32. Juego de besos y fuego

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Su cuerpo se había recuperado después de varios días postrada en la cama

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Su cuerpo se había recuperado después de varios días postrada en la cama. Al parecer, la ausencia de Blood estaba alentando a que la parte demoniaca rugiera de hambre y solicitase a gritos un cambio de dieta. Era consciente, aunque no quisiese admitirlo en voz alta, que tarde o temprano iba a verse en la situación de tomar un alma. Del mismo modo que Simon comía corazones.

En algún momento, más pronto que tarde, tendría que elegir un alma y devorarla para seguir viva.

Sin duda, las cosas no habían dejado de complicarse desde que Blood había conseguido su ansiada libertad. Holy seguía en Sevilla, no sabía nada de ella. Solo Jina pudo calmar su curiosidad cuando admitió haberse encontrado con ella en su viaje a Andalucía, pero no dijo mucho más. Al menos, seguía viva. Por otra parte, los exámenes se habían realizado hacía varios días y todos esperaban las notas para poderse ir de vacaciones. Renata había accedido a que los hiciese en otro momento debido a su "extraña enfermedad" que la tenía en cama. No había forma de explicar cómo habían aparecido dos bebes del día a la noche, así que Ana y Dante no salían del castillo.

Era una medida provisional...

Definitivamente, era cuestión de tiempo de que todo explotase. Santa Cruz no iba a resistir más, solo bastaba con una orden de Alastor para que entraran al castillo y les acribillaran por todos los flancos. Debían buscar un nuevo escondite, al menos hasta que supiera controlar su nuevo yo y pudiera asegurar el bienestar de sus hijos. Pero, ¿dónde?

Verónica suspiró con resignación mientras se estiraba en la cama, buscando con la palma de su mano el pecho descubierto de Simon. Para su sorpresa, no lo halló. Estaba sola en el colchón.

Andaba cerca, lo sentía gracias a la serpiente de su muñeca.

Acarició las líneas del fascinante tatuaje, que la recordaban a las escamas de Simon cuando tomaba la forma de su alter ego, Laxus, al que había llegado a odiar al temer desvincularse de su verdadero yo. Lo que no entendía el muy idiota es que ambos eran el mismo corazón latente que había cuidado de ella con sus buenas jugadas y catastróficos errores, los cuales le había perdonado con el tiempo.

Serpiente idiota.

Ocultó su desnudez con la primera prenda que pilló en el armario y siguió el camino que la separaba de su otra mitad, porque Simon Mankrof era su compañero en la vida y en la muerte.

Es mejor para su ego que no lo diga en voz alta, que no lo sepa de mí.

Dante estaba plácidamente dormido en la cuna, pero no había rastro de Ana a su lado. Supuso que se encontraba con su padre, así que emprendió el paso y salió de la habitación. Bien sabía que Hach no dejaría solo a ninguno de los niños mientras estuviese atado a su alma, era la mejor niñera de todas. Incluso más que Cronos, quién portaba el título oficial para el resto de pilares.

Las cadenas del ángel (Saga Scarlet #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora