IMPERIO 6.

166 15 0
                                    

Un par de días después Oliver me invita a salir y acepto solo porque papá a estado algo menos estricto con darme permiso. Obvio aún no puedo ir a ningún lugar sin Patrick, pero al menos ya no me sigue como una sombra. Solo me deja en el lugar en que voy a estar y luego pasa por mi después de llamarle. Realmente solo puedo salir a solas con Adriano y Lexie, de ahí en más debe ir conmigo. Es difícil que papá confié en alguien más.

A las 4:00pm Patrick me deja en Central Park en donde Oliver ya me está esperando. La verdad preferí que fuera en un lugar público pues me pregunto a donde quería ir.

— Hola. — Me da un beso en la mejilla. — Te ves hermosa. — Me sonrojo.

Solo llevo puestos unos jeans desgastados, una blusa amarilla simple, tenis del mismo color y una chaqueta de mezclilla negra. Mi forma de vestir es bastante básica, estar en vestido y tacones los siete días de la semana no es lo mio. Prefiero usarlos en eventos especiales para disfrutarlo de verdad.

Caminamos, compramos helado, crepas y nos sentamos en el césped mientras hablamos. Es muy cómodo estar y fácil hablar con él.

— Tienes chocolate aquí. — Me limpia la comisura de los labios y el festival en mi estómago vuelve, esto no lo había sentido desde la primera vez que Adriano me invita a salir y ahora de nuevo esta aquí.

— Gracias.

A decir verdad, prefiero las crepas de Ángelo, aun así, no lo digo para que no se sienta incómodo. Adriano y yo dejamos de comprar crepas después de que probara las que prepara Ángelo.

— Quisiera verte más seguido y conocerte más. — Vuelvo a sonrojarme.

— En dos semanas me voy a ir a Rusia. — Hago una mueca, pero no puedo fingir estar triste pues es un viaje que me emociona como siempre que lo hago y ni siquiera conozco a Oliver como para que me haga sentir triste.

— ¿Rusia? — Asiento.

— Si, a San Petersburgo. La familia Ivanova es rusa y me gusta pasar algunas semanas del verano con mis abuelos.

— ¿Y ya compraste los boletos de avión?

— Es que... — Me interrumpe.

— Si aún no tienes boletos puedes quedarte aquí y así conocernos mejor. — Es una buena idea y me agrada, pero no tanto como pasar unas semanas con mi abuelo.

— Es que yo no necesito boletos de avión. Viajo en el jet privado del Corporativo.

— Por supuesto, que idiota olvide de quién eres hija. — Hago una mueca. — ¿En serio nunca has viajado en una aerolínea?

— Dentro del país si, pero solo en vuelos directos. — Me encojo de hombros.

— Tenemos vidas muy distintas, tú viajas en jet privado hasta Rusia o a donde quieras y yo no recuerdo la última vez que me subí a un avión.

— No quería incomodarte. — Bajo la mirada aún más incómoda.

De verdad que no me gusta hacer sentir mal o menos a una persona por cómo es mi vida o que parezca que estoy presumiendo el dinero de mi familia. Yo amo a mis papás por quienes son no por el dinero que tengan. Sigo siendo Aitana, me gustan las cosas simples, no me importa si son costosas o no.

— No lo hiciste, tranquila. — Se pone de pie y me siento mal pero luego me da la mano para que yo también lo haga. — Aitana, me gustas. — Se me acelera el corazón cuando me acaricia la mejilla.

De verdad no puedo creer que me esté diciendo esto y mucho menos que me sienta como si me gustara, ni siquiera lo conozco, ni siquiera sé si me gusta. ¡Estoy muy confundida! ¿Te puede gustar alguien que no conoces?

— Quiero conocerte más y no solo ser quien te golpeo con la puerta de Starbucks. — Sonrío y la respiración se me detiene cuando se acerca a mí. — Eres hermosa. — Con el dedo índice levanta mi barbilla.

Sin decir más me besa, pero es un beso distinto, pone las manos en mi cintura haciendo presión y pegándome a su cuerpo. Sin saber porque llevo mis manos a su cuello y se abre paso dentro de mi boca con su lengua.

— ¿Al menos podemos vernos mientras sigas aquí?

En silencio agradezco que haya dejado de besarme, si papá se llegará a enterar de esto estaría muerta. No quiero problemas.

— Si, por supuesto. — Me sonríe antes de darme un beso mucho más suave en la mejilla.

—Te juro que no te vas a arrepentir de esto. — De nuevo comienzan los fuegos artificiales en mi estómago.

Llego a mi casa sintiéndome confundida, me agrado estar y hablar con Oliver, pero la verdad no sé qué pensar respecto al beso. Lo que me confunde aún más fue esa sensación en el estómago que para mí es más fácil describir como fuegos artificiales, no lo conozco solo sé su nombre y su edad que me sigue sorprendiendo, aun pienso que es mayor de lo que me dijo. Sería imposible que me estuviera enamorando de él cosa que no logre con Adriano.

—Princesa, tenemos que hablar contigo. — Papá me dice en tono serio y se me revuelve el estómago, creo que son malas noticias.

—¿Qué pasa? — Bajamos a su despacho en donde mamá nos espera y me hace sentarme a su lado. — ¿Quieren decirme que paso?

—Querías saber que paso con tu papá biológico, ¿No? — Asiento aun sin entender.

Hace aproximadamente un año le pedí a papá saber de él pues desde que me dejo en la puerta de VASYF hace diez años no volví a saber nada. Yo no quería hacer sentir mal a papá, si vuelvo a ver a Fernando probablemente jamás vaya a sentir algo, ya no es mi familia. Era una niña. La policía ni el investigador privado de papá lo encontraron fue como si se lo hubiera tragado la tierra. Ni siquiera recordaba que se lo había pedido y ahora no sé cómo sentirme al respecto.

—¿Qué paso? — Se me forma un nudo en la garganta cuando papá toma una carpeta negra que estaba encima de su escritorio. De hecho, es la única.

—Fernando Ferrer murió hace tres años debido a una sobredosis en Texas.

—¿Y cómo saben que es él? — No sé cómo sentirme.

—Tom pidió autorización para acceder al ADN que tenían almacenado y tomamos cabello de tu cepillo para enviarlo a Texas, se hicieron las pruebas de ADN y fueron positivas. La verdad decidimos no decirte nada hasta que fuera seguro pues todos los tramites tardaron un par de semanas.

En la carpeta básicamente dice eso y son los resultados de la prueba, otros documentos de la investigación que Tom realizo y todas las autorizaciones, pero la mayoría no lo entiendo. Solo la prueba que afirma que soy su hija biológica.

—¿Y qué paso con él?

—Mi amor, nadie reclamo su cuerpo y lo enviaron a la fosa común. En los registros aparece que tú eres su hija, pero Aitana Ferrer ya no existe y no tenemos idea por qué el gobierno de Texas no se puso en contacto, aunque legalmente ya no eres Aitana Ferrer, en los registros aparece el cambio de nombre. Intentamos investigar por qué no lo hicieron, pero considerando que han pasado tres años no le dieron mucha importancia.

—¿Entonces no tenía más familia?

—No princesa, él no tenía familia, creció en casas de adopción esperando a que lo adoptaran, cuando fue adolescente se escapó y no volvió. Según me dijo Tom cuando lo encontraron era un indigente más, ni siquiera tenía identificaciones.

—Cariño, ¿Estas bien? — Mamá me acaricia el cabello.

—Me siento mal porque no me duela. La verdad no siento nada hace mucho deje de considerarlo como mi papá, solo quería saber que había pasado con él, pero la verdad nunca pensé en verlo. Creo que era solo curiosidad. — Pongo la carpeta de nuevo encima del escritorio de papá. — Aitana Ferrer ya no existe, soy Aitana Ivanova y ustedes son mis papás. — Me recuesto en el hombro de mamá y no duda en abrazarme y darme un beso en la sien. Son lo que necesito.

AITANA. (Imperio #2)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora