IMPERIO 47.

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Me iba a quedar solamente tres días con Adriano en Qatar, pero mi hijo de casi cuatro años me dijo que no regresará pues él se quería quedar en Los Ángeles con sus abuelos. Por supuesto que extraño a mi bebé, pero sé que está bien.

El lunes Adriano me llevó al edificio y es más impresionante de lo que pensé. Es hermoso y tiene todo el lujo que caracteriza a los árabes. Obvio Adriano no se encargó como tal del diseño interior, pero de una u otra forma tuvo que estar presente en todo. Es impresionante.

La ropa es muy fresca y no me molesto en lo absoluto, al contrario, me encanto. Aquí hace demasiado calor. Al tener que cubrirme el cabello no me tenía que peinar, fue mi parte favorita.

— ¿Cuándo es la inauguración del edificio?

Hoy es mi última noche aquí. Aún no puedo creer que haya pasado Año Nuevo lejos de mi bebé.

— Aún no hay un día oficial, como puede ser la última semana de enero puede ser la primera de febrero. — Asiento.

— ¿Puedo venir? — Me mira con sorpresa. — Bueno, sino quieres no.

— Obvio que quiero que vengas, pero, ¿Y la universidad?

— Puedo pedir un justificante durante unos días. También puedo traer conmigo a Marcus.

— Me muero por ver a mi monstruo. — Me apoyo en su hombro.

— Yo también. — Me da un beso en la sien.

— Te amo gordita. — Me pasa el brazo por la cintura para abrazarme y suspiro.

— Y yo a ti. — Nos quedamos unos segundos en silencio hasta que me incorporo. — Me he sentido muy bien estos días aquí contigo. No quisiera regresar.

— Ambos tenemos cosas que hacer gordita y lo sabes. Será menos tiempo y, además, tienes que ser la mejor doctora. — Imita la voz de Marcus.

— Te amo. — Acaricio sus mejillas y cierra los ojos en cuanto me acerco a sus labios.

Desde ese domingo que llegué en la madrugada y la vergüenza que pasé en la mañana no ha vuelto a tocarme. Sé que se contiene mucho para darme mi tiempo y espacio para que me sienta cómoda. Sé que hoy tampoco va a pasar nada.

— ¿Por qué me preguntas si estoy bien? — Hago un círculo en su pecho con mi dedo índice. Esperando que entienda a lo que me refiero.

— No quiero lastimarte gordita o que no te sientas cómoda y que lo hagas solo porque crees que es lo que yo quiero.

— ¿Y no quieres? — Aprieto los labios para no reírme.

— Muy graciosa gordita. Solo quiero que estés bien. — Apoyo la barbilla sobre su pecho para mirarlo.

— Es que estoy bien. No me trates como una muñeca de vidrio.

— Quiero cuidarte. — Juega con mi cabello.

— Y lo haces, pero te juró que estoy bien aquí. — Me abraza y suspiro. — Me encanta estar aquí.

Es mi última noche durmiendo con él y no quiero despedirme. Me encanto estar estos días solo con él, pero me muero por ver a mi bebé. Jamás había estado lejos de él tanto tiempo.

A las 2:00pm vamos al aeropuerto así voy a llegar a Nueva York como a las 8:30am pues Marcus llega alrededor de las 10:00am.

— Te amo gordita. — Lo abrazo y apoya la barbilla en mi cabeza.

— Y yo a ti. — Me da un beso lento pero largo. — Te veo en un mes.

— Te veo en un mes. — Repite.

AITANA. (Imperio #2)Where stories live. Discover now