CAPITULO 31 - EL CARIBE

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Parte 1.

Monica

Cuando llega el momento de las revelaciones, las verdades te caen como un golpe contundente que te tambalea y derriba.

Unas más cizañeras que otras, pero al final todas impactan de la misma manera, creo que a veces nada puede sentirse mejor que vivir engañado si la realidad sienta peor. Incluso hasta lo negativo puede trasmitir paz y sean problemas menores que siempre voy a pensar lo mismo.

Todos somos ciegos, pistas e indicios siempre ha habido para todo, que no sepamos verlas es distinto. También dicen que cada quien se engaña a su manera y es que admito que últimamente me he hecho una persona que trata de ignorar lo que no debe. Estoy cansada, por dentro estoy tan exhausta y no hayo manera de levantarme a veces por las mañanas, aunque no haya cerrado los ojos en ningún momento.

Es increíble lo mucho que pueden afectarte los problemas de aquellos que más quieres y dependes de esa necesidad porque estén bien. Jeyssel solo tenía los suspiros contados y cada vez lo tenía más lejos de poder aferrarlo a este plano.

Cuando accedió a la solución que le cambiaría la vida, supe que un así no sería suficiente. Nadie me lo dijo, yo sola lo deduje y que difícil fue tomar la siguiente opción. Aunque Jeyssel hubiera sido mordido, no habría despertado siendo un E común, simplemente no lo habría hecho por que moriría en el proceso.

Su cuerpo estaba débil, no soportaba más. Su sangre tampoco y para hacerlo, necesitaba forzosamente la mía. Sí, supe lo que implicaba y lo que conseguiría a cambio, pero no me importo y si me lo preguntan, lo haría de nuevo sin dudar.

Mis manos se mueven por las pilas de libros que hojeo una y otra vez sin encontrar lo que busco o tan siquiera algo que pueda servirme lo suficiente, pero solo hay verdades a medias. Por un momento siento que soy una completa ignorante sobre esto y talvez no solo lo sienta y en verdad sea así.

Si tu sentaras a hablarle de esto a una persona común, te llamaría demente u enferma, pero la verdad es otra y tal y como yo, muchos elegirían engañarse, pero también hay otros que saben tanto y callan porque están conscientes del riesgo que implica saber de más. Los vampiros tienden a subestimar demasiado a los humanos, incluso a los de su misma especie que yacen debajo de sus pies y si algo que me enseño mi padre es que son los más peligrosos porque nadie de arriba se toma la molestia de voltearlos a ver y mucho menos se preocupan por lo que puedan guardar.

—No vas a encontrar nada allí Monica —Fluvia eleva la voz— no más de lo que yo puedo proporcionarte.

Termino empujando un jarrón accidentalmente y este se hace trizas en el suelo.

—Carajo —me llevo las manos a la cara donde me la froto estresada.

—A este paso no vas a lograr nada —insiste— ¡pregúntamelo joder!

—¡¿Exactamente qué es lo que quieres que te pregunte?! —me exaspero, ha dicho lo mismo una y otra vez y al final de cuentas no se explica.

Sus labios se abren y luego vuelven a cerrarse duramente. Mueve las manos tensionando los dedos y bufa enojada.

—Necesito que me lo preguntes —insiste tranquilizándose.

—No tengo tiempo para acertijos Fluvia —dejo mi desorden caminando hacia la puerta— basta.

—¡Okey! Ya entendí, no te estoy ayudando mucho, pero debes de entender que...

—No, ¿sabes qué? A la mierda —levanto las manos— Antonio esta chiflado y seguro lo dijo solo para desestabilizarme. Puedo apostar a que no tiene idea de lo que dice.

DINASTÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora