IMPERIO 60.

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Bella Enelise Kellerman.
4 de septiembre, 4:40am.
4kg 824gr.

Hace ocho semanas di a luz a una enorme y preciosa bebé. La princesa que su papi quería. Yo tengo a mis tres preciosos hombres, pero sin embargo llego la princesa de la casa que tendrá dos hermanos mayores para cuidarla.

Con Ian sentí que una sandía en llamas estaba por salir de mi interior. Con Bella sentí como si fueran dos. Aún no sé cómo lo logré, pero no quería una cesárea ya que la recuperación es mucho más larga. Hace tres semanas volví al hospital, con una cesárea estaría a punto de volver.

— ¿Descarga? — Me pregunta una de las residentes que está conmigo en quirófano.

— Dale un momento. — Me mira con el ceño fruncido.

— Pero... — La interrumpo.

— Dale un momento. — Sé que quiere seguir insistiendo, pero no dice nada. También sé que ella me odia. — Ritmo cardíaco estabilizándose.

La verdad es que no tengo muy buena fama en el hospital, pero por Dios estaba embarazada, muchas cosas me molestaban — por no decir todo — y solo por las hormonas ya me ven como un monstruo que les arrancara la cabeza. Discutí con mas de una residente o interna que se creían las dueñas del hospital.

Desde que regresé al hospital hace tres semanas no he perdido ni un solo paciente. Esta vez fue una cirugía un poquito más sencilla si tenemos en cuenta que siguen siendo cirugías a corazón abierto. Un cambio de válvula.

Con solo entrar a un quirófano no importa la cirugía que sea, puede haber complicaciones y muchas veces inesperadas o que en los estudios previos a la cirugía no pudimos ver ya que eran mínimos. Desde una pequeña arteria obstruida que en ese momento no causaba problemas pero que en un futuro sí.

— Doctora, tiene una llamada de su hijo. — Me dice Azul. Una de las enfermeras justo cuando estoy terminando de cerrar.

— Dile que le devuelvo la llamada en cinco minutos por favor. — Asiente.

Me quito la ropa de quirófano mientras se llevan al señor Rey a UCI. Cuando voy a la sala de titulares llamo por FaceTime a mi bebé Ian.

— ¡Hola mami! — Me sonríe.

— Hola bebé, ¿Qué pasa?

— ¿Ya vienes? — Realmente solo me tengo que cambiar, pero...

— Lo siento bebé, pero tengo una cirugía. — Hago una mueca.

— Bueno. — Veo la decepción en su mirada, pero puedo soportarlo unos minutos ya que después será felicidad y sorpresa cuando llegué a casa.

— Trataré de llegar antes de que te duermas. — Asiente.

— Mami, no olvides el festival de mañana.

— No lo olvidó bebé. Te amo.

Nos despedimos y me cambió rápidamente para subir a mi auto e ir a casa. Son casi las 7:00pm y cuando puedo llegar temprano trato de ayudar a Ian sobre todo a hacer tarea y cenar con mis tres hombrecitos y mi princesita. Ian cumplirá siete años en febrero y Marcus quince en enero. Aún me cuesta aceptar que mi bebé ya es un adolescente y que yo le doblo la edad.

— Señora, Ian nos dijo que tenía una cirugía. — Luisa no oculta la sorpresa.

— Es que quería darles una sorpresa. — Sonríe. — ¿Y Adriano?

— En el despacho señora, tiene a Bella con él. Sus hijos están en la habitación de Marcus. — Le doy un beso en la mejilla pues no la había saludado y subo las escaleras.

AITANA. (Imperio #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora