IMPERIO 2.

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Un par de días después no podía dejar de pensar en el hombre que me golpeó con la puerta en Starbucks. Él si me dijo su apellido así que comencé a buscarlo en Facebook, pero obviamente no es el único Oliver Vidal en el mundo. La paciencia no es lo mío así que media hora después me cansé de buscar. Podría ni siquiera ser su nombre o usar otro en Facebook y sería imposible encontrarlo. La verdad ni siquiera sé para qué quería encontrarlo.

— ¡Aitana! — Me giro para ver a Adriano caminando hacía mí.

Adriano Kellerman es dos años mayor que yo y es demasiado lindo, a decir verdad, me gusta MUCHO. Es ese típico crush, ese amor imposible que a muchas les gusta en el colegio y me incluyo.

— Hola. — Él sonríe y mis mejillas se sonrojan rápidamente. Solo aumenta cuando me da un beso en la mejilla.

— ¿Cómo estás?

Su sonrisa me gusta mucho. Siempre es lo primero que me llama la atención de cualquier persona. No sólo de los hombres, pero él tiene una hermosa sonrisa.

— Muy bien, ¿Y tú? — Siempre me pone nerviosa y ahora quiero hacer pis.

— Muy bien, de hecho, quiero preguntarte algo. — Alzo una ceja.

— Dime. — Se pasa la mano por el cabello.

— Quiero invitarte a salir. — Por dentro comienzan los fuegos artificiales, estoy gritando y a punto de hacerme pis.

— Am... — Me mira esperando una respuesta. — Es que tengo que pedirle permiso a mi papá.

— Yo te acompaño. — Se me escapa una carcajada. — ¿No quieres salir conmigo?

— Si, el problema es que mi papá puede ser algo celoso. — Vuelve a sonreír.

— Yo también lo sería con una hija tan linda. — Me cubro la mitad del rostro con la carpeta que llevo en las manos.

Es lo único que tengo en las manos, pero realmente quiero meter la cabeza en la tierra como avestruz.

— ¿Eso es un sí? — Si sigue sonriendo juro que me voy a desmayar y no quiero pasar esa vergüenza frente al chico que me ha gustado desde que llegue a este colegio.

— Si no te asustas, sí. — Ahora él suelta una carcajada.

— Entonces podemos ir en mi auto. — Suspiro.

— Es que tengo que esperar a Patrick. — Frunce el ceño. — Es mi chófer y podría meterlo en problemas con mi papá.

— Entonces nos puede seguir y tú me dices a donde tengo que ir. No voy a secuestrarte. — Sonríe y yo también lo hago para ocultar mis nervios.

Patrick se opuso un poco, pues sabe que papá lo mataría si me voy a otro lado. No quiero meterlo en problemas así que solamente le digo a Adriano por donde ir y mientras tanto me hace preguntas sobre papá algo más personales, por supuesto sabe quién es. Todo el colegio sabe quiénes son mis padres y abuelos de hecho.

Cuando pasamos por las enormes puertas quiero que la tierra me tragué al ver como papá abre la puerta de su Rolls Royce para que mamá baje. Nuestras miradas se encuentran y quiero vomitar.

— Buenas tardes señores Ivanova. — Mamá le sonríe con amabilidad.

Si las miradas matarán Adriano ya estaría muerto y enterrado mil metros bajo tierra. Creo que fue una pésima idea dejar que viniera a pedirle permiso, quizá nos diga que no. Estoy segura de que dirá que no.

— ¿Y eres...? — Alza una ceja cruzando los brazos.

— Adriano Kellerman. — Le tiende la mano, pero no hace nada solo lo mira.

AITANA. (Imperio #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora