IMPERIO 48.

211 16 0
                                    

Han sido los meses más tranquilos de mi vida teniendo a Adriano conmigo. Marcus es feliz al saber que al fin me decidí a estar con él después de cuatro años. Comenzó a decirle papá y por supuesto que a Adriano no le molesto en lo absoluto, todo lo contrario. Jamás voy a olvidar la emoción en su voz cuando llegue de la universidad y me dijo que Marcus lo había llamado papá.

Hoy es veintiséis de junio, hoy se cumplen seis meses desde que estamos juntos y por fin paso lo que más de una vez quise. Los tres estamos de vacaciones en Rusia, precisamente estamos en Moscú, llegamos hace tres días y Marcus está encantado mostrándole la ciudad pues por supuesto que él ya había venido conmigo muchas veces.

—¿Sabes por qué nunca vine contigo cuando me lo pediste años antes? — Alzo una ceja.

—Pues estabas ocupado con cosas de la universidad, luego comenzaste a trabajar. — Niega y abro la boca ofendida. — ¡Cada año te pedía que vinieras conmigo!

—Es que no quería hacerlo como tu mejor amigo. Quería hacerlo como lo que somos hoy. — Acaricia mi mejilla con sus nudillos y me besa.

Desde ese veintiséis de diciembre hasta hoy solo hemos tenido relaciones una vez dos o tres veces. Me ha dado todo el tiempo que he necesitado sin protestar, incluso quiso acompañarme a mis terapias con Jade pues esto es otra parte de mi recuperación y obvio es un enorme paso para mí.

Adriano me ha dicho que es como cuando Marcus aprendía a caminar, pasito a pasito para luego poder correr. No me ha dejado caer en cada paso que he dado sola y tampoco en nuestra relación. Hemos ido pasito a pasito, tomados de la mano para no caernos, pero luego vamos a poder correr.

—No te imaginas lo mucho que te amo. — Acaricio su nariz con la mía y me abraza con más fuerza.

Acompañamos a Marcus a dormir y yo me derrito cada vez que le dice papá a Adriano o cuando le regresa el beso. Yo jamás hubiera estado con alguien que no quisiera a mi bebé y no solo lo quiere, lo ama como yo. Es su papá.

—Descansa bebé. — Me da otro beso quitándome el cabello del rostro.

Solo estábamos esperando a que se quedara dormido para poder salir a cenar. Estamos en casa de mi abuelo Yakov así que no tenemos problema con quien va a cuidarlo. Jamás lo dejaría con alguien desconocido.

—Feliz medio aniversario. — Suelto una carcajada, pero una llena de amor.

Estamos en un hermoso restaurante con una vista aún más hermosa a la Plaza Roja, me sigue encantando estar aquí, pero amo aún más al hombre que está sentado frente a mi mientras se roba la comida de mi plato — como siempre — y cada vez que lo hace recuerdo cuando éramos novios a los catorce años y las primeras peleas que fueron por esto.

—¿Cómo se llama esto? — Es la cuarta vez que le digo como se llama el plato solo porque le gusta cómo se escucha.

—Kotleta po-kievski. — Sonríe. Básicamente es pechuga de pollo rellena de mantequilla de ajo, pero tiene un sabor muy distinto.

— No pensé que esto supiera tan diferente. — Se refiere a la ternera stroganoff que pedí.

—Te lo dije como diez veces antes de que pidiéramos. — Me hace una mueca.

—Quería algo que se escuchara raro. — Suelto una carcajada.

Continuamos cenando y bebiendo vino tranquilamente mientras pide otro plato de kotlety que son unas mini albóndigas deliciosas y como las ha pedido dos veces es obvio que le encantaron. Adriano tiene un apetito enorme, siempre tiene hambre y come demasiado. De postre pedimos el famoso pastel de miel y está de acuerdo conmigo en que es delicioso, así que ya tenemos nuestro postre favorito de Rusia.

AITANA. (Imperio #2)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ