Capítulo 25

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Dylan: 

No cabe duda de que los vestidos con ese estilo de época le quedaban excelente, su cintura esta rodeada de un corcet blanco transparente que no ejerce presión sobre su cintura y la deja respirar con tranquilidad, el largo del vestido le llega hasta la mitad de sus muslos, sus mangas son sueltas y anchas, Grecia es perfecta en cada vestido que se ponga.

Ella sonríe con picardía cuando ingresamos al jardín escondido en la parte posterior de la casa.

—Este lugar es muy bonito, ¿Por qué no vivías aquí?

Sus ojos me miran con curiosidad y tiene una sonrisa ladina.

—Tal vez, te estuve esperando. —dije y ella se escondió detrás de mí.

—Eso fue muy romántico de tu parte. —respondió con las mejillas encendidas con un tono carmín.

Me detuve antes de llegar y acune su rostro en mi mano, Grecia cerro los ojos y se cobijo en mi tacto, luego abrió los ojos con lentitud y dejo un beso sobre el torso de mis manos.

—¿Qué pasa? —preguntó.

Tenia que hacer la pregunta.

—No quiero que nos convirtamos en la dependencia emocional del otro, te haré la siguiente pregunta, pero quiero que seas honesta contigo mismo.

—Claro que sí.

—Como sabes no soy bueno para ti, tengo una vida muy revoltosa y los problemas me asechan todos los días, no quiero detenerte solo por el hecho de que sientas algo por mí...

—Dylan yo...

—Escucha, quiero que te sientas libre de decidir si realmente deseas seguir conmigo, me alejaré de ti si tu respuesta es un no, no insistiré. —dije y ella rodeo sus brazos en mi cintura.

—Te quiero... —susurra mirándome a los ojos. — siento que contigo soy yo, cuando apenas te conocía era un manojo de nervios, nunca supe como el significado de ser fuerte, porque vivía sometida a las disposiciones que otros tomaban sobre mí.

Sus ojos se llenan de lágrimas, pero las retiene.

—No soy bueno para ti, Grecia. —dije tocando su mejilla.

—No por el hecho de cargar con una vida terrorífica oculta significa que tu seas malo, Dylan.

—Apégate a lo que creas correcto y no te aferres a mí solo por que empiezas a tener sentimientos conmigo.

—Quiero estar contigo, caminar a tu lado, descubrir nuevas experiencias, llorar juntos, afrontar los problemas como tú y yo lo hacemos. —susurra.

Me quedo en un profundo silencio no se en lo absoluto que es lo que debería decir acerca de lo que me ha dicho.

—Yo también...

‹‹ ¿Qué tan falso sonaba esa respuesta? ››

‹‹Tú eres el que se miente a sí mismo››

Grecia movió mi mano y mire hacia nuestras manos unidas.

—¿A dónde me ibas a llevar? —preguntó Grecia y se limpió rápidamente la lagrima rebelde que se deslizo por su mejilla.

Camino sin decir nada y llegamos hasta el recorrido de velas, al fondo hay una manta sobre el césped.

—Hoy estás muy romántico. —dijo soltando mi mano.

Miro con detenimiento sus hazañas, ella se saca los zapatos y camina por el recorrido que le lleva las velas.

Al llegar a una manta tendida sobre el piso, voltea a verme.

—¿Haremos un picnic en la noche?

Niego y ella me mira con intriga.

—Abre la caja que esta ahí. —señale en donde se encontraba la caja y ella corrió a abrirla.

Sus ojos se iluminan al ver a un cachorro siberiano, suelto un pequeño grito de felicidad, lo carga y apoya su nariz con el animal.

—Es muy bonito. —dice acariciando su cabeza.

Ella lo deja sobre la manta y sigue buscando en la caja hasta detener la mirada en una pequeña cajita, su sonrisa se alarga.

—Esto es lo que estoy pensando... —susurro tan bajo que apenas pude escuchar.

—Si. —respondí.

—Nunca he pensado en casarme. —dijo con sinceridad mirando el anillo.

Me sorprendí al ver que ella se arrodillo al frente de mí.

—Si voy a casarme contigo, quiero que sea de este modo. —dijo abriendo la caja.

Había entrenado este momento paso a paso y con extrema cautela, sin embargo, Grecia ha cambiado todo.

—¿Quieres casarte conmigo? —me hizo la pregunta con las mejillas encendidas.

—Claro que sí. —respondí.

Ella se lanzó a mis brazos.

—Se que tu planeaste todo esto el día de hoy, perdón por hacerlo de esta manera, no me gusta lo convencional. —dijo con franqueza reposando su cabeza en la curvatura de mi cuello.

Pasé mis manos por su espalda y negué.

—Tú eres única, Grecia, no pidas perdón por ser tan excepcional.

Grecia se bajo y acuno al perro en sus brazos.

—La música de fondo es muy buena. —dijo moviendo su cabeza de un lado a otro siguiendo el movimiento.

—Lo es. —dije tarareando alguna de las partes de "Butterfly"

—Me encanta mucho lo que hiciste hoy. —dice con una sonrisa.

‹‹Ella es muy sorprendente››

—Lo hice por ti.

Ella sonrió y beso al cachorro.

—Es muy bonito. —dijo acariciando al animal.

La letra de la música se cierne en mis pensamientos, la letra logra identificarme con lo que estoy sintiendo.

‹‹Todavía sigo sin poder creerlo

Todo esto parece como un sueño

No intentes desaparecer ››

‹‹ ¿Detendrías el tiempo?

Si este momento pasa

Será como si nada hubiera pasado

Y te perderé

Tengo miedo, miedo, miedo de eso. ››

‹‹Un árido sonido viene desde el corazón

No puedo decir si esto es un sueño o la realidad...››

***

‹‹No te olvides de dejar tu voto, tu comentario y compartirlo›› 

***

Historia disponible en booknet: Layeska Dávila.

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