IMPERIO 61.

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Hoy es doce de julio. Mis tres semanas de vacaciones terminaron. Pasamos una semana en Moscú, una más en Suiza y la última en el parque de Disney favorito de nuestros hijos: Orlando.

Mi bebé — no tan bebé — tiene novia. Adriano me hizo entender que no me iba a servir de nada que me opusiera pues de todos modos lo iba a hacer, pero a nuestras espaldas. La verdad no quería que mi hijo me ocultará nada y tuve que aceptar. Aubrey no es tan mala como pensé y aunque odio aceptarlo esa niña me cae bien.

Marcus la invitó a venir al viaje con nosotros, pero sus papás no estuvieron muy de acuerdo en que su hija de quince años saliera de viaje fuera del país con quien es su novio desde hace cuatro meses. Eso me gustó mucho ya que habla bien de su familia y eso hizo que me cayera aún mejor.

Su mamá se llama Eunice y dio las razones por las que no estaba de acuerdo, ella fue mamá a los dieciocho años así que no hizo mala cara cuando me conoció y la verdad es que nos hemos llevado bastante bien.

— Que tengas buen día mami. Te amo. — Ian aún tiene la voz adormilada y me da un beso en la mejilla.

— Te amo bebé. — No me gusta despertarlo, pero le gusta que me despida de él. — Sigue durmiendo mi amor.

Dudo que se despierte del todo. Creó que solo abre los ojos y me dice lo mismo de siempre de manera automática.

Marcus ni de broma se despierta solo le doy un beso en la frente y lo dejo seguir durmiendo. Cuando debe despertarse temprano lo hace sin ningún problema, pero como ahora esta de vacaciones no hay poder humano que lo despierte hasta mediodía.

Nuestra princesa ya tiene diez meses. Quisiera que dejará de crecer. Pero ya comprobé dos veces que eso no va a dejar de suceder. Esta vez lo compruebo por tercera vez.

Bella es una preciosa y gordita bebé que se ha robado el corazón de toda la familia. Es la princesa de su padre y hermanos. Con su llegada dejé de ser la única mujer rodeada de tres hombrecitos que amo con toda mi alma.

— Me siento como tu hija cuando me llevas al hospital. — Me da un beso en la frente.

— Me gusta hacerlo gordita y lo sabes. — Rodeo su cuello con mis brazos para que me dé un beso y no duda en hacerlo.

— Te amo mi amor. — Susurro contra sus labios.

— Y yo a ti gordita. — Vuelvo a besarlo olvidándome que tengo que ir al hospital. — Vas... a.... llegar... tarde... — Me dice entre beso y beso.

— Ya... lo... sé... — Pero ninguno se detiene. — Por el cambio de horario me quedé dormida. No pasa nada. — Se ríe, pero me lleva a la cama.

Algunas veces me doy el lujo de llegar unos minutos tarde. No hay nada mejor que hacer el amor con Adriano justo antes de irme al hospital. Aunque también me encanta justo al despertar, antes de dormir. En resumen, siempre me encanta.

— Me llamas cuando tenga que venir por ti. — Le doy otro suave beso.

— Me puedo ir en taxi. — Me mira con burla.

— Sabes que eso no va a pasar gordita. Me llamas.

— Siempre mi amor. Te amo.

— Y yo a ti gordita. Que tengas un buen día.

Siempre me cuesta despedirme de ellos. Adriano cada vez que me trae se queda hasta que cruzo las puertas del hospital. Realmente no es muy tarde cuando ya tengo mi uniforme y bata puesta. Mis anillos tanto de compromiso como de boda los llevo en el uniforme como un pin ya que no los puedo traer en el anular. Aun así, no me gusta salir sin ellos. Son importantes para mí.

AITANA. (Imperio #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora