Segundo libro de la saga Scarlet.
Sinopsis dentro.
No leer si no has leído el primer libro: "Las reinas del Infierno".
¡OJO! Scarlet #2
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Obra registrada en Safe Crative.
Portada rea...
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Escuchó la voz de Miguel, lejana y distante.
―Ahora voy a entrar en tu mente y quiero que me detengas.
La oscuridad cubría su interior. Y si no supiera por buenas fuentes que tenía una parte "angelical", celestial en su interior, sería incapaz de creerlo después de ver lo que anidaba dentro de sus altas murallas.
Su mente había escogido un espejo para mostrarla aquello que aguardaba tras las múltiples capas de magia. El demonio estaba esperando el momento oportuno para romper su autocontrol, el que había aprendido a mantener gracias a las lecciones de Miguel, y así convertirla en el gran peligro del que todos hablaban a sus espaldas. Necesitaba conocer su poder celestial para poder apaciguar a la bestia detrás del cristal, protegiendo a los suyos de sí misma y de lo que podría convertirse.
―Hazlo.
No estaba segura de que fuera capaz de bloquear su poder, pero tenía que intentarlo.
Un tirón en la oscuridad hizo que el espejo se tambaleara frente a ella, como si lo que tuviera encerrado reaccionara ante la presencia de otra magia ajena, desconocida, que intentaba entrar a su territorio. Ese detalle hizo sonreír a Verónica, especialmente cuando notó una mancha escarlata en el cristal, revolviéndose inquieta.
Esto era lo que había detrás de ti, Blood. Lo que ocultabas en el pozo debajo de todos tus juegos...
Tenía que echar a Miguel de su cabeza sin provocar ese poder, tan inestable como poderoso. Sin embargo, otro golpe a las puertas de su mente la hizo girarse en busca de la figura del arcángel, o de su propia magia, escarbando en las laminas de pensamientos que aguardaban a una fuerza mucho mayor. Miguel estaba llamando al timbre, de alguna forma, advirtiéndola de lo que iba a venir a continuación. Un detalle que no la pasó desapercibido y se preparó para ello.
No puedo dejar que entre.
Un fuerte dolor atacó su cabeza haciéndola gritar, y no precisamente de la sorpresa. Sus manos se aferraron a la cascada escarlata que coronaba su cuerpo, la representación de este en aquella negrura, mientras intentaba con todas sus fuerzas adaptarse. Era insoportable, peor que la marca cuando esta cobraba vida sobre su piel. Era como si un taladro perforara su cráneo... Tan horrible que juraría haber comenzado a llorar.
―No...
El dolor no cesaba, como tampoco los intentos de la criatura del espejo por liberarse.
―¡He dicho que no!
La oscuridad pasó a cubrir el suelo con su grito, respondiendo a su llamado. Y por un momento pensó que vería luz emanando de alguna parte, hasta que recordó que la magia celestial no era pura ni tenía porque ser blanca. Solo mantente firme, se dijo. Céntrate, ahora o nunca. Miguel pararía antes de romper el límite, pero otros tantos no serían tan misericordiosos con ella y la destruirían desde dentro hasta que no quedara nada de ella. Tenía que fortalecerse, cubrirse con muros más fuertes, y protegerse. Si lo conseguía, además de asegurar su vida, encerraría al verdadero monstruo en una prisión similar a la que Blood había creado. Ese monstruo no era más que la peor versión de si misma, un camino que esperaba nunca tomar.
