CAPITULO 22 - REALIDAD

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Realidad

Ciara

Una vez mi padre me dijo, que las mujeres tenemos más amor para dar que un hombre. Es por ello que me protegía el corazón obstinado, mantenía lejos a los hombres que él sabía no serían dignos de mi. Me enseño a dárselo a alguno que lo mereciera con méritos y se lo ganará con acciones.

Creo que termine fallando a su recuerdo y enseñanza, porque me he enamorado de un hombre que es todo lo contrario a lo que yo soñaba, sin embargo no puedo mantenerme lejos, yo lo quiero a pesar de su actitud que me hiere.

Han pasado dos días desde aquella fiesta y el descarado no ha tenido la dicha de pasarse por aquí. Mis ojos me duelen porque he derramado tantas lágrimas y lo he esperado despierta.

Gabriel no me dice nada y asegura que tuvo contratiempos en su trabajo, pero yo no le creo. Hoy por fin retomé el mío y voy de regreso a la casa vacía en la que vivo temporalmente.

Introduzco el código de seguridad y después giro el pomo adentrándome. Las luces están siempre apagadas manteniendo la estancia oscura y al prender la lámpara me sorprendo al ver a Antonio recostado en el sofá, está tan absorto en sus pensamientos que ni siquiera se inmuta con mi llegada. Afuera está lloviendo y contempla el clima, pero lo que más me contagia su calma; es la manera en qué pasa sus dedos por los labios.

Los acaricia con premura en un movimiento involuntario que refleja lo que piensa. Cierra los ojos por un momento respirando hondo y mi deseo toma más fuerzas.

Para nosotros los vampiros, no hay nada más intimo que tu pareja beba de ti y tu de ella. Es una acción que solo tiene significado cuando quieres a esa persona. Se dice que alcanzas niveles de placer inimaginables y ambos corazones se conectan latiendo al mismo tiempo. Un lazo es la recompensa.

He escuchado tantas leyendas sobre eso, que no se si en verdad exista. Mi padre me dijo que alguna vez lo vio y fue en los padres de Antonio. Quiero imaginar que su amor sobrepasaba las barreas, porque se rumorea que ambos se vuelven uno solo. Sienten lo que sea que experimente el otro. Dolor, angustia, tristeza, hambre y entre muchas cosas más. No importa cuán lejos estés de tu alma gemela, la vas a sentir cerca de ti, en el fondo para toda la eternidad.

Sería hermoso que yo tuviera algo así con el, pero ni siquiera mi sangre ha deseado o pedido. Cuando estuve con varios machos, jamás deje que ninguno tomara mi sangre, como ya dije antes. Es algo tan especial como la primera vez y hay noches en la que sueño que Antonio viene a mi y se la doy. La piel se me eriza con solo imaginarlo.

—¿Donde estabas? —rompo su silencio y sus pupilas antes dilatadas, se achican volviendo en si.

El baja su mano reposándola en su abdomen y estira los pies respirando ruidosamente.

—No estoy para interrogatorios —contesta sin mirarme— yo siempre estoy ocupado.

Me acerco dejando mi bolso en el sofá.

—Yo solo pensé que...

—¿Que?.

Tengo las palabras en la punta de mi lengua, pero me da miedo soltarlas porque yo se que me voy a sentir peor si son verdad. Mejor prefiero que el solo me lo diga.

DINASTÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora