13. Sangre negra

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"Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo."

George Santayana



La puerta de la clase estaba cerrada, y por un momento, esperaba que siguiese así por la siguiente hora

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La puerta de la clase estaba cerrada, y por un momento, esperaba que siguiese así por la siguiente hora. No quería volver a la rutina después de todo lo que había pasado. Era incapaz, en verdad, de hacer a un lado todos los recuerdos que habían sido liberados. James se había ocupado de ocultar la muerte de Jupia, de borrarla, de las memorias de todos y cada uno de los miembros de Santa Cruz. Pero, muy dentro de ella, sabía que en su caso y algún otro esas imágenes habían sido difuminadas. Nunca se destruyeron. Ahora que las había recuperado, realmente, no sabía qué hacer.

En el aula, mientras Renata explicaba un ejercicio de álgebra, sus compañeros bostezaban y se entretenían mirando por la ventana o garabateando en sus cuadernos. Ninguno de los que llevaba a ver a través del cristal estaba atendiendo. Tampoco es que las matemáticas fuese algo atractivo. Entendía sus comportamientos, simpatizaba con ellos. No por nada había necesitado varias tutorías con Verónica para poder aprobar los exámenes del año pasado, sacando finalmente un aprobado raspado. Un suficiente que celebró como si se tratase de un sobresaliente.

Estaba más que claro que las matemáticas no eran lo suyo. Si el destino le condecía un futuro esperaba no volver a encontrar problemas de algoritmos ni cuestiones geométricas que hoy día seguían siendo su punto débil.

Aunque, para hablar de futuro, primero debía mantenerse viva y no morir en el juego de Blood.

No era nadie en comparación de muchos nombres que formaban la lista de defunciones. Tan solo se servía de la ayuda de sus amigos, y de Cronos, quién había aceptado a cambio de parte de su alma. No tenía poder, tampoco fuerza de voluntad. Estaba atrapada en una bifurcación con miles de caminos a elegir. Indecisa, asustada y dolida. ¿Cuántas muertes más se necesitaban para que todo acabase? Blood era Blood. Y por ende, temía que algún día se presentase frente a ella con algo más que palabras.

—¿Holy? —La voz de Renata la sacó de sus pensamientos. Y vio, al levantar la mirada, que la puerta había sido abierta—. ¿Estás bien?

Renata no era la misma desde que Sofía había muerto. Aun así, no podía olvidar lo que había hecho en el pasado. Jupia había ido al castillo por su culpa. Daba igual Luis y su violación, lo que verdaderamente importaba era cómo y dónde había ido a parar el alma de la persona que más quería por culpa de una mente cerrada.

—Sí, sí. Estoy bien —respondió entre murmullos. Estaba cansada y quería seguir durmiendo—. Tan solo pensaba el tiempo que pasó desde que fui a mi última clase.

—Ya es hora de que te reincorpores a los demás. Te daré tutorías si las necesitas.

Holy asintió con la cabeza.

Las cadenas del ángel (Saga Scarlet #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora