CAPITULO 1 - MONICA

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Monica

Constantin

Cabalgó con la lluvia golpeándome la cara, aprieto las riendas fuertemente incitando al caballo para que vaya más rápido. La tormenta está desatada y esto no trae consigo nada bueno, tanto temi por este momento y tuve la mala suerte de estar en este punto ahora que estoy lejos para hacer algo.

La sangre se va limpiando con el agua en mis manos y maldigo tener que seguir aguantándolo con sus jugarretas que solo ponen en riesgo mi apellido y a nuestra gente. Por ahora he logrado controlarlo pero es cuestión de poco tiempo para que esa mina explote y por eso me estoy preparando.

Atravieso mis fronteras en Valquia y la incertidumbre de mi compañera me abarca, su sufrimiento es como hierro marcándome la piel y su desesperación me tritura el corazón. Los guardias al verme acercarme abren las puertas por las qué pasó a toda velocidad hasta el castillo. Fluvia la consejera de la familia ya está en las puertas esperándome, su cara es de preocupación pero se mantiene al margen.

Salto del caballo y arrojo mis armas al suelo subiendo las escaleras afanado, mi ansiedad se eleva y no puedo soportarlo más.

—¿Como está? —preguntó caminando con ella detrás.

—Lleva dos días tratando de dar a luz —me sigue por el salón —no deja de preguntar por ti y eso lo ha empeorado todo, ya que insiste en verte— me tiemblan las manos— Constantin... se está desangrando.

Camino con prisa desesperado por ir al encuentro de Fallon que está dando a luz a nuestro bebé. El parto se adelantó y aún es muy pronto para que nazca. Sentí su mensaje ayer y desde ese entonces no he parado de cabalgar de regreso.

Me culpo de todo esto, sabíamos que iba a ser difícil y yo tenía que estar aquí, le he fallado a mi compañera. Sus gritos me desgarran el alma y corro abriendo las puertas donde cambian sábanas llenas de sangre y ella yace acostada pujando.

—Constantin —me mira con alivio y me arrodillo ante ella besando su frente.

Mi bella mujer llora y su dolor lo comparte conmigo, esta sudando mientras su cuerpo se prepara para dar a luz.

—Perdóname  —me disculpo llenándola de besos— lamento llegar así.

Su frente brilla al igual que su cabello que se le pega a la piel.

—Estas aquí —toma mi rostro entre sus manos hablando con alivio— en verdad llegaste.

—Cruzaría el maldito continente antes de dejarte sola en esto —me pongo de pie sentándome a su lado.

Su cuerpo se ablanda casi delirando y yo me coloco detrás de ella, La partera le pide que puje pero Fallon está muy debil, lleva dos días así tratando de conseguir que el bebé salga. Estos nacimientos son los más difíciles y cuando una hembra está en gestación, su poder y fuerza disminuye.

Ella le ha dado todo a nuestro hijo para que creciera seguro, los riegos de concebirlo eran muy altos pero no pudimos dejar de intentarlo a pesar que que pudiéramos fallar. El olor de la sangre inunda mis fosas nasales y la partera me mira sin esperanza en los ojos.

—Tiene que pujar o no podrá salir —le dice— vamos, inténtelo una vez más mi lady.

—Puedes hacerlo —la aliento dejando que tome mi mano— ¡Tú no eres débil! dijiste que íbamos a poder y te estas rindiendo Fallon.

—Duele... —lloriquea desesperada.

Se coloca en posición abriendo más las piernas y tengo que cerrar los ojos con el crujir de sus huesos pélvicos abrirse.

DINASTÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora