CAPITULO 52

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La sangre persigue y el apellido mata.

Pt.1

Antonio

El metal de la mesa es frío, completamente desnudo para sostener algo que no merece esa simpleza. Las ventanas abiertas ventilan la brisa de ese largo invierno que por primera vez puedo sentirlo calarme los huesos, introducirse en mi médula para hacerme sentir algo, una sensación después creerme incapaz de conocer otra cosa que no fuera vacío.

Mi pecho se mantiene constante a comparación del suyo que parece jamás haber dado un suspiro. La tela de su traje no tiene ninguna sola arruga y el azul navy de su vestimenta siempre evocará su nombre y su recuerdo en donde sea que lo vea, porque a comparación de mi, siempre fue su color favorito y yo era el negro que lo contrastaba.

Me quito el pañuelo rojo de mi saco oscuro y se lo coloco a él. Parece completamente dormido y en paz, no hay en su rostro más que descanso, pero me descontrola internamente tanto silencio. Madre no quiere decirle adiós y se niega a sepultar su cuerpo sumándolo a los sarcófagos de nuestro linaje que yacen en descanso bajo el aquelarre.

Peino su cabello y acomodo el anillo gemelo al mío que nuestro padre nos obsequió. Incluso su moño luce perfectamente hecho. Verlo es verme a mi mismo, Aron era mi reflejo en apariencia, porque internamente mi llama era destructiva esperando a ser liberada y arrasar con todo a su paso, pero la suya era cálida y abrazadora. No teníamos comparación.

Me acuesto a su lado en la fría mesa y sostengo su mano, incluso ladeó su cabeza y cierro los ojos brindándole un cálido afecto en este frío invierno. Pasan largos minutos y vuelvo a abrir los ojos despidiéndome, él no va abrirlos nunca mas.

—Tu trăiești pace pentru mine, eu voi trăi agonie pentru tine.

«Tu vive la paz por mi, yo vivire la agonia por ti»

Al levantarme como siempre sucede en este recurrente sueño, siento una fuerza detener mi mano. Al bajar la mirada, la mano de Aron se cierra sobre mis dedos y mi respiración se acelera al sentirlo, un escalofrío me hiela el cuerpo y sus ojos, se abren repentinamente.

En el momento en que ellos me impactan, un sentimiento similar al miedo me detiene la circulación y comienzo a hiperventilar contemplando su mirada gélida, ese color rojo de sus iris se intensifica y me provoca una inquietud de la que solo quiero escapar. Volviendo la pesadilla más agónica.

«ha abierto los ojos, me está mirando y su mano no me deja escapar»

*

Rellenan mi copa de champán y en automático me la llevo a los labios evocando ese sueño como lo he hecho desde que desperté esta mañana. Por años fue lo mismo, hasta ahora y la sensación de esa pesadilla no me deja en paz, no me permite olvidarla aunque solo haya sido un mal sueño.

—¿Algún tipo de corte de su preferencia que desee ver en específico por esta ocasión? —la voz del vendedor me logra distraer.

—Doble abertura y simple.

Con su asistente coloca los modelos de trajes frente a mis ojos y selecciono cuáles si y los que no me gustan. Estoy en Ralph Laurent con Gabriel, el está más ocupado viendo aquellos modelos que rechace queriendo que dé alguna manera cambie de opinión y también se prueba algunos abrigos ostentosos. Tengo unos asuntos que requieren compromiso con mi vestimenta.

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⏰ Última actualización: Apr 26 ⏰

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