IMPERIO 29.

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Después de que Oliver se fuera dejándome desnuda de la cintura hacia abajo me sentí tan sucia y solo quería regresar el tiempo para jamás haber estado con él, sabía que eso no iba a pasar. No puedo cambiar algo que yo misma provoque. Me equivoque y lo comienzo a pagar. Por supuesto me volvió a lanzar unas malditas pastillas anticonceptivas para que me las siguiera tomando.

Después de eso ya no quise ni siquiera ir a ver a mi abuela y solo llamé a Patrick para que pasará por mis hermanos y por mí. De nuevo algo en mi interior se rompió, todo lo que había logrado durante ese mes se fue al carajo. En el camino a casa no dije nada. En cuanto puse un pie en mi habitación abrí la ducha y me metí debajo sin quitarme la ropa sollozando.

Si, Oliver hizo los vídeos sin que yo me diera cuenta, pero si yo le hubiera puesto un alto la primera vez que me obligó a hacer algo que no quería como quitarme la ropa y luego todo lo que pasó después, nada de eso hubiera pasado. Yo fui la más responsable de todo.

Sollocé hasta que no pude más y poco a poco me fui quitando la ropa hasta que quedo en la orilla mojada. Todo se vino abajo de nuevo. Quisiera irme como el agua o al menos sentirme limpia. No paso, aunque me quede bajo el agua durante mucho tiempo. Solo me puse la pijama y ni siquiera me cepillé el cabello. Estuve durante horas dando vueltas en la cama sin poder dormir sintiéndome como una estúpida hasta que finalmente decidí salir de mi habitación.

- Monstruo, es tarde, ¿Qué haces aquí? - Adriano también está en pijama. - ¿Cómo saliste de tu casa sin que nadie se diera cuenta?

Cuando salí de mi habitación la verdad es que iba a ir a dormir en la habitación de Aidan, pero no lo hice y me terminé escapando a medianoche para venir a casa de Adriano.

- No fue fácil, pero lo logré, ¿Me puedo quedar aquí? - Frunce el ceño mientras subimos a su habitación. - No enc... - Lo dije demasiado tarde. Enciende la luz y bajo la mirada.

- ¿Pero qué te pasa? Tu mamá está bien. - Asiento. - ¿Qué pasa? - Lo abrazo.

- Vi a Oliver. - Vuelvo a sollozar. - En el hospital. - Se tensa.

- ¿Y qué pasó? - Me obliga a mirarlo.

- Nada, no pasó nada es solo que volver a verlo después de un mes fue horrible. - Me abraza. De nuevo me siento estúpida al no poder decirle a mi mejor amigo lo que está pasando. No es porque no confíe en él, es porque me da mucha vergüenza.

Me quedó dormida mientras me abraza y me sentí demasiado bien, como si por esas horas mi vida no fuera un desastre, como si no hubiera vídeos míos teniendo sexo con el hombre que me arruinó la vida y lo seguirá haciendo siempre porque yo se lo permití.

- Aitana, ¿En dónde carajo estás? - Me grita papá a la mañana siguiente.

- ¡Mierda! - Exclama bajito Adriano.

- Salí a... - Me interrumpe.

- Sé que estás en casa de Adriano. - Se me corta la respiración y él palidece.

- Papá, no es lo que estás pensando, te lo juró. - Aprieto la mandíbula.

- Por su bien espero que no sea lo que estoy pensando.

Cuando llegamos a mi casa por supuesto que papá está muy molesto. Sé que solo se controló y no golpeó a Adriano porque mamá estaba detrás de él con un collarín. Le mentimos al decirle que había ido muy temprano a su casa pero que pase la noche aquí.

- Sabes cuál es la única razón por la que siempre voy a confiar en ti. - Bajo la mirada y asiento.

Había pasado un mes en que no había tenido que mentirles a mis papás y de nuevo tengo que hacerlo. Una vez más vuelvo a defraudar la confianza de papá y de todos.

Ese fin de semana Oliver ni siquiera me llama y durante la semana tampoco. En mi interior quise creer que había sido suficiente con lo que hizo en el hospital, pero el jueves en la noche comprobé que no había sido así. Más mentiras y el miedo creciendo cuando tuve que pedir permiso para pasar la noche del sábado en casa de Lexie. El viernes ni siquiera logré dormir al saber lo que tendría que pasar al día siguiente.

Llegué al centro comercial a las 6:00pm pues le dije a mi papá que primero iríamos a ver una película. No se negó pues ya habían pasado un par de meses desde la última vez que pasé la noche en casa de Lexie.

En cuanto puse un pie en la habitación del motel comenzó mi infierno. Me golpeó, pero solo en lugares que sabía no serían visibles. Unas horas después hubiera preferido que me matará a golpes a tener que soportar ese horrible dolor. Cuando sentí su pene entrar en mi trasero un sollozo de dolor abandonó mi garganta y solo aumentó al igual que el asco y la vergüenza que sentía hacia mí misma. Lo poco que quedaba de mi dignidad, se fue en ese dolor desgarrador. Quería morirme.

Cuando termina ya no queda nada de mí, una vez más me violó. Mi cuerpo duele y siento que me voy a desmayar. De nuevo hay sangre en las sábanas y solo se pone de pie para ir al baño. Ya ni siquiera me molestó en cubrirme con una sábana, ya nada importa.

Llego a un punto en el que el dolor de mi trasero es mucho y Oliver me obliga a tomarme una pastilla, solo me quedó dormida. Lo único que pienso es que si va a volver a hacerlo al menos no voy a sentir nada. Preferiría estar drogada cada vez que voy a estar con él, así no sentiría asco de mí misma.

Cuando regreso a mi casa el domingo en la mañana me duele todo y mis hermanos me dicen que mis papás tuvieron que ir a Miami de urgencia. Me quedé en cama el resto del día, apenas y pude comer.

Mis nanas se preocuparon mucho y de nuevo les mentí al decirles que tenía migraña. Saben que a veces pasa cuando no duermo. Supusieron que al pasar la noche con Lexie no había dormido nada y solo llamaron a mi abuela, pero no a mis papás para que no se preocuparan.

El lunes no fui al colegio y Adriano vino a verme, yo seguía insistiendo en que tenía migraña y de nuevo me quedé en cama.

El martes que mis papás llegaron por supuesto que mamá estaba muy preocupada y regaño a mis nanas por no haberlos llamado. Querían llevarme al médico, pero sabía que mi mentira de la migraña no iba a durar para siempre y no me quedo de otra más que decirles que ya estaba pasando el dolor pero que me quería quedar en casa ese día también.

Quería gritarles todo lo que Oliver me había hecho, pero no fui capaz y me quedé callada con el alma doliendo aún más que mi cuerpo y la vergüenza aumenta cada segundo. Ya les había dado suficientes problemas como para sumar otro.

Oliver tiene razón, yo no quiero que mis papás vean esos vídeos y mucho menos papá. No podría volver a mirar a los ojos al hombre que me dio todo, pero sobre todo su amor y confianza.

Si en algún momento supieran que sigo viéndolo sería capaz de fingir que lo amo con toda mi alma, aunque en el fondo lo odie como jamás había odiado a alguien. Quizá los golpes sean mi destino, primero mi papá biológico y luego Oliver. Quizá el único hombre que me amará sin violencia será Aarón Ivanova.

AITANA. (Imperio #2)Where stories live. Discover now