IMPERIO 27.

142 14 0
                                    

No sé qué sucedió en mi interior, pero esta vez la respuesta a esa pregunta que me he hecho en más de una ocasión fue distinta. — No, no vale la pena seguir con Oliver —. Me dolió mucho aceptarlo, pero me vi obligada a hacerlo, algo cambió con ese beso de Adriano con una vista hermosa.

Me pregunte una y mil veces sentada en el sofá de mi terraza porque no pude enamorarme de alguien como Adriano, porque lo hice de un hombre que no me ama, que me miente diciéndome que lo hace, pero luego lo veo con otra mujer en público y a mí me esconde en un maldito motel que yo termino pagando.

El sábado muy temprano nos fuimos al aeropuerto para ir al Nova Win por mi cumpleaños, no dormí prácticamente, pero esos tres días en la isla del Caribe me sirvieron para pensar y estar con mi familia. Realmente este viaje siempre lo hacemos mis papás, mis hermanos y yo. Sin embargo, en esta ocasión nos acompañan mis abuelos pues el martes ambos deben regresar a Rusia.

Aterrizamos en Nueva York el lunes casi a las 10:00pm y como supuse, Adriano me estaba esperando en el aeropuerto, se queda conmigo una hora y media en mi casa y luego se va, a decir verdad, estaba cansada por el vuelo y al día siguiente si tenía que ir al colegio, ojalá pudiera quedarme en una isla privada para siempre, lejos de las personas que me hacen daño y aunque me duela aceptarlo el hombre que yo amo también es quien más daño me hace.

Adriano es la calma y Oliver es una terrible tempestad que arrasa con todo y comienza a hacerlo conmigo. No quiero que termine de hundirme, quiero seguir en pie.

Pasaron dos semanas y yo seguía sin querer verlo. Nunca estaba sola cuando salía del colegio, ya sea que Patrick entrara al estacionamiento o Adriano me acompañaba hasta la puerta de la camioneta o él mismo me llevaba. En más de una ocasión he visto a Oliver cerca del colegio, pero sé que, si lo veo, si hablo con él todo será peor y no quiero terminar de hundirme.

Papá me preguntó por qué ya casi no estaba saliendo y usé la mejor excusa: mucha tarea y exámenes, por supuesto me creyó.

Desde hace dos semanas solo he salido una vez con Adriano y fue a cenar a su casa, el resto él ha venido a mi casa. No hemos hablado sobre lo que pasó en el Empire State y creó que es mejor así. Nuestra relación sigue exactamente igual, como si nada hubiera pasado.

— Monstruo, ¿Por qué decidiste dejar de ver a Oliver? — Me pregunta mientras tenemos los pies dentro de la piscina interior de la casa.

— La verdad aún no sé por qué, pero fue lo mejor, me he sentido bien estas dos semanas. — Me encojo de hombros.

— ¡Desgraciada! — Exclama ofendido cuando lo lanzó a la piscina y no puedo evitar soltar una carcajada.

— No seas dramático. — Le digo entre carcajadas. — Estas en el equipo de natación, obvio sabes nadar. — Cuando se sale de la piscina comienzo a correr aun riéndome. — ¡No te atrevas, estoy vestida!

— ¡No es como que yo esté desnudo! — Maldigo que toda esta área sea antideslizante y obvio no se va a caer. Me termina alcanzando y me abraza mojando mi ropa. Se me escapa una carcajada cuando me comienza a hacer cosquillas.

— ¡No! — Exclamo entre carcajadas y cuando lo empujo me toma de la cintura llevándome con él.

— No iba a ser el único con la ropa mojada. — Le lanzo agua al rostro y él lo hace de vuelta. Comenzamos una estúpida pelea de agua hasta que casi no puedo respirar y debe parar.

— ¡Tú estás en el equipo de natación! Puedes estar más tiempo sin respirar. — Suelta una carcajada.

— Acompáñame a un lugar.

AITANA. (Imperio #2)Where stories live. Discover now