15. Mi vida, mi muerte

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"La calidad de una decisión es como la embestida oportuna de un halcón que le permite golpear y destruir a su víctima."

Sun Tzu


Los alumnos de Santa Cruz se habían reunido entorno al despacho de Renata cuando el inesperado visitante cerró la puerta tras de él

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Los alumnos de Santa Cruz se habían reunido entorno al despacho de Renata cuando el inesperado visitante cerró la puerta tras de él. Nadie lo conocía, excepto Holy. El intercambio de palabras era tan escaso como los momentos en los que Renata y Verónica habían estado de acuerdo en algo. Podía conocerle del pasado, más su expresión dejaba a la vista la opinión que tenía de él. Nadie, ni la propia Allison, recordaba haber visto a Holy tan seria.

Ángel y Allison se miraron entre sí cuando el dúo entró al despacho, y los pasillos se convirtieron en un cementerio donde sólo los gemidos de los fantasmas opacaban al silencio.

Desde que Verónica había llegado todo eran problemas. Holy era muestra de ello. ¿Dónde estaba la chica callada, sumisa, que recordaban? Sí, podía vivir a la sombra de aquel monstruo escarlata que había aterrizado en Santa Cruz el año pasado. Pero la sombra estaba tomando fuerza a medida que pasaba. Poco a poco, a su propio paso. Holy no era la misma. Allison lo había comprobado en las escaleras, y Ángel lo veía ahora.

—¿Qué está pasando? —dijo una chica.

Allison miró a su alrededor, y vio que no era la única extrañada. Con Sofía fuera de juego, el caos habitual de Sants Cruz se había vuelto mucho más extraño de lo que estaban acostumbrados. Renata y Verónica se juntaban cada vez más, y había quienes aseguraban haberlas visto hablar sin gritarse o maldecirse mutuamente. Holy, en cambio, estaba más distante que nunca. No había aparecido durante días después de que el nuevo director diese a conocer el trágico destino de la mujer más amada entre el alumnado. Algunos supusieron que se había encerrado en el castillo y que finalmente el monstruo del castillo había tomado su vida. Otros pensaron que Verónica la había comprado un billete a Sevilla y había vuelto a casa. Pero descartaron esa posibilidad al recordar que Holy era la única Parmen que quedaba con vida. Ya no tenía familia en Sevilla, tan sólo vagos recuerdos de lo que una vez tuvo.

—¿Quién es ese hombre? —preguntó alguien.

Allison dio varias palmadas y advirtió de la presencia de Sonia al final del grupo.

—Será mejor que volvamos a la rutina, ¿no? —dijo medio gritando. La gente se negó en un principio, pero en cuanto Sonia intervino acataron las órdenes y se replegaron—. No podemos quedarnos aquí, Ángel.

El muchacho asintió con la cabeza y miró por última vez la puerta del despacho, recordando la mirada de Holy cuando volteó hacia ellos antes de que Caris cerrase la puerta. Esos ojos mostraban más que una aparente seguridad.

—¿No hay nada que podamos hacer? —la preguntó.

—Sé que no soy quién para preocuparme por ella, pero anhelo aquellos tiempos. Quiero volver a ser su amiga —admitió—. Sé que Verónica la conducirá por un camino sin retorno, y quiero evitar eso.

Las cadenas del ángel (Saga Scarlet #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora