IMPERIO 16.

146 12 0
                                    

Papá no dijo absolutamente nada en el camino a casa y solloce en silencio al ver lo molesto que estaba. Sus hombros subían y bajaban con rapidez, apretaba el volante con mucha fuerza mientras conducía; hubiera sido demasiado estúpido preguntar si estaba molesto pues era obvio.

— Si me necesitas llámame. — Le dice mi tío y luego se va en su auto antes de mirarme con desaprobación.

— Papá... — Me interrumpe.

— No quiero escuchar ni una sola palabra.

— ¿En dónde carajo estabas Aitana? — Me espeta mamá cuando entramos al despacho. También está molesta y es extraño cuando se molesta en serio con nosotros.

— Y no te molestes en mentirnos. — Papá gira la pantalla de su computadora. Es la ubicación del motel. — ¿¡Estuviste en un puto motel!? — Me grita y me sobresalto.

— ¡Por supuesto que no! — Miento y le sostengo la mirada para que me crea, aunque quiero vomitar de los nervios.

— Es tu ubicación cuando enviaste el mensaje. — Golpea su escritorio con ambas manos.

— ¡No estaba en un motel!

— ¿En dónde estabas? — Me pregunta mamá.

— Solo fuimos al cine. — Me muerdo el labio inferior.

— Demuéstramelo. — Tomo mi celular.

Me agradezco mentalmente por haber editado hoy mismo una de las fotos de uno de los días en que fuimos el cine. Le doy mi celular a papá y por supuesto ve la fecha, se lo pasa a mamá y ella suspira.

— Mírame a los ojos y júrame que no estuviste en un motel.

— Te lo juro papá. — Me mira fijamente. No quiero mentirle.

— Quiero su nombre. — Trago saliva.

— Oliver Vidal. — Asiente.

— Estas castigada Aitana y no lo vas a volver a ver.

— ¿Pero por qué? — Exclamo.

— Nos mentiste. — Continua mamá.

— Y tiene al menos la edad de Andrei. No lo vas a volver a ver.

— ¡Tú también eres mayor que mamá! — Golpea su escritorio con más fuerza.

— ¡Tú eres una niña y yo tu padre así que vas a hacer lo que yo diga!

— ¡Yo lo amo! — Mamá me mira con los ojos muy abiertos.

— No tengo ni puta idea de quién es. No lo vas a volver a ver.

— Puedes conocerlo. — Suelta una carcajada sarcástica.

— Adriano tuvo el valor de venir a esta casa, estrechar mi mano y pedirme permiso para salir contigo. — Bajo la mirada. Sé que tiene razón. — Jamás confiaría en alguien que no se atrevió a hacer eso antes. No lo vas a volver a ver.

— ¿Por qué? — Se me llenan los ojos de lágrimas.

— Porque no voy a dejar que hagas una estupidez y mi hija termine en un motel con un hombre mayor. Ni siquiera tiene respeto por ti, te estaba besando en un puto estacionamiento y nos mentiste para poder hacerlo.

— Mamá... — Suspira.

— Ya escuchaste a papá. — Eso es mas que suficiente como para saber que no me va ayudar pues está de acuerdo con él.

— No vas a salir de esta casa sin que alguien te acompañe. Se acabo eso de que Patrick te lleve y luego vaya por ti. A dónde sea que vayas él va a estar contigo. No vas a salir de esta casa en un mes más que para lo necesario.

AITANA. (Imperio #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora