volteo a verlo y palmeo el sofá para que él se siente al lado de mí.

—Ella ya sabe que estamos saliendo no debes preocuparte, Sofia fue la primera en saber que estábamos saliendo y ayer le dije que ya éramos novios oficiales.

Él reposa su cabeza en mis piernas y yo sumerjo mis dedos en su esponjoso cabello dorado.

—Mañana será un día muy ajetreado, muy temprano viajaremos a Londres para la junta con posibles accionistas.

—La idea de viajar suena muy divertido, pero al pensar que viajaremos en avión mi estomago comienza a ponerse revoltoso. —le digo y recuerdos aterrizan en mi memoria.

Debo ir dormida de todas formas si es que no deseo ir vomitando en el camino.

—Te aseguro que no será un viaje pesado.

Dylan acaricia mis piernas desnudas, pero yo me remuevo al sentir su toque, no quería que esto avanzara muy rápido, todavía no había conseguido que mi supuesta madre estuviera en la cárcel y hasta que eso pasara él no disfrutaría de mi cuerpo.

Él solo pensar en nuestros cuerpos enlazados en un acto íntimo era vergonzoso, me sentía aterrorizada al no saber nada al respecto sobre temas sexuales.

Me levanto con calma del sofá y Dylan me ve con asombro.

—Necesito ir a dormir. —le digo y suelto un bostezo a la vez estiro un poco mi cuerpo.

—Te acompaño hasta tu cuarto.

Lo detengo y niego frenéticamente.

—Todavía no quiero hacerlo Dylan. —mi voz sale temblorosa y pausada, su cercanía hace que mis piernas se pongan débiles y mis mejillas comiencen a arder.

—Solo quería acompañarte a tu habitación.

Su respuesta suena sincera y este me acompaña a mi cuarto, antes de cerrar la puerta él se acerca a mí y deposita un beso en mi frente, esa acción hace que mi corazón de un vuelco de alegría.

—No hagamos las cosas rápido, seamos paciente pequeña.

Se da la vuelta y se va a su habitación.

Camino hasta mi cama y dejo caer mi cuerpo, me enrollo en las sábanas.

—Haz las cosas con calma. —me digo a mí misma para no sucumbir a la tentación que Dylan emana.

***

Meine Rettung  [H.R.M.A. |+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora