Capítulo 59

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Alison se cruza en mi camino.

—Dylan está ocupado.

—¿Con quién está? —pregunto y miro como su gesto se contrae. —¿Está con Giselle?

Ignoro los llamados de Alison.

—¡¿Por qué tendría que pagarte Giselle?!

Termino por abrir la puerta e ingreso para caminar hasta Dylan. Cierro las cortinas al ver que muchos miran con curiosidad el tema que pasa adentro.

—Grecia... —susurra Dylan.

Alzo la mano para detenerlo.

—Sabía que me olvidaba de alguien. —musito mirando a Giselle a los ojos. —Pensé, que ya no volverías a pasarte por aquí a joder.

—El asunto no es contigo, Grecia. Deberías irte. —dice y me señala la puerta.

Elevo mis cejas y un cosquilleo recorre las palmas de mi mano.

Miro de reojo a Dylan.

—Ella les ha vendido la exclusiva a las revistas diciendo que nosotros hemos atentado contra su integridad, me ha dejado a mi como una loca que la he golpeado y que tú has querido abusar sexualmente de ella mientras esta ejercía el puesto de secretaria. —le digo a Dylan.

Él retrocede y se muestra impactado por lo que digo.

—¿Abusar de ti? —pregunta Dylan y sus gestos se contraen. —Esos temas no se tocan a la ligera, Giselle. ¡Estás completamente loca!

Sujeto a Dylan del brazo para que no avance más hacia ella.

—Vete. —le señalo la puerta.

Ella se niega a hacerlo.

—Eres demasiado entrometida, Grecia. —comenta.

Niego.

—Tú eres la que perturba mi tranquilidad, has vendido información falsa sobre mi persona y Dylan. No debiste hacerlo, Giselle. No conoces el daño que podríamos ocasionarte.

Giselle se muestra reacia.

—¿Debería sentirme intimidada por ti? —pregunta con una sonrisa burlesca.

Dylan la sujeta de su camiseta.

—Si vuelves a hacer una estupidez, para la siguiente solo habrá un agujero en tu frente.

Ella traga saliva con dificultad y el sonido de su respiración suena exagerado, pero trata de mostrar serenidad en sus facciones.

—No puedes, si muero quedaría en evidencia de que tú lo hiciste. Es cuestión de minutos para que la policía venga por ti, idiota. —lanza su amenaza con una voz temblorosa.

—No debiste crear mentiras sino sabes jugar tus cartas. —respondo.

Giselle se aparta con brusquedad de Dylan.

—Mentirosa tú... —desciende su mirada hasta detenerse en mi abdomen.

Mis manos se dirigen hacia el broche de mi cabello y lo aprieto con fuerza.

—¿Estás segura de que la bastarda es tu hija? —pregunta mirando a Dylan.

Mi mano se cierra en su cuello y el broche lo estrecho contra su piel. Ni siquiera me detengo a pensar sobre las consecuencias.

La idea de asesinar a Giselle turba mis sentidos. Mi hija no entra en discusión, ella no. Acepto cualquier insulto hacia mi persona y creo poder manejarlo con responsabilidad e inteligencia, pero mi niña no.

Meine Rettung  [H.R.M.A. |+21]Where stories live. Discover now