IMPERIO 7.

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Los tres días siguientes no vi a Oliver, solo hablábamos por WhatsApp y en la noche por llamada o videollamada. Aún no sé cómo decirle a papá que estoy saliendo con alguien más a poco tiempo de haber terminado con Adriano.

Oliver me hace sentir bien y cómoda cuando estoy o hablo con él. Creó que me gusta, aunque quizá sea estúpido considerando que prácticamente no sé nada de él. La verdad es que sigo sin saber definir lo que siento.

Durante la cena le pedí permiso a papá para ir a casa de Lexie a comer — no es verdad — pero necesito ocultarle lo de Oliver al menos hasta que sepa cómo se lo voy a decir.

— Ten cuidado monstruo, te quiero. — Adriano me da un beso en la mejilla antes de salir del colegio y él se va al estacionamiento mientras yo voy a la acera para esperar a Oliver.

A tu derecha hermosa.

Cuando leo el mensaje hago lo que me pide y lo veo en un auto negro. Cuando voy a casa de Lexie papá no me obliga a ir con Patrick pues sabe que su papá siempre viene por nosotras y como lo conoce confía en él. Por supuesto a Lexie si tuve que decirle toda la verdad para que me cubriera si algo pasaba, yo lo he hecho muchas veces así que no tuvo problema.

— Hola. — Me da un suave beso cuando me subo al auto y aún me sonrojo.

— Estas hermosa. — Siento mis mejillas sonrojarse.

— ¿A dónde vamos? — Alzo una ceja.

— Un amigo salió de viaje y me pidió que cuidará su departamento así que tengo las llaves.

— Vaaleee. — No sé qué tanto me agrade la idea de estar sola con él. De hecho, no me agrada, me siento nerviosa.

Llegamos a un lugar en el que nunca había estado antes, no luce muy seguro y es peor al lugar en donde vivía con mi padre biológico. Llegamos a un edificio que, si me dijeran que esta por caerse les creería, ni siquiera tiene ascensor y debemos subir diez pisos por las escaleras. ¡Es horrible!

— Lo siento si no luce como el palacio que de seguro es tu casa. — Solo sonrío para ocultar la incomodidad que siento al estar aquí.

— No pasa nada. — Pero esto no me gusta y quiero salir corriendo.

— Siéntate. — Él lo hace en un sofá y señala su lado derecho.

Cuando yo me siento es obvio que está demasiado usado, sucio y para nada cómodo, aunque eso último es lo menos importante, me conformaría con que estuviera limpio.

— ¿Qué hacemos aquí? — Me revuelvo incómoda.

Este departamento es horrible, huele a polvo y a suciedad, hay latas de cerveza, botellas de alcohol que debe ser barato, colillas de cigarros, cajas de pizza vacías, vasos desechables, manchas en el piso — no quiero saber de qué — en la mesita de centro en medio de toda la basura hay dos condones y debajo otros dos, ni siquiera me detengo a ver si están usados o no y mucho menos si hay mas condones usados por ahí.

No nací en una Mansión Ivanova rodeada de lujos, mis recuerdos de niña son en una casa pequeña con mi abuela y mi mamá biológica, pero siempre estaba limpia y ordenada. Incluso cuando vivía con mi papá no estaba tan sucio como este lugar. Mamá decía que no importaba el tamaño del lugar, al estar limpio y ordenado se veía hermoso. Este lugar no es el caso, es todo lo contrario. Casi podría jurar que está abandonado, las paredes están muy sucias.

— Es que quería estar a solas contigo. — Voy a responderle, pero me interrumpe con un beso.

Hace que me recueste en el sofá y el olor a polvo se hace más intenso. No quiero abrir las piernas, pero él lo hace metiéndose en medio sin dejar de besarme. Cuando sus manos se meten en mi blusa lo detengo.

AITANA. (Imperio #2)Where stories live. Discover now