Capítulo 57

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 Dylan:

Abro los ojos con demasiada lentitud, los zumbidos se hacen más fuertes y siento necesidad de respirar. Hago una mueca al percibir punzones en mi sien.

Muevo mis manos al sentir humedad sobre los dedos, Hash se sube a la cama con demasiado fervor.

—No puedo jugar contigo ahora, hash. —le digo mirándola.

Se recuesta muy cerca y apoya su cabeza en mi pierna.

—Hash. —le llama esa voz particular que en tan solo segundos ella puede percibir que se trata de su dueña.

Sonrío al verla y la sensación de tranquilidad se posa sobre mi pecho.

» Quiero abrazarla, sentir la calidez de su piel y ver de nuevo ese brillo que tiene su mirada.

Grecia acaricia a Hash y esta se regocija con el cariño que le da su dueña, veo cada movimiento que realiza la mascota y por unos momentos temo que por su entusiasmo la golpeé, pero su fervor se calma y se apoya en ella.

—Buena bebé. —pronuncia Grecia sonriendo mientras sigue acariciando a Hash.

Ella voltea a mirarme y su gesto se apacigua.

—Me alegro de que hayas despertado, ¿Te duele aún la cabeza? —pregunta Grecia mientras se va acercando con lentitud.

Eleva sus manos para deslizar sus dedos sobre mi sien, su tacto es apenas perecible, detengo su movimiento y sujeto su muñeca.

—Realmente me destrozaste por unos minutos, pero prefiero haber sufrido un breve tiempo, a tener que vivir con otro tipo de realidad en la que tú no estés con vida. —siento un nudo formarse en mi garganta. Trago con fuerza para poder tener una voz neutra, pero no lo logro ya que sueno demasiado entrecortado.

Grecia acaricia mi mejilla y niega.

—En definitiva, no es tiempo de marcharme. —contesta Grecia.

Instintivamente me recuesto sobre sus piernas con demasiada lentitud analizando cada movimiento de Grecia. Ella no me aparta y empieza a acariciar mi cabello.

Una punzada se centra en mi pecho al ver su estómago. «Es nuestro bebé»

—¿Te sientes bien? —pregunto detenidamente.

Acaricio su vientre como si fuera una especie de cúpula de cristal que al toque instantáneamente se fragmentaría, sin embargo, Grecia posa su mano sobre la mía y hace que mi toque sea más seguro.

—Estoy bien, no hice movimientos bruscos y mantuve mi mente centrada en un objetivo claro. —responde con una voz serena mirándome a los ojos.

—¿Objetivo?

—No soportaría el hecho de que murieras sin haber hecho algo para salvarte.

—Grecia...

—¿Cómo miraría a nuestro hijo diciéndole que no hice nada para salvar a su padre? —lanza una pregunta con un tono entrecortado y sus ojos empiezan a tornarse brillosos.

Muevo las manos continuamente y me enderezo.

—No llores. —mi mano se va hacia su mejilla. —Eres una heroína, el bebé sabrá que mamá fue demasiado aguerrida y es la mejor del mundo, porque lo eres Grecia. Eres la mujer más increíble de todo el universo.

Pongo los pies sobre el suelo.

—No juegues con mis emociones en estos momentos, Dylan. —dice al borde del llanto.

Meine Rettung  [H.R.M.A. |+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora